Nada estaba descrito antes de la noche del miércoles. El templo del rock en Cuba, el Maxim Rock de La Habana, fue estremecido por esa indescriptible música de los años 70 y 80 del pasado siglo. “¿El rock and roll está muerto?”, preguntaron desde el escenario los The Dead Daisies. Desde el auditorio un “No” rotundo fue suficiente respuesta.
La banda multinacional se encargó, por dos horas, de hacer saber que esa arista clásica del género, que consideran sus miembros como la “verdadera”, está latiendo.
Habría que preguntarle a John Lennon si imaginó verse entre un público tan devoto como el de este miércoles en La Habana. El Beatle sabría que la insularidad nunca fue una barrera para que aquella “mecánica” gestada en Estados Unidos e Inglaterra y enriquecida con los sonidos propios de los países de origen de sus diversos cultores, tuviera tal efervescencia en la Mayor de las Antillas.
The Dead Daisies (Las margaritas muertas) se encargarían de vivificarlo, como sucedió con Audioslave en 2005 o Sepultura en 2008. Con su tonalidad de blues dado por el teclado, y por el matiz afrocubano de la Isla -aportado por dos invitados de ocasión: los cubanos Jaimi y Ruy Adrián López-Nussa-, el grupo se apareció en el escenario del Maxim para conquistar un terreno “virgen” en presentaciones de este tipo.
Un repertorio que se singularizó con temas que la banda ha interpretado desde 2012, se repasó esa velada. Dos baladas me llamaron la atención: Washington y Yesterday, ambas vocalizadas por el miembro de la banda The Rolling Stones Bernard Fowler. Las guitarras y la ubicación de la batería en el tempo del sencillo, así como la ubicación vocal de Fowler, hacen de estas canciones formidables herederas de esa tradición rocanrolera norteamericana.
Para quienes deseaban algo mucho más fuerte, los artistas fueron complacientes. Y resultó también esa fase de la dramaturgia del concierto una de las más atractivas. Allí compartieron con dos cubanos: Roberto Perdomo y Beatrix López, ambos de Tesis de Menta. Por cierto, Beatrix dio muestras de su versatilidad vocal junto a Bernard Fowler.
Merecen un aparte las incursiones de otro acompañante de The Rolling Stones, el bajista Darryll Jones. El instrumentista ofreció una clase magistral en sus apariciones en escena. Igualmente lo hizo el guitarrista Richard Fortus, procedente de ese otro peso pesado del rock internacional que es Guns and Roses.
El resto de la nómina tampoco dejó de brillar en el Maxim: David Lowy (Mink), Briam Tichy (Ozzy Osbourne), Dizzy Reed (Guns and Roses), John Corabi (Motley Crue) y Marco Mendoza (Whitesnake). Este último, por su dominio del idioma, dada sus raíces latinas, se convirtió en el interlocutor perfecto de la banda en el concierto.
Debo resaltar que como antesala de la presentación de The Dead Daisies en el Maxim, se disfrutaron de tres temas de Anima Mundi, en representación del género hecho en el patio. El grupo mostró esa manera progresiva y conectada con la música sinfónica que cultivan desde hace décadas y que lo ha llevado a tener el reconocimiento del público y la crítica, sobre todo en escenarios europeos.
Aún aguardamos por la despedida The Dead Daisies de La Habana. Pactada para el sábado en el Salón Rosado de La Tropical, la segunda cita con la banda promete. Ya se ha anunciado que David Blanco tendrá los honores de comenzar con su agrupación. Blanco adelantó que deseaba hacer un tema junto a Darryll Jones y Bernard Fowler. Solo nos queda esperar por todo lo que pasará esa noche.