El Quijote de La Habana, emplazado en la calle 23, esquina a K tiene un primo a 690 kilómetros al este de la ciudad. Casi al final del paseo de la ciudad de Puerto Padre, encontramos otro Quijote, sin Sancho y sin caballo, enfrentado a un molino de viento.
Este conjunto escultórico fue concebido por los artistas tuneros Elevis Báez y Pedro Escobar, en una provincia que es considerada por muchos como la Capital de la Escultura Cubana, debido a la profusión de obras de gran formato que importantes artistas cubanos han instalado en esta tierra.
Entonces, Puerto Padre abriga a su propio Quijote, enjuto y larguirucho, de pie, con la lanza en la mano y de frente al molino de viento, al mar que lo aguarda unos metros más allá.
El Quijote sigue en su batalla. La larga estancia en el mundo no le ha impedido seguir deshaciendo entuertos a su modo y saber, lo mismo esté entre el bullicio de una popular avenida habanera como desde la modorra silenciosa de un pueblo de provincias.