La música electrónica cubana siempre se ha movido en el circuito más undergound en la isla. DJs y productores han defendido una obra sobre todo los clubes habaneros y que apenas ha subido a los medios de difusión estatales, históricamente alejados de las corrientes más alternativas o independientes de la música cubana.
Ese paisaje podría comenzar a cambiar con la primera edición del festival Habana Electrónica, que arranca hoy con un concierto en el Salón Rosado de la Tropical y agrupará a exponentes del “electro” y sus múltiples subgéneros en conciertos, coloquios y presentaciones de corte experimental.
El evento, con respaldo de la Asociación Hermanos Saíz y el Instituto Cubano de la Música, se inscribe dentro de las celebraciones por los 500 años de La Habana. “La música electrónica es evolución y es un sonido que necesita esta ciudad” dijo a OnCuba Djoy de Cuba, uno de los precursores de la música electrónica bailable en los 90.
Su criterio es compartido por decenas de DJs y productores que han convivido en la oscuridad y que de a poco, con el apoyo de Enmanuel Blanco y el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME) y la AHS, han cobrado algo de visibilidad. Sin embargo, salvo excepciones, su tarbajo no se ha reflejado en medios masivos ni fonogramas.
Habana Electrónica, impulsado por DJ Reitt, acogerá a nombres como el propio Djoy de Cuba, Iván Lejardi, Wichy de Vedado, The Mario DJ (Italia), entre muchos más, que le pondrán música a las noches habaneras en sesiones que bien podrán extenderse hasta el amanecer.
Este es el caso de los llamados conciertos underground en La Chorrera, donde se pincharán estilos con incrustaciones rítmicas poco comerciales dentro del gran universo de la electrónica. Los shows serán este fin de semana y vienen de la mano de una promesa: convertir la noche en una gran rave.
El simposio, que comenzará el jueves a las 10: 00 a.m., es uno de los platos fuertes del programa, por varios motivos. Como botón de muestra se puede recordar que la electrónica cubana apenas ha tenido quien la escriba, que hable sobre su decursar, que cuente su historia, lo que ha conllevado que muchas páginas de ese capítulo de la música cubana hayan quedado en el olvido.
En el simposio, coordinado por la musicóloga Nerys González Bello, diversos especialistas intercambiarán sobre la música electrónica y su relación con el periodismo, la resonancia de la obra de sus exponentes en las redes sociales, sus oportunidades de expansión internacional y su futuro.
También se presentará la pataforma de promocion de música cubana MSK, y se evocará el panorama de las discotecas habaneras en los años 90 y cómo se las agenciaban los DJs para, sin promoción ni respaldo institucional, convertirse en los reyes de las pistas y de la noche.
Cualquier seguidor de este género debería llegarse a La Casa de la Música de Plaza, donde se celebrará este evento teórico, para conocer de cerca los horizontes del género en Cuba, uno de los de más convocatoria entre jóvenes, con todo y la tenaz confluencia del reguetón y sus estilos adyacentes. Por cierto, se han realizado algunos experimentos sonoros nada despreciables entre ambas plataformas rítmicas.
Habana ciudad electrónica también rendirá tributo a sus orígenes. Lo hará cuando dediquen espacio en su evento teórico para recordar al precursor Juan Blanco, quien cumpliría 100 años el próximo junio.
La obra y el adelantado pensamiento creativo de Blanco, promovido desde el LNME por su hijo Enmanuel, no ha despertado históricamente el interés que merece, tratándose de un hombre que siempre estuvo dos o tres pasos por delante de su tiempo y legó a la música cubana apreciables experimentos sonoros, en los que unió las inmensas posibilidades de la electrónica con géneros como el rock; en una época que no estaba del todo preparada para el torbellino de creatividad que fue Blanco.
A una pregunta de OnCuba, Enmanuel, reveló que este año se creará el Premio Juan Blanco para reconocer a un artista joven de la electrónica con una obra de calidad sostenida en el tiempo.
Habana Electrónica promete ser un festival con un programa bastante redondo que puede contribuir a empujar los horizontes de este género y realizando este acto de justicia, también traerá al presente la memoria de sus pioneros, de sus precursores, de aquellos creadores que no imaginaron el futuro musical de un país sin la influencia de la electrónica.