Cuba… ¿una plaza fuerte del Metal?

¿Quién diría que Cuba, un país mundialmente conocido por clichés tropicales como tierra de sol, salsa y mulatas, podría convertirse en una plaza fuerte del Metal? Pues el francés David Chapet no solo lo dice, sino que lo argumenta…

Según el promotor musical galo, la culpa parece ser del Brutal Fest, el festival que creó hace cuatro años, con el apoyo de la Agencia Cubana de Rock, para estremecer los baffles con la música de las bandas metaleras más duras. Y fue tanta la aceptación, que los organizadores han tenido que hacer una edición invernal y otra de verano.

Con la versión estival casi al doblar de la esquina, Chapet habló con OnCuba sobre el peculiar gusto de los cubanos por las vertientes más estridentes del rock. Valga aclarar que aquí existe también un festival dedicado al rock extremo, y muchas agrupaciones “de provincia” apuestan por el death y el black, con coros ininteligibles.

A inicios de los años 1990 proliferaron grupos que abrazaron el rock alternativo, con influencias incluso del country. Algunos hacían rock progresivo, pero la mayoría metía caña y sacudía las melenas en lugares como el Patio de María o el campismo Ganuza, sede del primer festival Ciudad Metal, allá por 1990.

El siglo XXI comenzó con mucho nu-metal, sobre todo en La Habana, algo de punk irreverente y mucho de fusión. Sin embargo, los friki-saurios nunca se extinguieron, pese a los cambios bruscos en el clima musical, y ahora han encontrado un reducto en el Brutal Fest, cuyo éxito prueba que Cuba, después de todo, también es rock ‘n roll.

¿Por qué gusta tanto en Cuba el rock pesado?

Las tendencias más extremas llegan directo al cuerpo, al cerebro y al corazón, y responden a una necesidad de percibir, recibir o expresar sentimientos. En un mundo cada vez más revuelto, marcado por guerras, opresión, miseria, destrucción, abusos, donde la brecha entre los poderosos y los pueblos es cada día más abismal, este tipo de música nos ayuda a canalizar nuestros disgustos, asco, rebeldía, rechazo, reivindicaciones. O sea, es una música violenta en un mundo violento: a condiciones extremas, respuestas extremas, pero artísticas, musicales.

Los “frikis”, tanto en Cuba como en el resto del mundo, preferimos canalizar nuestra violencia a través del arte, no quemando carros en las calles o destruyendo bienes públicos. Somos hijos de los Hippies y del Punk, somos pacifistas e activistas, usamos y consumimos la música para vivir un poco mejor en el mundo que nos rodea.

¿Cómo se comporta esa preferencia en Cuba?

Desde el punto de vista geográfico, en Cuba las plazas fuertes se concentran en La Habana, Holguín, Santa Clara y Camagüey. En particular, Holguín y Santa Clara tienen promotores e instituciones culturales que apoyan al rock en su gran diversidad, pero no creo que los holguineros sean más “extremos” que los avileños, por ejemplo, es solo que los encargados de difundir la cultura también han dado un espacio al rock, de ahí que tengan un público más amplio, conocedor y exigente.

¿Qué opinión tienes de la salud actual del movimiento rockero en Cuba, sobre todo tras el cambio de dirección en la Agencia Cubana de Rock?

Ese cambio era más que necesario y todos, promotores, músicos y público, estamos satisfechos con la nueva dirección de la Agencia, que comparte nuestras aspiraciones. Ahora somos uno, ahora no existen imposiciones ni factores destructivos. Con el mando anterior, el movimiento estaba condenado a desaparecer a corto plazo, por suerte se le hizo frente de manera inteligente y constructiva, con argumentos sólidos y firmes.

Actualmente, el movimiento rockero consta de muchas bandas en todo el país, se siguen realizando buenos festivales como el Metal HG (Holguín), el Ciudad Metal (Santa Clara), el Atenas Rock (Matanzas) y las Rockmerías, dentro de Las Romerías de Mayo. Aún son editados fanzines, webzines y boletines electrónicos, no tantos como quisiéramos, pero no han desaparecidos. Y claro, nuestro Brutal Fest, el único Festival de Metal en Cuba con carácter internacional e itinerante.

Creo que el Brutal Fest era necesario, pues gracias a las bandas que nos visitan, los músicos cubanos pueden intercambiar, aprender y estudiar sobre las nuevas tendencias y sonoridades del metal extremo que se hace en el mundo. En tal sentido, el Brutal Fest es como un laboratorio para el público y los músicos.

¿Qué impresión deja este festival en las bandas extranjeras que han tocado aquí?

Gracias al Brutal Fest, Cuba se ha posicionado como una plaza importante para el Metal. Bandas de todo el mundo se han comunicado conmigo interesándose en Cuba: desde América Latina hasta la India, de Rusia hasta África del Norte y de toda Europa, ese constante entusiasmo proviene de los comentarios y relatos de los grupos que han actuado aquí. Nunca se imaginaron que encontrarían aquí tanto público y tantas bandas metaleras.

En particular les sorprende el nivel técnico de los músicos cubanos, y se sienten doblemente impresionados cuando conocen las dificultades para formar y mantener una banda: conseguir instrumentos, accesorios, lugares de ensayo y presentación.

Además, aquí encuentran un público dinámico y agradecido que siempre responde cuando el Brutal Fest viaja a provincia. Hasta ahora han venido unas 40 bandas, y muchas consideran su estancia en Cuba como una de las experiencias más fuertes de sus vidas. Y para nosotros también…

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