Belissa Cruz es una joven actriz cubana con una emergente carrera que, sin embargo, la ha llevado ya al teatro, la televisión y el cine. Heredera de una tradición artística desde el seno materno, se ha enrumbado por los caminos del arte interpretando personajes que han gozado de popularidad entre el público cubano.
Madre amantísima, se deshace en ternura cuando hablar de su hijo, y no disimula cierta tristeza cuando menciona a su madre. No teme que la vean sentir y pensar; mostrarse vulnerable.
Su trabajo en la actuación comenzó en el grupo de teatro Olga Alonso, de Humberto Rodríguez, del cual fue fundadora su madre, quien falleció hace menos de un año. La primera participación de Belissa fue en la obra Andoba.
Estudió Contabilidad mientras seguía en el grupo y aunque a los 14 años no aprobó las pruebas para ingresar en la Escuela Nacional de Artes, no se desanimó y continuó su trabajo junto a Humberto haciendo teatro universal y cubano.
Con un carisma que traspasa la pantalla y su gracia para comunicar, se mete en la piel de Angélica de Latidos compartidos, la noble Patricia de Asuntos pendientes y la pícara Clarita del popular Vivir del cuento, con Pánfilo como estrella central.
¿Qué impronta dejó en ti el grupo Olga Alonso?
En este grupo de teatro dirigido por mi padre en la actuación, Humberto Rodríguez, aprendí a ser humilde, compartir y ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.
Los actores formados en el Olga Alonso somos una gran familia. Las generaciones precedentes a la mía y las actuales. Somos como los pollitos que buscan el calor de la gallina para sentirse protegidos y siempre regresamos al nido, que es el Olga Alonso.
¿Cómo llevas la popularidad?
Mi estreno en la televisión llegó con la telenovela Latidos compartidos y, a pesar de que al principio no podía integrar el elenco por no contar con un título de actriz, corrí con la suerte de que el equipo liderado por Felo Ruiz me diera la oportunidad de interpretar a Angélica de todos modos.
Angélica fue un personaje que me dio a conocer al público cubano. Era un antagónico y lo disfruté muchísimo. Me permitió aportarle matices, distintas emociones y estados de ánimo. Le agradezco a Felo Ruiz y Consuelo Ramírez la oportunidad de haberlo encarnado.
He vivido situaciones simpáticas con el público en La Habana y otras provincias; experiencias inolvidables.
¿Cómo llegas al cine?
Un buen día recibí una llamada de Fernando Pérez para realizar una pequeña actuación en su filme Últimos días en La Habana (2016). Mi aparición en la película fue de unos minutos.
Realmente para mí fue una participación especial que agradezco muchísimo y espero que se repita para algo más grande (risas). Este gran director y todo el equipo de producción tuvieron un trato esmerado conmigo e hicieron que me sintiera cómoda.
¿Patricia de Asuntos pendientes qué enseñanzas te aportó?
Me dejó sacar y explorar el sentimentalismo que hay en mí. El personaje es como un grito contra la violencia psicológica y física, un llamado a no quedarse callada y romper esa cadena.
Muchas personas se han identificado con el personaje. Al principio estaba muy preocupada, pues soy muy temperamental, expresiva; y Patricia es todo lo contrario.
A Patricia le cogÍ miedo, porque está muy lejos de mi personalidad, realidad, manera de conducirme en la vida. Pero es sentimental y en eso sí tiene que ver con Belissa, a pesar de los temperamentos diferentes.
¿Cómo recuerdas tu experiencia como anfitriona del Piña Colada 2023?
Lo más grande de la vida. Una experiencia tremenda conducir este hermoso festival, compartir con la gente de Ciego de Ávila y sus niños en los parques. Pudimos llevar el arte a prisiones y hogares de niños sin amparo filial.
Entramos en un preuniversitario y nos aplaudían como si fuéramos artistas famosos. Yo empecé a llorar de la emoción. Me encantó Ciego; es una ciudad muy limpia, la gente es muy cariñosa. Estoy agradecida con Arnaldo Rodríguez por la invitación.
Vivir del cuento ha sido un sueño cumplido…
Sí. Soy fanática del programa y que me hayan llamado a formar parte del elenco fue una sorpresa grande. Mi mamá soñó verme en este programa, y lo conseguí.
En Vivir del cuento encarno a Clarita, la sobrina de Leopordino, que llegó nueva al barrio con su hijo Pablito. El personaje no es cómico, sino su situación. Me gustaría interpretar uno con matices humorísticos, que sé que es complicado porque el humor es cosa seria; aunque uno se ría.
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¿Cuáles son tus grandes miedos en el arte?
No tengo. Humberto nos enseñó que hay que tirarse a la piscina. Siempre fui muy dispuesta en el grupo de teatro. Era la primera en levantar la mano para hacer una improvisación y valiente a la hora de enfrentar retos.
¿En qué te veremos próximamente?
En la novela Renacer, de Heiking Hernández. Estoy muy feliz. Tengo un personaje negativo que van a disfrutar mucho. No puedo adelantar nada; solo que estoy haciendo un buen trabajo para que el público se divierta.