El 23 de diciembre de 1986 falleció René Márquez Rojo. Finalizaba así la vida del artista que dejó su impronta en el pentagrama sonoro cubano con temas que hasta el sol de hoy se siguen cantando. “Espontáneamente” es probablemente el más conocido.
Hablamos de René, el compositor, y pocas veces nos aproximamos al cantante. Su versatilidad vocal le permitió integrarse a distintos formatos, lo cual requería un profundo conocimiento de los estilos interpretativos y los repertorios que caracterizaban a cada una de las formaciones orquestales.
El hijo de Cira Rojo nació el 9 de septiembre de 1914, debutó con la orquesta Cervantes en 1930 y dos años después se presentó con Juan Bruno Tarraza y Ballín Domenech en una emisora radial de Caibarién (Villa Clara).
Llegó a La Habana en 1937, se integra a la Orquesta Paulín y luego se le verá con las formaciones de Paulina Álvarez, Neno González, Cheo Belén Puig , Siglo Veinte, la Casino Nacional y la de Julio Cuevas.
El catálogo de René incluye piezas que conforman una gran representación del amplio abanico genérico popular cubano: boleros, sones, guarachas… Algunos títulos como “Ven junto a mí”, “En el cielo de mi vida”, “Es la ilusión”, “La vida es un momento”, “Puede una flor”, “A bailar mi guaracha”, “El granito de maíz, Jícara”, “Yo soy la reina”, “Yo sé que te hace feliz”… demuestran cuán fértil y variada fue su pluma.
Al morir con 72 años, René Márquez dejó como legado cultural, indiscutiblemente, una obra de gran relevancia.
Más allá del amor filial, entre René y Beatriz se impuso el respeto hacia ambas carreras. Como excepcional testigo, ella vio nacer algunas canciones y con esa prodigiosa voz las popularizó dentro y fuera del archipiélago.
Cuando parecía que la obra autoral de René caía en el olvido, Beatriz se dispuso a desempolvar letras y en casi toda su producción discográfica nunca faltó un tema del padre. A lo mejor con ”Espontáneamente” ya le era suficiente. Desde el long play Es soledad y hasta hoy no ha podido desprenderse de ese himno que también sirvió de inspiración al dramaturgo Amado del Pino para una de sus obras teatrales.
Pero no, nunca es suficiente cuando de salvar la memoria se trata.
Con más de cincuenta años de carrera artística, en una madurez que le permite hacer lo que quiere y no lo que está de moda, la Musicalísima decidió grabar once temas firmados por el hombre que descubrió en ella sus dotes interpretativas.
El proyecto del álbum-tributo a René Márquez nació hace algunos años y tomó fuerza después de Libre de pecado, homenaje a Adolfo Guzmán. Mientras se gestaba la idea del material, el investigador Felipe Morfa encontró algunas grabaciones con la voz de René, hasta entonces inéditas y posteriormente utilizadas en el fonograma.
Bajo la producción y dirección de Juan Manuel Ceruto, quien asume también las orquestaciones, el álbum cuenta con la participación especial de Evelyn García Márquez y Michel Maza Márquez, continuadores de la saga familiar.
Piezas como “No respondo” y “El disgusto de Bigote”, popularizadas por Antonio Machín y Daniel Santos, respectivamente, fueron incluidas en el disco. Tanto “El inquieto Anacobero” como otros intérpretes agregaron a su repertorio la guaracha “Soltando chispas”, pero en esta ocasión Michel Maza “oxigena” el tema con su pecualirísimo estilo salsero.
Mientras que la ya famosa “Espontáneamente” cuenta con el respaldo de un extraordinario Víctor Campbell en el piano y la Orquesta del Lyceum Mozartiano de La Habana, dirigida por José Antonio Méndez. Una versión como nunca antes imaginamos.
Grabado en los Estudios Abdala, se espera que el material discográfico salga al mercado en 2023 por el sello Colibrí.
“Mi padre está presente en los momentos más puros y lindos de los inicios de mi carrera. Con él pude desarrollar todo lo que soy”, ha dicho repetidamente Beatriz Márquez y Este encuentro reafirma su eterno agradecimiento.