Willie Colón llegó a Panamá y le lanzaron la pregunta del millón: ¿Será posible un nuevo estrechón de manos con su otrora socio Rubén Blades algún día?
“Pregúntale a él”, respondió a un periodista la noche del miércoles durante un conversatorio en un hotel de la capital panameña, organizado por las autoridades de cultura. Más adelante, al retomar la pregunta, no descartó completamente, de su lado, esa posibilidad.
El trombonista de 69 años se encontraba en suelo panameño para dar un concierto con Marc Anthony el jueves, pero ese publicitado espectáculo pasó inadvertido en el diálogo informal, donde el intérprete de “El gran varón” e “Idilio”, entre muchos otros clásicos de la salsa, habló de los inicios de su carrera, su decisión de cantar, sus primeras actuaciones en Panamá y la crisis en Venezuela.
Colón y el panameño Rubén Blades formaron una de las sociedades más impactantes y reconocidas de la música latina en la década de 1970 y principios de los 80, cuando grabaron juntos los emblemáticos discos “Siembra”, “Maestra Vida” y “Canciones del solar de los aburridos”, entre otros trabajos cargados de narrativa social.
Pero la amistad de estos dos gigantes de la salsa se quebró años después debido a un conflicto en que Colón acusó a Blades de supuesto incumplimiento de contrato en un exitoso concierto que dieron juntos en San Juan, Puerto Rico, en 2003 por los 25 años de “Siembra”.
Blades, de 71 años, rechazó la querella de Colón y advirtió que no volvería a compartir escenario con quien lo proyectó en la salsa. El litigio se prolongó y los distanció, aunque ambos siguieron sus presentaciones cada uno por su lado en escenarios que incluyeron a Puerto Rico y Panamá, donde mantienen una base de fervientes seguidores.
“Yo nunca digo nunca. Siempre hay un número, unas razones; se puede llegar a un acuerdo”, dijo sobre la posibilidad de una reconciliación con el autor de “Pedro Navaja”. “Como están las cosas hoy, en verdad no están tan calientes como antes”, agregó, generando carcajadas.
“¿Quién sabe?”, concluyó Colón, quien llevaba lentes polarizados y una flor blanca en la solapa de su saco.