Lucien Nicolet, conocido como Luciano, ofrecerá un concierto en La Habana el 12 de enero a partir de las 6:00 p.m. Será en el malecón, de modo que pudiera tener semejanzas con el espectáculo que se gastó la banda multicultural de Diplo, que tiene en planes repetir su dosis de EDM a los cubanos, esa que por más de dos horas transformó la Tribuna en una enorme rave (gran fiesta al aire libre).
Si bien no llega a La Habana en medio de un imparable hit a escena global como fue el caso de Major Lazer con Lean On, Luciano sí entrará en la tarde habanera con un título sobre la espalda que lo acredita como uno de los djs chilenos más internacionales y un arquitecto sonoro que no deja títere con cabeza cuando empieza a disparar detrás de las máquinas sus contagiosas mezclas de techno y house, dos géneros que hace décadas dejaron de guardar secretos para este dj de padre chileno y madre suiza.
Luciano ha sido nominado en diez ocasiones para los Dj Awards, un premio que viene a ser para la electrónica como los Oscar para el cine. Ha salido vencedor en la ceremonia en cinco oportunidades lo que obviamente ha disparado su notoriedad en las pistas de baile y en la cautivante oscuridad de las discotecas. Luciano ha paseado su música por los escenarios de medio mudo, entre ellos el paraíso de la electrónica que es Ibiza.
El músico aterrizará en Cuba gracias a la gestión del conocido dj y productor local Iván Lejardi. En el concierto, organizado por el Instituto de la Música, Heineken, la empresa PMM y el Laboratorio de Música Electroacústica, hará un repaso por toda su carrera y atacará con otros temas recién sacados de su laboratorio de minimal techno y house.
Luciano sigue la tradición de la escena más bailable de la música electrónica. Sus shows, variados y minuciosos, están orientados a provocar descargas de adrenalina entre el público y a que todos vivan este género como una aventura que permite a los cuerpos explotar de energía. Se trata de un cóctel explosivo que después de la batalla deja un paisaje lleno de marcas de sudor como si todos hubieran estado juntos durante un día en el calor de una sauna.
Su historia es muy parecida a la de muchos djs que han nacido en el underground y luego la sombra de su reputación ha llegado a la mayoría de los escenarios del planeta. Empezó organizando pequeñas fiestas en Chile para unas pocas personas hasta que el movimiento fue creciendo, expandiéndose, y su nombre fue pasando de boca en boca en el panorama alternativo. De ese modo comenzó a marcar presencia, su fama rompió las fronteras chilenas y se convirtió en embajador de la electrónica de ese país en todo el mundo con un estilo completamente universal.
La escena electrónica cubana era hace algunas décadas una ciudad vacía. Pero de a poco se ha ido construyendo desde adentro por el imparable ímpetu de decenas de DJs y productores. Desde el underground y gracias a festivales como el desaparecido Rotilla, estos empezaron a promover su obra de manera independiente y a reunir en las discotecas a un público que tocaba el altar de una música elaborada a pleno pulmón que salía desde las cabinas y convertía la noche habanera en una “rave” sin fin.
Eran los tiempos en los que DJs y productores como Joyvan Guevara y Eddy GT (hoy radicado en Argentina) se colocaban a la cabeza de un incipiente movimiento que cobró fuerza en los difíciles años 90 y ha llegado hasta el presente con su cuerpo fortalecido, y sus rodillas erguidas debido al empeño de muchos cultores de este género (que en principio no fue tomado en cuenta por las instituciones a pesar de tener como precedentes a figuras como Juan Blanco, pionero de la música electroacústica en América Latina).
La música electrónica cubana desde los años 90 ha crecido también gracias a los diálogos que ha establecido con otras escenas internacionales, sobre todo la alemana. De hecho, es conocida la influencia ejercida sobre varios DJs y productores cubanos las obras de sus colegas teutones que han dado vida a un puñado de los experimentos más imperecederos surgidos en el mundo de la electrónica.
En los últimos tiempos se ha fortalecido esta relación después de un periodo en el que parecía que asistiríamos al nacimiento de un desierto en medio de este panorama en cuanto a la presencia de DJs internacionales en la isla y su relación con el púbico y los creadores locales. Por fortuna, los atisbos que apuntaban al vacío fueron desapareciendo mientras caían por La Habana pesos pesados de la electrónica internacional y se comenzaban a celebrar en distintas provincias festivales organizados por la Asociación Hermanos Saiz que vieron emerger a cubanos con una obra promisoria.
Recientemente asistido a un revival del interés de muchos DJs por actuar en Cuba, algo que bien visto parece no tener marcha atrás. Major Lazer, Ellen Allien, Dj Spooky, Chancha Vía Circuito, Paul Oakenfold, entre otros, se han llegado por La Habana para mostrar diferentes modos de defender la variedad de estilos que planean sobre el universo de la electrónica y, de paso, convocar a enfebrecidas multitudes, especialmente Diplo que puso a reventar La Tribuna con su show en marzo del 2016, dos semanas antes de que los Rolling Stones escalaran un nuevo peldaño en el edificio de su sorprendente historia con su concierto en la Ciudad Deportiva.