La Habana a todo color es una canción difícil de escuchar sin evitar los temblores. Cuando emprende el camino nadie sabe en realidad cuál será su destino final. Puede provocar una fuerte sacudida de nostalgia, despertar un recuerdo al azar por la vida que fue, o un sentimiento de cariño desasido por una urbe que para muchos solo fulgura en la memoria. Porque, se sabe, no es lo mismo entregarse a este clásico de Vanito Brown en La Habana, Estados Unidos o Madrid.
La canción fue compuesta por el integrante de Habana Abierta hace décadas pero nunca llegó a quedar registrada en un disco suyo. “Tengo un recuerdo vago de este tema en particular que es coetáneo con Divino guión y Boomerang. Los primeros acordes salieron en el 95 o 96 estando en Ecuador. La canción la terminé en el 96 o 97. Quise que fuera parte del disco que pensaba hacer como Vanito Brown en 2001. Precisamente porque la maqueta de La Habana a todo color entre otras 5 o seis se filtraron a la radio no fue posible hacer ese álbum..
Vanito ha logrado saldar esa deuda pendiente con su propia obra. Grabó el tema en un registro discográfico y lo hizo a lo grande. Convocó a 16 cantantes cubanos radicados en distintos puntos de la geografía mundial respaldados por un ejército de más de 30 instrumentistas de primera línea.
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El músico está muy satisfecho por el resultado. Me lo dice vía telefónica después de cumplir uno de los rituales que ha incorporado a su vida en la ciudad de Miami. Allí vive hace más de 6 años tras permanecer 18 en España, un país en el que creció hacia niveles insospechados la obra de Habana Abierta. Vanito se levanta diariamente sobre las 5: 00 0 6:00 a.m. para ver el amanecer. En esa ceremonia busca el aluvión de energía para afrontar el curso del día.
“Me gusta tener dos o tres horas del amanecer para mí. Cuando me levanto la agenda me la marca mi hija. Tiene dos años. Este tiempo ha sido de extraordinario júbilo para mí con el nacimiento de mi niña. Todo está diseñado para no perderme nada de ella”.
La nueva versión de Habana a todo color es uno de los experimentos más personales y anhelados de Vanito durante su ya legendaria carrera y será estrenada este viernes junto a un video clip. Cuando le dio forma a la idea llamó por teléfono a sus colegas de Habana Abierta y al resto de los músicos. Antes, lo consultó con su esposa, la productora Arrate Cuartango. “Enseguida llamé a mi gente y se lo dije a mi mujer. Ella es quien me ayuda en todos mis proyectos y le pareció excelente. Ya sabes, si mi mujer dice que sí, todo está bien”, dice el músico.
La propuesta fue acogida por todos de forma rotunda. Se unieron inmediatamente colegas suyos de Miami, La Habana y España. Él explica esa comunión instantánea por el amor que todos sienten por la ciudad a pesar de la distancia que separa a algunos y de los motivos que los llevaron a plantar las banderas de su vida en otros lares. El amor, reitera, es el ingrediente de la ceremonia de grabación de esta canción coral que se levanta por encima de las tensiones acrecentadas entre los cubanos durante los últimos tiempos. “Una de las cosas que me he planteado es no ser parte del problema, sino de la solución. Tengo la convicción de que el resultado de las cosas que se hacen con amor es más bonito que lo que se hace con odio, con resentimiento, a través de las bajas pasiones. El amor es una pasión alta. Yo quería que todos sintiéramos lo mismo y ese fue el clima que se respiró durante el proceso creativo”.
Vanito reitera la palabra amor como el centro aglutinador de este proyecto. Pero él también fue una especie de puente entre todos los artistas. Los que lo conocen saben que se entrega profundamente a los, a veces dolorosos, procesos de creación artística y que logra escuchar y comprender los discursos y criterios del resto y zanjar las posibles diferencias que puedan surgir en el camino.
El estreno estaba previsto durante la celebración por los 500 años de La Habana. Los tiempos de grabación se extendieron y su presentación fue aplazada. El músico, ya libre de la opresión de una fecha de lanzamiento, le imprimió su propio ritmo a las exigencias del tema que comenzó a gestarse en un encuentro con Robertico Carcassés durante una visita del instrumentista a Miami. “Me puse en manos de Robertico Carcassés, alguien con quien hace mucho tiempo quería hacer algo por su calidad profesional y humana y su sensibilidad. La primera vez que me presenté con él fue hace 20 o 30 años en La Madriguera (Casa del Joven Creador de La Habana). Ahora él vino y grabamos aquí. Roberto se llevó el material a La Habana y yo invité a la gente que quería estuviera en el tema. Él también me sugirió varios nombres. Hubo algunos que no pudieron estar por problemas de agenda. El tema es rock and roll con timba a mi manera, todos saben cuál es mi estilo. Es muy fiel a la intención y a la fuerza de aquella maqueta que se filtró. Es el primer registro fonográfico en mi voz y bajo mi producción. La grabé como creo merecía ser grabada, con muchas voces. Es un tema coral realizado con mucho amor por La Habana”.
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Robertico Carcassés se encuentra en su casa en el municipio Mariano. Lo llamo por teléfono para conversar sobre la canción, pero la comunicación se interrumpe. Compartimos una broma sobre las líneas y finalmente nos mudamos a WhatsApp.
“Es una de las grandes canciones que se le han escrito a La Habana y una de las grandes canciones cubanas de todos los tiempos. Que estén todos esos grandes artistas participando demuestra lo importante que es el tema, además permite que todos los músicos cubanos colaboren y hagan arte y música que estamos bastante necesitados de eso, de gestos que nos unan y nos hagan crear”, dice Carcassés, productor artístico del tema junto a Vanito.
En la canción no están todos los artistas que ambos hubieran querido. Faltan, dice el pianista, algunos músicos que quieren mucho y que tuvieron que ver bastante con esa generación como Pavel Urquiza, Boris Larramendi, William Vivanco y Telmary. “Pero seguiremos haciendo más canciones y ojalá se mantengan ese tipo de colaboraciones”.
El líder de Interactivo comparte con Vanito la idea de la unión entre todos los artistas como una forma de reconocerse en todas sus dimensiones para seguir creando. “Uno a veces se descubre defendiendo ideales y se pregunta si realmente eso es más importante que la amistad, y que reencontrarse con las personas que uno conoció cuando era niño y siguen siendo los mismos, aunque digan una cosa u otra de la situación cubana, la cual tiene muchas interpretaciones. Cada uno tiene su experiencia y su forma de opinar sobre Cuba. No pienso que las discusiones sean estériles pero hay que tener inclinaciones constructivas para no sacar lo peor de uno, que es lo que pasa ahora por toda la situación internacional y por los líderes mundiales que tenemos”.
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En la canción participa una galería de músicos cubanos con una carrera de renombre. Desde Kelvis Ochoa, Gema Corredera, Descemer Bueno, David Torrens, Cimafunk, Athanai Castro, X Alfonso, Aymee Nuviola, David Blanco. El Micha y Jon Secada. Vanito también remarca la presencia del guitarrista Maikel Olivera y el bajista Omar Hernández, ex integrante de influyentes bandas como Afrocuba y Cuarto Espacio. “Él vive aquí y es un creador a prueba de tiempo y a prueba de todo. Es una persona que admiro muchísimo y tenía muchas ganas de grabar con él”.
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Su carrera no se ha detenido aunque ha sido cercado por ese tsunami que también ha provocado el coronavirus en el escenario cultural. “La vida no para a pesar de que el virus ha detenido tantos proyectos, entre ellos el mismo lanzamiento de La Habana a todo color. Iba a salir en abril a través de otras vías pero ahora nos apoyaremos mucho en las redes sociales. El virus nos puso a todos a prueba, nuestra creatividad, nuestra resistencia, nos ha dado chance para condolernos pero también para mirarnos un poco hacia dentro, hacia la familia”.
El músico se ha dedicado durante estos meses a terminar proyectos, retomar algunas ideas pendientes y grabar canciones que piensa publicar en próximos meses. “Yo no paro de trabajar. Estoy preparando material constantemente. Hay cosas que llegan más lejos porque tienen apoyo de la industria, del mercado. La producción artística en Estados Unidos tiene sus particularidades. Aquí todo va como más lento. Pero cuando se pisa se hace con bastante fuerza. Hay muchas canciones nuevas que quiero sacar. Estoy trabajando con toda la gente que me apoya para luego hacer un lanzamiento de los temas que he hecho y no están registrados fonográficamente”.
Habana Abierta regresó en julio del pasado año a Cuba donde ofreció tres conciertos a lleno completo: en el Festival Internacional de Cine de Gibara, en el Centro Cultural El Sauce de La Habana y en un bar privado de la capital.
La versión de La Habana a todo color se le ocurrió a Vanito tras ese viaje que coincidió con los preparativos por los 500 años de la capital cubana. En ese periplo llegaron además José Luis Medina, Alejandro Gutiérrez, quienes se unieron a Luis Alberto Barbería y a Kelvis Ochoa. Este último solo estuvo en el cierre del cartel de Gibara, un concierto que se recordará durante mucho tiempo en ese poblado costero. “El proyecto empezó el año pasado a mi vuelta de La Habana. Estuve por allá en Gibara con Habana Abierta y fuimos también a Medellín y a Bogotá. Estaba la cuestión del 500 aniversario de la ciudad y reconozco que apenas me había enterado que se celebraba esa fecha. Entonces pensé en componer una canción nueva para la capital pero recordé que ya estaba La Habana a todo color, que era muy oportuna para todo lo que le estaba pasando a La Habana”.
El regreso de la banda, como siempre sucede desde la primera vez que volvieron a tocar en Cuba cuando sus canciones ya eran leyenda, se convirtió en un suceso cultural. Los músicos aprovecharon la estancia para reunirse en casas de viejos amigos hasta la madrugada en las que rememoraron rosarios de anécdotas entre canciones, tragos y animadas charlas en las que descansaba una parte importante de la vida cultural habanera de las décadas recientes. Esas descargas eran una parte resumida de los grandes conciertos que ofrecieron ante miles de cubanos de varias generaciones.
Era habitual ver como los músicos convertían cada noche en una fiesta. Vanito y Medina compartían la guitarra para rematar las madrugadas con canciones en casa de su amigo, el trovador Richard Luis Pérez y su esposa Isabel Jacas. Barbería gastaba bromas que provocaban sonoras carcajadas y Alejandro recordaba esos tiempos huracanados que vivieron en la cresta de la ola de la popularidad. Varios artistas cubanos residentes en España y Miami también estuvieron durante esos vertiginosos días en La Habana. En una de esas noches conversé largamente con Alejandro Frómeta sobre el dúo Superávit, su compañero Raúl Ciro y con el actor Jorge Ferdecaz, otro de los seguidores irreductibles de la música de Habana Abierta. A Frómeta se le podía ver intercambiando en voz baja con amigos en espacios pequeños y tras los reclamos accedía a tomar la guitarra para interpretar esos temas suyos que no dejaban impávido a nadie. “Esta Cuba es la que yo sueño”, recuerdo que dijo alguien a mi lado ante esa reveladora imagen de artistas cubanos residentes en distintos países entre los que prevalecía la amistad por encima de todo.
Vanito ha conocido La Habana a fondo. Sus canciones y las de su banda nodriza han retratado al calco esta ciudad y el sentimiento de generaciones desperdigadas por el mundo. Dice que la nueva versión de su clásico responde a la visión que tiene de la ciudad, de sus profundidades y su envés.
“La ciudad estaba celebrando los 500 en medio de derrumbes y de reconstrucciones. La imagen de La Habana tiene dos caras. Una es la cara triste de su deterioro y la otra está en manos de las generaciones nuevas que pueden desarrollar otro futuro. Ha sido desastrosa la gestión del cuidado de la ciudad más allá de los ámbitos de La Habana Colonial. Yo vi una Habana derrumbándose y la otra… esa que está en las manos de gente que está haciendo cosas, haciendo sus negocios, pintando sus casas, construyendo, pensando en un futuro. Creo que la manera de hacer las cosas es darle a la gente la posibilidad de cambiar sus vidas, sus realidades o circunstancias. No pude hacer un diagnóstico tajante de lo que vi, pero si percibí que en el país y en la ciudad hay muchísimo que hacer. Hay que empezar a valorar lo que fue La Habana, lo que es y lo que debe volver a ser. Hay que revisar todo. Porque esa caída libre de tantos años no se la merecen ni la ciudad ni sus habitantes”.
Vanito y sus colegas de Habana Abierta no han perdido la capacidad de asombro ante la naturaleza de la recepción del público cada vez que se presentan en Cuba. Se sorprende y afirma que sin ese público la banda entraría en un punto de extinción. “A mí siempre me sorprende el recibimiento al trabajo mío y al de Habana Abierta en Cuba. Cada vez que vamos es una sorpresa. Me sorprende ver a chicos de 18 años y personas mayores de 60 cantando juntos frente a nosotros”
Se escucha el hilo de su respiración mientras se toma un tiempo para repasar en la memoria su reciente viaje a la Isla. Dice que cada viaje le permite tomar envión. “Cada vez que voy a Cuba salgo más comprometido con mi trabajo y con la música. Cuando llegamos a Gibara me impresionó ver a toda esa gente, a esos chicos que fueron a vernos desde tantos lugares de Cuba y la calidad de producción del festival fue muy esperanzadora. Vi a cuentapropistas poniendo dinero y apoyando el montaje y la infraestructura financiera y artística del festival y me hicieron pensar que esa era otra Cuba. Luego en La Habana hicimos un concierto en El Sauce. Fue todo muy estimulante. Lo malo es que luego vino este virus a frenar los proyectos que teníamos con Habana Abierta y los han transformado. Ha habido que apelar a la imaginación para no descargarnos y seguir haciendo música”.
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Habana Abierta ha publicado cuatro discos desde el origen del proyecto. La portada de Boomerang, su cuarto álbum, fue premonitoria, asegura. “Mostraba las ciudades de La Habana, Madrid y Miami en la gráfica. Sin querer y sin darnos cuenta nos hemos dispersado en esas direcciones. Llevar un proyecto así es muy costoso sin una oficina, un centro de gestión. Precisamente pensábamos en eso cuando fuimos a Cuba y lo seguimos haciendo aunque ahora está detenido. Después que pase este problema de la COVID volveremos a hablar del asunto. Los conciertos en Cuba fueron una reunión de los cuatro que estamos dispuestos a seguir con Habana Abierta, y Kelvis, que se ha sumado dentro de sus posibilidades, porque tiene su propia carrera.
No obstante, aclara que aún no tienen planificada una reunión definitiva de la banda, “aunque estamos abiertos a ello”. “Sabemos que hay mucha gente que quisiera hacer cosas con Habana Abierta. Lo mismo en Estados Unidos, que en Sudamérica, que en Cuba. Solamente tenemos que grabar nuevo material. La visita también sirvió para abrazarnos porque llevábamos mucho tiempo sin vernos. Quedamos en la banda cinco de los originales y para la grabación de La Habana a todo color hemos estamos muy comunicados”.
Vanito es un artista muy familiar. En Facebook publica, orgulloso, imágenes de su familia y de sus intercambios con amigos. Llevó a su padre a los ensayos de sus conciertos en La Habana y responde los mensajes que le envían desde Cuba indagando sobre una posible reunión del grupo o algún nuevo disco que estén cocinando. “Todos los días recibo mensaje de Cuba, de nuestros seguidores y creo que debemos atender a esa demanda. Con La Habana a todo color creo que estoy respondiendo un poco a a eso. Ahora estamos vivos y eso es lo más importante. No es lo mismo razonar todos juntos en una habitación que a lo lejos. El trabajo a distancia es muy difícil. No podemos hacer más de lo que está en nuestros manos hasta que no aparezca un sello discográfico que apueste por Habana Abierta otra vez en medio de la balacera del reguetón”.
Es muy difícil saltarse el campo minado de la nostalgia cuando alguien anda anclado a Cuba de la forma que lo están los músicos de Habana Abierta. Para Vanito este sentimiento nunca se ha transformado en un laberinto sin salida ni ha afantasmado su carrera. Ni su vida. Él, sobre La Habana tiene una visión muy personal, casi “fotográfica”, influenciada por sus repetidas lecturas de Guillermo Cabrera Infante.
“Cuba es una nave que yo nunca quemé porque no he renunciado a mi amor por La Habana ni a mi respeto por su historia, tanto antes de la revolución como después. Me refiero a toda la historia de La Habana en sus 500. Leí mucho a Carpentier, pero la imagen de La Habana que siempre tengo grabada es la de Tres Tristes Tigres, de Guillermo Cabrera Infante. Ahí radica mi visión fotográfica de La Habana. Es una de las novelas que más llegaron a mi alma cubana. Los que han leído Tres tristes tigres sabrán de lo que hablo, a los que no, se los recomiendo”.
Después de décadas la música de Habana Abierta conserva una pasmosa actualidad. Las canciones de su disco 24 horas pueden ser grabadas nuevamente y casi nadie notaría que llevan años en la carretera. Le pregunto a Vanito cómo percibe esa vigencia que conservan sus canciones y las de su grupo pasados los momentos de mayor ebullición. “Me temo que es porque han vuelto las circunstancias en las que surgió todo aquel movimiento de Habana Abierta, la peña de 13 y 8, Lucha Almada. Lo que se está viviendo en Cuba es la misma crisis, el mismo deterioro y ojalá no ocurra la misma ausencia de valores que en aquel momento. Ojalá que esos no sean los elementos que identifiquen la ciudad definitivamente. Por eso creo que estas canciones se mantienen frescas, además del propio valor que tiene ese trabajo realizado con toda la ingenuidad, sinceridad y la entrega de la generación a la que pertenezco”
¿Y cómo defines ese sentimiento hacia Cuba y La Habana que percibes entre los músicos cubanos que viven en Miami y en otros países?
“Me consta que Cuba es muy diversa. El amor por Cuba de los que estamos aquí es quizá mayor del que tuvimos allá. Yo creo que los discursos artísticos tienen su foco. El discurso de Habana Abierta está enmarcado en la sociedad habanera. Hay otros artistas que universalizan su trabajo sin esos localismos. Y por ello no pierden esa sensibilidad cubana. El compromiso que uno siente por esa ciudad se puede expresar de muchas maneras, tanto en términos artísticos, de opinión, como políticos. No se puede homogenizar el pensamiento sobre La Habana porque existen muchas Habanas y Cubas diferentes, tantas como el número de sus habitantes”.
Existe un pensamiento entre un sector cultural que pretende resumir la cultura musical de Miami solamente a las prácticas artísticas procedentes de la música urbana. Vanito cree que esa fórmula está muy alejada de la realidad y la considera una “falacia”. Cuando lo dice su voz se alza sobre el ritmo tranquilo, acompasado, que tenía hasta entonces. Asegura además que aunque no está inmerso en esa música hay valores que reconocer. “El Micha es un rumbero auténticamente cubano. Me parece clásico lo que está haciendo Chocolate, y maravilloso lo que en sus momentos ha grabado Osmany García. He conocido artistas decentísimos y muy devotos religiosamente, muy educados y respetuosos. A veces las poses son más pantalla que otra cosa en la escena del reguetón”.
“Miami es más diversa de lo que nadie se pueda imaginar. Los cubanos que vivimos aquí también muy diversos en gustos, en sensibilidades, en cuestiones políticas. Miami no está solo hecha de cubanos. Es una ciudad con gente de Haití, de Europa, de Jamaica, es una gran Babilonia tropical. Es el momento del reguetón y eso es una realidad, pero no puedes identificar a una ciudad por lo que suena allí. El reguetón es lo que se promueve ahora porque está surgiendo una nueva generación como pasó con el rock and roll, la salsa, la trova, el rap. Pero esta no solo es la ciudad del reguetón. Estoy abierto a todo lo que suena, incluso a lo que no me gusta, Difícilmente pueda escuchar música acríticamente, pero dejo que todo entre y me quedo con lo que me interesa para incorporarlo a mi personalidad. Tengo 53 años, soy un poquito feo, viejo y calvo, para andar con los pantalones por los muslos con el culo afuera. Ese tiempo ya pasó para mí y no haría reguetón aunque me han invitado a algunos proyectos. Pero respeto mucho a los que lo hacen”.
En una ocasión escuché que Miami era el cementerio de los artistas cubanos. Pensaba preguntarle a Vanito su opinión sobre la ya trillada frase pero se me adelanta. “No puedes comparar La Habana con Miami. En la Habana hay muchos conciertos, aquí el artista no está subvencionado como en Cuba y reconocido. El artista aquí tiene libertad total. Si quieres hacer música y estás dispuesto a pagar el precio por hacerla, adelante. No es como en Cuba que los artistas están institucionalmente protegidos, a veces sobreprotegidos. Las comparaciones por tanto no serían justas. Aquí tenemos artistas altísimos de Cuba como Aymée Nuviola, y Willy Chirino, hay mucha música cubana de todo tipo”
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Vanito siempre ha estado dispuesto a venir a tocar a Cuba, tanto en la época en que vivió en España como en sus años recientes de residencia en Miami. Se considera un espíritu libre y quiere esa misma libertad para el arte, la política y todos los cubanos donde quiera que vivan. Los que conocen la obra de Habana Abierta saben también que sin esa libertad, a pesar del recio contexto, no hubieran podido componer esos himnos generacionales durante los fatigados años 90. “Me gustaría que no existieran imposiciones ni censuras en Cuba, que se puedan superar esas esas trabas y se elimine la burocracia institucional que frena un mayor intercambio cultural entre todos los artistas.
Vanito entra a la polémica del intercambio cultural y cree que las relaciones más trascendentes se establecen entre las familias y los cubanos de las dos orillas. “El intercambio cultural que hace falta realmente es entre cubanos, que todos vayan y vengan. La conexión cubana es lo más importante. Las familias de aquí y de allá no nos perdemos ni pies ni pisada y ese es el verdadero intercambio y el más auténtico de todos. El otro suena más a diplomacia y política. Yo estoy a favor del intercambio obviamente. Quiero que la música americana vaya y venga igual que la cubana. El otro día Alexis Valdés decía que el intercambio debe incorporar a la cultura cubana que está fuera de Cuba y yo estoy de acuerdo con él. La cultura cubana es muy grande para criterios selectivos”.
El músico tiene 53 años, una pequeña hija y su esposa. Recuerdo una canción que grabó en el disco Vendiéndolo todo cuando integraba Lucha Almada. Parafraseando el tema “Porque hay cosas que se van y ya”, le pregunto qué lo separa de aquel muchacho que “llegaba a casa completamente borracho en medio del apagón”. Ríe sonoramente y me rectifica. “El que llegaba a la casa completamente borracho era Alejandro Gutiérrez, pero yo lo secundaba”, bromea. “En aquel tiempo tomábamos mucho ron y teníamos mucha impotencia y penas que ahogar en alcohol. Ya mi cuerpo no es el mismo. Llevo mejor las mezclas. Estoy más tranquilo y me acuesto más temprano”.
¿Ha sido difícil tu vida en Miami?
“La verdad es que no. Amo a esta ciudad. Vine varias veces desde el 2003 antes de quedarme a vivir aquí. Siempre me había gustado. No había tomado la decisión porque siempre tenía cosas pendientes en España. En Miami se me han abierto muchas puertas. Ahora compongo menos que antes, quizá sea por la edad y mis motivaciones han cambiado. Ser un inmigrante hace efecto. Mi realidad es bastante diferente a la española y a la cubana. Tengo mi esposa, y una pequeña hija. Además, (ríe) estoy haciendo mi vida más tropical que de costumbre y todavía aquí me ves dándole a la guitarrita”.
Siempre me he preguntado qué sería de mi vida, si en los 90′ hubiera escuchado a Vanito, si hubiera asistido a un concierto de Habana Abierta. Creo que muchas cosas increíbles me hubieran pasado, como me pasaron cuando, ya avanzados los 2000, escuche por primera vez, la música de aquella generación, que en su mayoría, ya no estaba en el país. Los escuche y nunca más pude permanecer indiferente a ellos. Más tarde conocí a personas que estuvieron compartiendo en sus conciertos, en sus tertulias, y una mezcla de envidia, dicha y asombro despertaban en mi las anécdota de esos afortunados.
Y es que aún habiendolos conocido tarde, escucharlos me transporta a mi juventud, a mis amigos que están ya lejos en las distancias y en el tiempo. Estoy produndamente agradecido a Interactivo, a Habana Abierta y a Vanito que nos regaló “La Habana a todo Color” Gracias