Comenzó con un lirismo tenue, como atemperando su voz al reconocimiento de aquellos nuevos rostros ante la que era prácticamente desconocida. Un tema del folclor peruano, de su tierra natal, sirvió como introducción segura, intensa de una Tania Libertad ausentada por largos 21 años de los escenarios cubanos.
Quería el reencuentro. Lo anhelaba. Sabía del vacío que provocó y aunque existía el temor al desconocimiento que pudieran tener de su obra las generaciones de melómanos más recientes, Tania supo ganárselos en el Teatro Nacional, en su única presentación como parte del cuarto Encuentro de Voces Populares.
Porque su pensamiento es continental, su repertorio acogió tal concepto. Dijo que Latinoamérica es una sola y tiene raíces africanas, españolas e indígenas. Partió de esa base para traer al auditorio compositores de la talla de César Portillo de la Luz, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Vinicius de Moraes, Fito Páez, Juan Gabriel, Armando Manzanero y tantos otros que miran la región con poesía y romanticismo.
Tania Libertad hubiera cantado hasta el amanecer. Tenía tanto con que decir en la escena que 42 fonogramas en toda su carrera, y solo dos horas y media en el Nacional no le bastaron. Se le escuchó con su banda de tres músicos –dos de ellas cubanas- acompañada de un grupo que parece una orquesta de muchísimos instrumentos.
También se le oyó tantas veces a capella y en cada interpretación floreció esa manera suya de apropiarse de las letras, que muchos se quedaron con las ganas de preguntarle a Fito, Sabina y Juan Gabriel si temas tan monumentales como Yo vengo a ofrecer mi corazón, Noche de bodas o Costumbres, tenían versiones como las de la cantante peruano-mexicana.
Un aluvión de solicitudes del público hizo que una y otra vez Tania se saliera del guión. Complació con fragmentos interpretados con su voz privilegiada y nítida. Libertad desgarró boleros; regaló fusiones que conectaban al Perú más sincrético con el auténtico folclor mexicano y canciones de una poesía extasiada; así como revisitó a El primer amor, clásico de su repertorio y fruto de un dúo con Pablo Milanés.
Y cuando su voz potente y melodiosa desbordó Alfonsina y el mar, sin ningún acompañamiento musical ni micrófono, el público le obsequió un cerrado aplauso, mientras ella prometió volver y no ausentarse nunca más por tanto tiempo de los escenarios de la Isla.
fue magico. sí , hace falta mucho tiempo muchas horas de concierto para ver, solo de lejos, el final de su repertorio o de sus capacidades menguadas. Ella no tiene fin. Es inmensa. Graciaa Tania por volver y ojala que el proximo concierto sea bien pronto.