Diecinueve días después de la muerte de Fidel Castro había aún, en todo el país, una especie de toque de queda no oficial. Espectáculos, conciertos y eventos culturales de cierta magnitud fueron reprogramados o redujeron considerablemente su perfil. Pero el 14 de diciembre de 2016, después de tensar todos los hilos, tendría lugar un concierto en la Plaza de la Catedral de La Habana. Un concierto hermoso por los cuarenta años de Síntesis, una de las bandas cubanas más emblemáticas de todos los tiempos, junto a sus invitados.
Tres años más tarde, ese concierto, lanzado como el DVD Síntesis 4 décadas (Unicornio, 2019), dirigido por Joseph Ros, es memoria –sobre todo sonora, según el propio realizador– de un espectáculo que tuvo la suerte de contar con las actuaciones de Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Ernán López-Nussa, Niurka González y José María Vitier, entre otros.
Es precisamente el lanzamiento de la nueva producción de la banda y su nominación en los Premios Cubadisco, lo que motivó este diálogo con Carlos Alfonso y Ele Valdés, fundadores de Síntesis. Un pretexto, como si hiciera falta alguno, para hablar también de cuarenta años de música.
¿Cómo surge la idea de celebrar este aniversario con un concierto en la Plaza de la Catedral?
Ele Valdés (EV): Síntesis se inició ahí el 14 de diciembre del 76, creo que celebrando el día del trabajador de la cultura, y siempre fue un anhelo de nosotros celebrar cada aniversario allí, pero por una razón o por otra se nos dieron otros lugares como el Karl Marx, porque también armábamos conciertos con bailes.
Carlos [Alfonso] estuvo contactando a Eusebio [Leal] a partir de amistades comunes que teníamos para que nos cediera el espacio; se habló hasta con el Cardenal, porque la Plaza pertenece a la iglesia, y accedieron, porque Eusebio sabe de la trayectoria de Síntesis.
¿Qué tan difícil fue unir en ese concierto a tantos artistas de esa talla, que siempre tienen compromisos?
EV: No fue difícil, primero porque era diciembre, y casi todos los artistas cubanos pasamos diciembre con la familia, en el país, raramente fuera; y la otra cosa es que realmente son amigos, Carlos los llamó y todos decían “cuenten conmigo”, empezando por Silvio, que siempre es el más ocupado.
Carlos Alfonso (CA): Nos une además toda una carrera de trabajo y la amistad entre ese grupo de artistas.
¿Qué ha sido lo más difícil para Síntesis en estos 40 años?
CA: Para mí ha sido ir superando las incomprensiones, que han sido muchas, porque primero nosotros empezamos haciendo un trabajo que era rock and roll, y no estaba bien visto…
Tuvimos que asumir una línea de trabajo con dificultades; no solamente aquí, en México también, a nosotros nos anunciaban en México como nueva trova para no anunciarnos como grupo de rock, porque el rock no lo ponían en un teatro, casi siempre era al aire libre… Después escogimos un camino aún peor, el de la música afrocubana, que por mucho que han hecho las instituciones y el Estado por echar pa’lante todo lo que es el folclor, siempre hay gente que lo mira como oscurantismo, brujería. Ya menos, pero Eme [Alfonso] me cuenta cosas de la escuela, le decían que ella cantaba para el diablo, cosas así, y andábamos entonces con esas dos cargas: el rock and roll y la música afrocubana. Quien más apoyó a este grupo fue Quintín Pino Machado, nos dio los instrumentos y nos dijo: “queremos que hagan su trabajo”.
EV: Dijo: yo quisiera que mi hijo escucha rock, escuchara a Síntesis, y no solamente a los grupos norteamericanos e ingleses.
Y así arrancaron…
CA: Síntesis se formó con una cantidad de gente viciosa de la música, prácticamente era una enajenación porque nos pasábamos ensayando y creando todo el santo día; teníamos varios compositores: Amaury Pérez, José María Vitier, Mike Porcel, y yo, entonces cuando hacía falta un texto enseguida aparecía, intercambiábamos. Síntesis tenía uno de los mejores grupos vocales, contaba con las voces de Tema IV, contaba con buenos instrumentistas y buenos compositores, yo creo que mal no podíamos arrancar.
La primera cosa que ocurrió con Síntesis era que cada persona perdía su identidad, José María Vitier era el tecladista, Mike Porcel era un compositor… y eso duró poco, porque esa gente con su fuerza no iban a poder aguantar tanto tiempo, y así fueron saliendo de la banda, creo que el primero fue Amaury, después José María, pero dejó unas composiciones tan bellas, tan bien hechas, era una cosa tremenda para la época.
EV: Otra de las dificultades nuestras ha sido el manejo internacional de nuestra carrera, el grupo afloró en los 80, fue la etapa más popular, y no tuvimos buen manejo internacional. Creo que cuando sacamos Ancestros se podía haber aprovechado más ese momento, a pesar de que tuvimos muy buena suerte, porque el trabajo se impone, y los empresarios que venían sobre todo de Europa se interesaban y así fue como participamos de los mejores festivales de jazz del mundo.
CA: Y fuimos al azar, porque alguien nos llamó, alguien nos contactó.
EV: En el 90 fuimos a Londres, a una jornada de la cultura cubana; estábamos Síntesis, Los Muñequitos de Matanzas, (Manuel) Mendive y el Septeto Igancio Piñeiro. ¿Cómo fuimos? La persona que organizaba ese evento, Lucy Durán, fue a Varadero, y en el ómnibus donde iba el chofer tenía puesto el casete Ancestros, y ella dijo “¿quiénes son los que cantan?” “Ah, es Síntesis, ellos pertenecen a Cubartistas”, y ella dijo: “yo quiero ese grupo”, así fue como nosotros fuimos a Londres. Han sido golpes de suerte.
¿Por qué aferrarse entonces a hacer ese tipo de música?
EV: Carlos tiene su punto de vista, pero yo voy a hablar desde fuera, porque sabes que los compositores tienen su mundo.
Después que nosotros hicimos este trabajo de rock sinfónico en español, tuvimos la primera experiencia internacional en el 79, formando parte de la jornada de la cultura cubana en los países socialistas, y nos dimos cuenta de que el repertorio que llevábamos no era lo que llamaba la atención, lo que tenía elementos cubanos, cosas de nuestro folclor, era lo que más cautivaba.
A partir de esa experiencia, y la propuesta de Marta Valdés que le preguntó a Carlos por qué no hacíamos con Síntesis el trabajo que hacíamos con Tema IV, que era rescatar temas populares, es cuando surge Ancestros, en el 87, y a partir de ahí es la otra vertiente de la banda, y para los compositores fue aferrarse a hacer algo nuevo pero a partir de algo muy nuestro, que eran las raíces africanas.
CA: Yo era un niño, una persona joven, con una rebeldía dentro tremenda, y a todo lo que me dijeran “no”, era lo que yo iba a hacer, yo iba a ir contrario a todo el pensamiento cuadrado, porque ese es mi espíritu. Me formé en una escuela de electricidad, fue lo que yo estudié, y ahí se aparecieron mis amigos con un disco de Los Beatles y de The Beach Boys y eso era lo que yo oía, había que meter el disco en otra carátula, y eso crea un sentido de rebeldía. Entonces esa fusión de dos cosas que estaban poco apoyadas, por ese espíritu irreverente, además de lo que dijo Ele, que funcionaba más…, pero uno cuando empieza en la música no piensa en qué va a funcionar más.
EV: Además ya habíamos hecho en el 79 las Variaciones de un zapateo cubano y esa era de las cosas que más gustaban, por esa onda de las raíces; teníamos ya un bagaje con Tema IV que habíamos trabajado los cantos populares, los pregones, ya eso lo teníamos dentro. Y nos sentíamos muy curiosos con la cosa afrocubana, porque en ese tiempo participamos también en un documental llamado Trinidad, de Héctor Veitía y allí fue la primera vez que participamos como grupo en una fiesta religiosa. Yo sí conocía eso por mi familia, pero nos sentíamos parte de una cosa que ni sabíamos qué letra tenía, y terminamos bailando y con la piel de gallina, porque aunque tú no conozcas de nada, te va contagiando y la gente que tiene fe irradia una energía en todos los participantes.
CA: En aquellos momentos nos hicieron varias entrevistas y yo recuerdo que dije que me ericé tanto con esa música como con la música de Beethoven, para mí eran dos puntos de sensibilidad artística tremendos, y con el paso del tiempo hemos descubierto que prácticamente toda la música ha salido de ahí. Inclusive las músicas más raras y más contemporáneas. Yo creo que sí, que todo está ahí.
¿Cuántos integrantes de la banda practican la religión yoruba?
CA: Ninguno.
EV: Mi familia por parte de madre sí era religiosa y yo participaba de niña de algunas cosas: “trae a la niña para que le toque la campana a Oshún”, esas cosas de barrio, pero mi papá era ateo.
Ese tipo de cosas te da mucha curiosidad porque como es una religión basada en la naturaleza, tiene más puntos de contacto con lo real. Todos nos metimos a estudiar, con la ayuda de Natalia Bolívar, por ejemplo, buscando en librerías, y somos estudiosos del tema, además de que en La Habana se canta diferente a Matanzas y a Santiago, porque como es una cosa de tradición verbal…
Entonces el proceso creativo de la banda comienza por la investigación.
EV: Más que nada.
¿Y actualmente solo compone Carlos?
EV: Hay otros compositores. María del Carmen Ávila es nuestra cantante ahora, muy joven, tiene 27 años, viene del Coro Nacional, pero la hemos llevado al taller del Folclórico Nacional, para que conozca los cantos, todo; Dennis Peralta se puso a estudiar los batá, tienen que conocer bien a qué se van a dedicar.
CA: Yo he tratado de inculcarle a la gente que se dedica a esto que vayan a la raíz, no se puede recoger la naranja, hay que entrar a la raíz que es donde se aprende de verdad.
¿Cómo logran esa vitalidad en los escenarios, con todo tan cuidado, desde el vestuario, la producción, la imagen en general, luego de cuarenta años?
CA: Esa es Ele.
EV: No, tú dices eso, y yo he seguido ocupándome, pero nosotros tuvimos la suerte de que en los inicios contamos con la asesoría del actor José Antonio Rodríguez, de Carlos Ruiz de la Tejera, y personas que tenían que ver con la puesta en escena, y veníamos de la ENA, donde te formas integralmente, porque aunque estudies música te relacionas con gente de la plástica, de artes dramáticas.
Cuando surge Síntesis tuvimos eso presente, y José Antonio nos enseñó: si hay un solo, tú no puedes ponerte a hablar con el otro, las reglas mínimas de la puesta en escena; desgraciadamente no hay una asignatura que le enseñe al músico su actitud en escena, todo eso va con nosotros, y eso lo hemos cuidado mucho y la gente que va integrando el grupo se va formando en esa disciplina y esa exigencia.
Ahora mismo todos los integrantes que tenemos son muy jóvenes, y les gusta lo que hacen, después de investigar por qué es este canto y la polirritmia, y que se contagia porque ese es el principio de esta música: tú participas, aunque no sepas qué vas a decir. Ese espíritu no se ha perdido a la hora de elaborar un canto, esa reciprocidad, ese contagio, está implícito en la música.
CA: Yo siempre se lo digo a los músicos de Síntesis: no se crean que nosotros le estamos haciendo un favor a la música afrocubana, la música afrocubana suena sola, y es una música de participación, si tú estás en un toque de música afrocubana seguro que te vas a contagiar. Si vas a dar un concierto, con elementos de la música afrocubana y no logras la participación, es que el trabajo no está bien hecho, no solo por lo musical, puede ser la puesta en escena, falta de vigor, cantar de una manera monótona… A esto hay que sacarle lo que es, música participativa y bajo esa regla hemos logrado cosas.
Sus hijos X y Eme entran a la banda en diferentes momentos. Me pregunto cómo ocurrió ese proceso, y si en algún momento (un ensayo, un concierto), son solo músicos profesionales actuando, o siguen siendo una familia.
CA: No, para nada, esto es el látigo. (Ríen)
EV: Ni por parte de nosotros ni por parte de ellos.
CA: Hemos tenido mucha suerte, la verdad. A mí me gusta cantidad que las cosas me salgan natural, no forzar nada, y nuestros hijos entraron cuando tenían que entrar. Yo recuerdo que la primera vez que X trabajó con nosotros fue porque Lucía Huergo se enfermó y nosotros le dijimos “toca”, y dijo “pero no me sé el repertorio”, y dije “no sé, toca”, porque si él se formó aquí, de tantas veces oír los ensayos, ya iba a tener algo.
La primera vez que llamamos a Eme tenía 12 años, y dijo: “¿Qué hago?”, “Canta”. Y después teníamos a la nieta, que se sabía todo también.
EV: Como han salido han entrado. Se han ido despegando, pero cuando hemos necesitado la colaboración ahí están. Equis ha hecho los videos de Síntesis, y estuvo 17 o 18 años como músico, y con Eme contamos también.
CA: Yo a veces digo, ¿será porque uno está viejo? Pero no, porque los dos nos llaman para que hagamos cosas en sus conciertos, o en los discos, entonces no es un problema de generación, y uno se para aquí y dice, ¿debía estar? ¿O no? Pero sí, chica, la música es una.
¿Ustedes sienten que en las maneras en que se hace y se consume la música cubana hoy existe un problema generacional?
EV: En parte sí, yo creo, porque eso de “que le guste a los jóvenes”, ¿cuál es la música que les gusta a los jóvenes? Yo tengo una nieta que va a cumplir 20 años ahora, entre su discografía está lo que yo escuché de niña, y está Adele, que es de ahora, y oye Van Van, por ejemplo… Pero la manera en que se está proyectando aquí, con esa etiqueta “para los jóvenes”, que han creado los medios y algunos programas… Los muchachos de hoy están en “vamos a pegar un tema”, no en hacer música, sin generalizar.
CA: Los problemas estos generacionales son muy fuertes, porque todavía cuando uno de nosotros, los compositores cubanos, hace un texto, piensa “qué dirá Silvio de este texto”, o “qué dirá Amaury”, o “qué dirá Pablo Milanés”, siempre estamos como “¿estaremos aprobados?” “¿pasaremos la escuela?” Y eso ha faltado, un poco el haber seguido insistiendo; yo amo profundamente todo lo que ellos hicieron, y debería servir para algo, que los muchachos se fijaran un poco…
¿Algo que les guste particularmente? ¿Piensan que hay algún género a la vanguardia?
EV: El jazz, sobre todo el jazz, está muy bien representado.
CA: Está Cimafunk, que ha hecho un trabajo todavía incipiente, que ha partido de otra célula, me parece que, si él aguanta el batacazo de la fama, pudiera mañana ser…