Pedro Trujillo fue una de las personalidades más inquietas y carismáticas del grupo Moncada. Su interés en la fusión de ritmos cubanos y latinoamericanos definió la época en que el grupo apostó todas sus cartas a la experimentación y al estudio del crisol de ritmos que marcaron la evolución del folclor y la música en el continente.
Flautista, saxonista y kenista, Pedro, “El Gordo”, como muchos lo reconocían, siempre tuvo una fértil imaginación para amalgamar con naturalidad diferentes ritmos, un mestizaje estilístico que fue una de las principales señas de identidad de la banda y marcó completamente su evolución desde los años 60.
Trujillo, quien falleció este 1 de junio víctima de cáncer, se convirtió en uno de los fundadores de Moncada cuando cursaba estudios de Historia y sentó notables precedentes en la sonoridad del grupo durante 48 años.
Su talento en la interpretación de la kena trascendió las fronteras de Moncada, que venía de moverse entre el movimiento de la Nueva Trova, para situarse como un referente en la música cubana. La versatilidad que desplegaba en la defensa de las múltiples posibilidades rítmicas de ese instrumento imprimió un sello muy reconocible en la sonoridad del grupo desde que comenzó su andadura.
Su testimonio musical descansa en decenas de discos y temas que han identificado el decursar de la agrupación que ha podido mantenerse activa durante más de cuatro décadas, a pesar de los distintos cambios en su alineación que han incidido en su proceso creativo.
Con su carisma y versatilidad, Trujillo mantuvo además un rol relevante en la conexión entre todos los integrantes de Moncada por cuyas filas han pasado músicos de calibre como Alberto Faya, Augusto Enríquez, y Alexander González, quien tras su salida del grupo formó la banda de regué Paso Firme.
El músico Jorge Gómez, director de Moncada, entabló una estrecha amistad y relación profesional con Trujillo desde que ambos fundaron la agrupación en sus años universitarios. Gómez recuerda al “Gordo” como “un hombre justo, desinteresado, sincero y directo”, y un músico con “una ductilidad tremenda, tanto en los instrumentos que tocaba, como en el abordaje de estilos y géneros diferentes”.
“Fue nuestro primer asesor en asuntos de armonía —sobre todo en las voces—. Había que consultarlo siempre. Además, era un excelente improvisador en la flauta, incluso metido en cualquiera de esos estilos diferentes. Estudioso — y conocedor profundo— de las músicas folclóricas y tradicionales —no sólo de Cuba, sino también de Latinoamérica y de las culturas africanas—. En esto, también había que consultarlo siempre”, dice a este redactor el director de Moncada.
“Fue el más puntual de los Moncada en toda su historia. Si bien no era el arreglista por excelencia en el Grupo, no hubo arreglo en que no “metiera (para bien) su cuchareta”. Como buen graduado de Historia, tenía la del grupo en su cabeza. Lamentablemente, no creo que la haya dejado escrita”, expone.
Gómez recuerda que Trujillo hizo de Moncada uno de los principales destinos tanto de su vida creativa como personal. “Lo singular de su personalidad lo convertía en un elemento de cohesión interna, y en un medio de fácil comunicación con el público. Particularmente, resultaba muy atractivo para los niños, a los cuales adoraba. Su personaje de tío Conejo en el video de “La fiesta…” es icónico en la historia del video-clip cubano de los primeros años.
Ciertamente una parte de su obra descansó en la creación musical para niños que tuvo en el personaje de tío Conejo una de sus máximas formas de expresión. “A partir de ese personaje, construyó toda una obra para niños, siguiendo ritmos y entornos latinoamericanos. A mí me parece una excelente obra, que debe andar deambulando por algún buró de nuestra industria discográfica. Ojalá se pueda rescatar, aunque fuera como un homenaje póstumo”.
Trujillo entró en Moncada siendo apenas un adolescente. Gómez mira desde la distancia que aportan los años y lo recuerda como a un amigo “entrañable”.
“Pedro no tuvo hermanos, y entró en el grupo siendo prácticamente un adolescente que estudiaba en el Pedagógico. En muchas cosas, creo que me veía como ese hermano mayor que, muchas veces, tiene que asumir la formación de un ser humano que será un artista, incluso un artista de recorrido internacional. Siempre tuve la suerte, sin embargo, de que aceptara, incluso contra su personal visión de algo, cualquier ángulo que yo encontrara para salir adelante”, rememora Gómez.
“Moncada va a seguir adelante. Siempre ha seguido. La no presencia de Pedro el Gordo nos obligará a entrar en otra etapa. ¡De crecimiento, por supuesto! La persona que soy, ha perdido a alguien muy entrañable”.