Si usted disfruta de los géneros en su estado puro, entonces, esto no es jazz. No se acerque a este disco. Ni a estos músicos. Si se aferra a una idea preconcebida, a un ritmo, un fraseo acostumbrado; ni lo piense dos veces, esto no es jazz. Si espera un ingenuo remake, mejor busque en otro sitio. Porque aquí se defiende una sonoridad peculiar, aunque haya que correr algunas líneas. Por eso el CD/DVD Madre Tierra, segundo fonograma del saxofonista cubano Michel Herrera, es ante todo un anaquel de géneros, estilos y formatos.
El spoken word, la rumba, el latin jazz, el vals peruano y el bossa se entrelazan en un disco que pretende dialogar con códigos universales, a partir de la reinvención de esencias musicales tanto nacionales como foráneas. De ese modo, intenta ser parte de la renovación que ha llegado junto a las sonoridades híbridas de la world music o que se enriquecen por los caminos del free jazz. También explora las zonas que van de lo acústico a lo electrónico, buscando una manera de decir, donde no existen límites para la experimentación.
“Es una idea ambiciosa con el objetivo de llevar nuestra música a todas partes, hacerla más internacional sin dejar de ser cubanos y acercar al público a ese espacio sonoro. Tenemos una forma propia que nos fortalece a partir de la mezcla con los distintos estilos y géneros de la música cubana. Entre nosotros puedes encontrar jazz con changüí, rumba, pilón y ciclos armónicos vinculados a los géneros tradicionales”, precisa Herrera.
Con el sello producciones Colibrí, el proyecto se inscribe dentro de la colección El Joven Espíritu del Jazz Cubano que ha reunido a un grupo de talentosos músicos, muchas veces con reconocimientos en festivales como el Jojazz. Según refiere Herrera, existe una generación de jóvenes jazzistas cubanos que ya son parte de un movimiento, el cual se ha ido vertebrando durante los últimos años. Basta entonces pasar revista a quienes confluyen en el fonograma: Jorge Luis Pacheco y a Alejandro Falcón (en el piano), David Faya y Julio César González (en el bajo), Yoandry Argudín (en el trombón), Edgar Martínez (en la percusión), Reinier Mendoza (en la batería) y la cantante Yanet Valdés.
El proyecto discográfico presenta once temas; de ellos, cuatro son de la autoría de Herrera, “una oportunidad para mostrarme como arreglista y compositor”, señaló. De igual modo, resulta singular su trabajo en “Intro” con Etián (Brebaje Man), quien estuvo a cargo de la letra de la canción. Por su parte, Joaquín Betancourt, productor musical de este disco, dio vida a “Para la cima”, una rumba que unió a los artistas Mandy Cantero, Zunilda Remigio, Alexander Abreu, Guillermo del Toro y Adel González.
También se incluyen versiones de obras antológicas en el continente que regresan con nuevas texturas. En este caso se trata de “El reparador de sueños” y “Pequeña serenata diurna”, de Silvio Rodríguez; así como “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de Fito Páez, esta última revisitada junto al trompetista Yasek Manzano.
El CD/ DVD Madre tierra está acompañado por un mini-concierto grabado en vivo, realizado por Manuel Ortega, con Luis Najmías Jr. en la dirección de fotografía. Según Michel Herrera, el proyecto ya está listo y debe iniciar su recorrido por el espacio sonoro en el Festival Cubadisco de este año.
Pero no habrá que esperar hasta entonces. El 17 de marzo a las siete de la noche, en la Sala Che Guevara, de Casa de las Américas, Michel Herrera y Joven Jazz emitirán los acordes iniciales del Premio y Coloquio Internacional de Musicología, con sede en esa institución. Allí estará Madre Tierra, defendido por un grupo de jóvenes que siguen concretando la idea de que el jazz cubano no debe anclarse en fórmulas preconcebidas o en atajos comerciales.
Ellos intentan algo más. Si usted espera un disco asentado y respetuoso. Si cree que esos músicos son solo reflejo comedido de la tradición, repetición, calco o camino trillado; entonces, comience a buscar en otra parte, porque eso no es jazz.
Por: Yenys Laura Prieto Velazco
Fotos: Tomadas de la página de Facebook del artista
Cuando estuve en La Habana quise conocer “La zorra y el cuervo”, y de casualidad llegué un día que tocaba Michel Herrera y su grupo. Jamás en mi vida había visto algo así. Todo el show fue una especie de trance. Al terminar, quedé casi en estado de shock por lo que había escuchado. Los solos de esta gente, las ideas, los fraseos, absolutamente todo fue exquisito, se sacaban chispas entre ellos, había pura testosterona en esos solos. Esta gente está cambiando el rumbo de la música, es algo de otro planeta.