¿Vuelve María al rescate del rock en Cuba?

Aunque toda nostalgia por María pueda resultar problemática, o al menos dar pie a mal entendidos, los amantes del rock en Cuba no pueden sino sentirse entusiasmados por el rumor de que María Gattorno, la mítica María del Patio, será la nueva directora de la Agencia Cubana de Rock.

Fuentes allegadas a las autoridades culturales del país revelaron a OnCuba que María ocuparía el puesto hasta ahora ocupado por Blanca Recodé, cuya democión fue exigida en carta pública firmada por los directores de las principales bandas rockeras de Cuba, acusándola, entre otras cosas, de desconocer el género y sabotear su desarrollo.

Recodé asumió tras varios años alejada del sector cultural, y de entrada se propuso hacer más rentable el Maxim Rock, cuartel general del rock en Cuba. Sin embargo, sus políticas fueron impopulares de inmediato en un gremio con características muy propias y que finalmente tenía su espacio y ganaba en reconocimiento social y artístico.

La Agencia nació auspiciada por el Instituto Cubano de la Música y la Asociación Hermanos Saíz, de jóvenes creadores, que recién celebró su segundo congreso con una amplia cobertura mediática. Casi inmediatamente de su clausura comenzó a circular la misiva denunciando el ambiente de desunión y desidia generado por Recodé y su staff.

OnCuba se comunicó de inmediato con el Maxim Rock para confirmar el rumor de que la ex-directora de la Casa de la Cultura Roberto Branhly tomaría las riendas de la Agencia, pero nadie pudo o quiso confirmarlo. Solo dijeron que Recodé estaba en casa de certificado hasta “que se tome una medida”. En el periódico digital del Ministerio de Cultura tampoco pudieron confirmar o desmentir la noticia, y en el Instituto Cubano de la Música afirman que no han sido notificados de nada.

Quizás la fuerza del rumor radique en las ganas generalizadas de que sea cierto. A María le propusieron tres veces dirigir la Agencia, la primera de ellas previo al cierre polémico del Patio en octubre de 2003. Gattorno le confesó al fanzine Scriptorium que había aceptado las dos primeras veces, pero a la tercera se negó, porque ya ella no se sentía la misma María, y porque había sufrido cosas extremadamente dolorosas.

La leyenda del Patio comenzó a forjarse con un concierto del efímero grupo Hojo por Oja, y luego Cartón Tabla. Jamás se conoció al lugar como “Roberto Branly”, aunque María no tuvo que ver con el re-bautizo: los propios músicos, en honor a su iniciativa, le dieron la propiedad tácita de aquel lugar que ahora se recuerda con nostalgia.

Ahí nacieron además proyectos comunitarios como Rock vs. SIDA en 1991, pero a inicios del siglo XXI el lugar fue cerrado alegando disímiles razones, muchas de ellas fundadas únicamente por el prejuicio hacia el rock. Se hizo una gran recogida de firmas para defenderlo, pero al final, era una batalla perdida de antemano, según María.

Si bien los rockeros vieron el surgimiento de la Agencia y la existencia de un espacio como el Maxim, muchos aún añoran lo que fue el Patio, recordado con nostalgia. Ante esa circunstancia, la propia María dijo a Scriptorium que la Agencia “tiene su perfil, objetivo y propósito que los cumple hasta donde se lo permiten las circunstancias. (…) El Patio cumplió su objetivo y el Maxim cumple el suyo. Ninguno de los dos ha podido hacer todo lo que ha querido, ni ha tenido todos los recursos, ni ha logrado complacer a todos por igual. Con errores, faltas, equivocaciones y aciertos, algo los une si quieren compararlos y es el deseo, empeño y mucho trabajo por mantener viva la escena del rock cubano”.

La escena cubana del rock ha vivido en los últimos años más altos que bajos, pero los bajos fueron profundos: desde la desintegración de varias bandas en Estados Unidos, en una gira durante la cual se quedó la directora que antecedió a Recodé, hasta una insólita solicitud de asilo hecha por la banda Hypnosis en Miami, hace pocos meses.

Recodé venía, supuestamente, a ordenar un poco la casa, pero su desconocimiento de la misma, y falta de un sentido de pertenencia e identificación con un movimiento que ha sufrido para llegar a donde está, y aún es víctima de prejuicios, le pasó factura.

De hecho, esta suerte de “Coup d’Etat” rockero fue abierto, pues la carta de denuncia fue pública, dirigida a Rafael Bernal, ministro de Cultura, Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música, y a la propia Recodé.

Entre los pecados achacados a Recodé destacaron desplantes a la organización del Brutal Fest, la inclusión en el programa del Maxim de orquestas salseras y de timba, la exigencia de evaluar musicalmente a los rockeros, casi todos aficionados y autodidactas, desfalco en la taquilla, obstrucción de intercambios con grupos extranjeros, mala representación de los intereses de los artistas, y en resumen, haber creado un ambiente de incomodidad, mejor dicho, un mal ambiente que el solo nombramiento de María podría comenzar a revertir ya…

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