Zammys, la que vuelve

Zammys Jiménez Denis, actriz y cantante cubana. Foto: Héctor Alejandro.

Zammys Jiménez Denis, actriz y cantante cubana. Foto: Héctor Alejandro.

El día que varios de sus compañeros, actores y actrices del musical Rent –por primera vez con un elenco cubano– rompieron su pasaje de regreso a Cuba, y anotaron en una libreta las principales audiciones donde podrían presentarse, y probar suerte, la cantante y actriz Zammys Jiménez Denis regresó a la Isla.

No sabe por qué, dice, volvió después de recorrer Broadway, conocer Nueva York y asomarse a la meca del teatro musical.

Seis meses antes había llegado al casting de Rent, en La Habana, sin recomendaciones. Ningún director de teatro, músico o prestigioso actor pidió, por favor, que tuvieran en cuenta el nombre de una joven actriz de Santa Clara. Zammys, de todas formas, alcanzó un papel protagónico.

Actuó y cantó durante tres meses en los principales escenarios habaneros. Viajó a los Estados Unidos con un grupo selecto de sus compañeros y, finalmente, asistió a la disolución de Rent.

Una cubana en Broadway

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“La mayoría de mis depresiones tienen que ver con las decisiones que tomé, o mejor, con las que no tomé. Por ejemplo, podía haberme quedado en Estados Unidos, intentando subir en la fama, y, aun así, volví. Los muchachos que se quedaron –dice Zammys, sosegada– se presentaron en una audición de Broadway. Terminaron escogiendo a una de las mujeres. ¿Y si yo me hubiera quedado también? ¿Y si hubiera tenido suerte?”.

Cuando Zammys volvió a Cuba cometió el error –dice ella– de acudir a una psiquiatra. Y la psiquiatra le recetó Imipramina, un medicamento que puede, según la medicina occidental, inhibir las depresiones.

“En el almanaque escribí un recordatorio para no olvidar el día y la hora de las pastillas”, cuenta la actriz y cantante, graduada de la especialidad de teatro en Escuela Profesional de Arte Samuel Feijóo, de Villa Clara. El recordatorio decía: “Pastilla para los locos tristes”.

“Entonces mi novio vio la nota y dijo que era buen nombre para una banda”.

Ese día, bajo el efecto de la medicación, Zammys imaginó que sería la voz cantante de una banda propia.

Zammys Jiménez Denis, actriz y cantante cubana. Foto: Héctor Alejandro.
Zammys Jiménez Denis, actriz y cantante cubana. Foto: Héctor Alejandro.

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A menudo Zammys aparece en el centro cultural El Mejunje interpretando versiones de Led Zeppelin y Bee Gees, u otros temas del repertorio internacional del rock and roll.

Mientras canta, nadie percibe que su voz está transida por la desesperación, porque anhela interpretar públicamente sus propias canciones. Y quiere que le digan, un día, como si el gesto no importara, “Canta lo que tú escribes, canta lo que tú quieras cantar”.

“Yo descubrí que podía escribir una canción. Hace un año compuse la primera, ‘Flores amarillas’. Y desde entonces escribo, sin parar. Con la boca hago todos los sonidos y los músicos me siguen. El grupo lleva casi un año y medio en ensayos”.

Aunque Zammys diga “grupo” y se haga acompañar por instrumentistas provenientes de otras bandas de Santa Clara, la Empresa Provincial de la Música todavía no asume que Los locos tristes sea, estrictamente, un “grupo”.

“Yo ni siquiera he pensado en audicionar. Ese es el último paso”, dice.

Los locos tristes   Flores amarillas

La cantante conoce los caminos enrevesados que plantea la burocracia. La entrada en el catálogo de la Empresa Provincial de la Música, no será, en ningún caso, cuestión de coser y cantar. La categoría de músico profesional no solo se alcanza cuando una comisión evaluadora se convence del talento de un artista.

“No –aclara Zammys. Además hace falta tener una grabación y un repertorio de presentaciones”. Y esto no se consigue con facilidad si los estudios no graban a ‘principiantes’; si ninguna institución cultural programa en su cartelera a un grupo en ciernes, desconocido”.

De todas formas, ahora se concentra en escribir sus propias canciones, aunque quisiera “adelantar un poco el tiempo, y ver que la banda tenga presentaciones, que sea un proyecto real, y no es solo una idea, un deseo”.

Zammys y Los locos tristes. Foto: Héctor Alejandro.

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Cuando Zammys regresó de los Estados Unidos renunció al alquiler donde había vivido en La Habana, durante la producción de Rent. Empacó sus maletas y regresó a Santa Clara, a una pequeña casa de tres habitaciones levantada sobre una céntrica azotea.

“Por eso a veces yo siento una verdadera desesperación. La vida de una también se levanta sobre decisiones equivocadas. Quizás ahora parezca que me rendí, pero en aquel tiempo quise volver a Santa Clara. Y volví. Si iba a hacer algo, lo que fuera, tenía que ser aquí.

“En los meses que estuve en la capital vi que las cosas allá funcionan de una manera diferente. Si hoy, o más adelante, volviera a La Habana, otra vez, podría estar presentándome en Fábrica de Arte o en El Submarino amarillo. Nadie sabe. Pero la lejanía nos afecta. Por desgracia, lo que pasa por la capital es lo que llega a todas partes”, dice.

Zammys no está en la capital y no sabe, a ciencia cierta, dónde estará cuando pasen cinco años. Puede que la Empresa Provincial de la Música, de Villa Clara, incluya en su catálogo, un día, a Los locos tristes. Puede que ella y sus músicos graben, aunque sea artesanalmente, su propio disco; que ganen una plaza en los centros culturales de Villa Clara o alcancen renombre, público y fans.

Y puede –como ella quiere– que la música que compone y canta le recuerde a alguien las bandas sonoras de las películas de Quentin Tarantino. “Nadie sabe”, dice. Al menos todavía.

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