Diego El Cigala, uno de los cantaores que mejor ha sabido conjugar el respeto a las raíces del flamenco con la fusión de otras culturas, recuerda cómo el pianista cubano Bebo Valdés y él se dejaron “el alma” en el disco Lágrimas negras, uno de los más importantes de la música latina.
Este disco trascendental, del que se han vendido más de un millón de copias en todo el mundo, debe su éxito al “amor, profesionalidad y trabajo” que pusieron durante su creación, según El Cigala, y dejó para la posteridad grabaciones de canciones como “Corazón loco”, “Se me olvidó que te olvidé” o “Vete de mí”.
El cantaor, nacido en Madrid en 1968, afirma que Valdés, que falleció en 2013 con 94 años, sentiría una enorme alegría por compartir una noche con un público tan joven como el que escuchará las canciones de este disco en un concierto mañana en el festival de música alternativa Sonorama Ribera al norte de España.
Para esta ocasión tan especial, El Cigala estará acompañado del pianista español Jaime Calabuch y de la que, según asegura, es la mejor orquesta de salsa del mundo, la Cali Big Band de Colombia.
“Llevaremos una propuesta rompedora en la que alternaremos los boleros más emblemáticos de Lágrimas Negras con algunos de nuestros temas más recientes de nuestro último trabajo, Indestructible“, explica El Cigala.
Preguntado por el presente y el futuro del flamenco, El Cigala asevera que, en su caso, siempre ha tratado de estudiar muy bien las raíces y hacer todo con profesionalidad y respeto.
“Transgredir no es malo, pero siempre que se haga con respeto y profesionalidad, lo que significa que hay que bucear en la base, beber de los que han hecho que este género sea hoy lo que es”, argumenta.
Y menciona a genios como Caracol, La Perla de Cádiz, Sabicas, Paco de Lucía o Camarón, que son los que dejaron ese “gran legado” del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Recuerda que él dedica mucho tiempo a estudiar las culturas con las que se va a fusionar, como ocurrió con Cigala y Tango y recientemente con Indestructible.
En este último caso, apunta, recibió el beneplácito de los grandes maestros de la salsa que tanto disfrutaron en la grabación de este trabajo.
Y sentencia: “El flamenco es un arte que se nutre del pueblo y de sus vivencias y eso no entiende de geografía o de razas. Yo lo único que pido es respeto por un arte que es único en el mundo”.
EFE / OnCuba