Moscú.
25 de julio de 1980.
Poco después de las cinco de la tarde moscovita, una joven cubana se paseaba sonriente por el Lenin Stadium. Desde las gradas, los fanáticos perseguían con binoculares a aquella chica del dorsal 54 que, para sorpresa de muchos, había puesto tierra de por medio con sus rivales desde el mismo inicio de la competencia.
María Caridad Colón, una “desconocida”, mandaba la jabalina hasta los 68.40 metros y estampaba un récord olímpico que ponía a temblar el dominio de alemanas y soviéticas. Atónita, Ruth Fuchs, monarca de la prueba en Múnich 1972 y Montreal 1976, veía como se escapaba la posibilidad de una tercera corona en línea que hubiera sido histórica.
La cubana, quizás, no entendía del todo la magnitud de lo que estaba consiguiendo. Cuando vio alejarse la jabalina hasta el infinito, ni se inmutó. Quedó con la pierna levantada, se volteó a la multitud, sonrió y apretó el puño derecho, una reacción sobria, propia de una veterana que disfruta los triunfos con mucha sangre fría.
Pero María Caridad Colón, con tan solo 22 años, aquel 25 de julio de 1980 abrió un camino para las mujeres latinoamericanas, que nunca antes habían escalado a la cima en el concierto bajo los cinco aros. Tras ella, Maritza Martén, las gloriosas Morenas del Caribe, María Isabel Urrutia, Driulis González, Osleydis Menéndez, Legna Verdecia, María Espinoza, Mariana Pajón, Catherine Ibarguen, Paula Paretto, Idalis Ortiz y otras tantas mujeres latinas también han acariciado la gloria olímpica.
“Es una fecha que celebro como un cumpleaños”, dijo este mismo domingo la antillana al periodista Jhonah Díaz, de Prensa Latina, quien la entrevistó en Tokio. Como miembro del Comité Olímpico, María Caridad Colón es uno de los rostros distinguidos que prestigian la lid estival japonesa, donde espera que las mujeres cubanas y latinoamericanas se hagan sentir.
La armada
Desafortunadamente, las representantes cubanas en Tokio no pudieron hacerse sentir con fuerza este domingo, aunque, a priori, sus opciones de lograr resultados positivos eran mínimas. Por ejemplo, en la ruta, Arlenis Sierra tenía por delante en un circuito desfavorable para superar su actuación de Río 2016, mientras Milena Venegas se enfrentaba a la titánica tarea de navegar a contracorriente en los cuartos de finales del single sculls.
Precisamente, la remera antillana vio acción temprano y no pudo hacer mucho en su heat, al terminar en la penúltima posición, muy alejada de los puestos que daban acceso a las semifinales. Ahora a Venegas solo quedan las rondas de consuelo, en las que puede seguir disfrutando por mero hecho de competir en unos Juegos Olímpicos. No son muchos los que lo logran.
También en la mañana nipona, Laina Pérez culminó en el puesto 32 de la pistola aire a diez metros, sin opciones de colarse en la final. Hasta el momento, los tiradores cubanos han acusado la falta de competencia, aunque todavía quedan faltan por subir a la escena Jorge Félix Álvarez y Leuris Pupo, los dos mejores exponentes de la Isla.
Más tarde, Marcia Videaux tuvo una efímera presentación en la gimnasia artística. Sin explicación clara de la estrategia, los entrenadores decidieron que la granmense solo compitiera en el caballo de salto y no buscara clasificación a finales en ningún otro aparato ni en el concurso de máximas acumuladoras. El resultado fue pésimo, con un segundo salto deficiente y una baja puntuación general que la dejó sin opciones de meterse entre las ocho que disputarán las medallas.
Duele decirlo, pero la gimnasia cubana está desangelada. De las muchas esperanzas que se habían levantado en los últimos tiempos con la irrupción de jóvenes y prometedoras figuras, ahora solo queda un soplo muy débil. Lo peor es que sin los principales entrenadores que llevaron a escena a todos esos talentos, será imposible rescatar a corto plazo la disciplina.
En el voleibol de playa, Lidiany Echevarría y Leida Martínez sucumbieron 2-0 (21-15, 21-14) frente a las australianas Taliqua Clancy y Mariafe Artacho del Solar, una dupla que ha logrado 11 podios en el Tour Mundial desde el 2018 hasta la fecha, además de conquistar el bronce en la lid global de Hamburgo hace dos años.
Pero al margen del cartel de las rivales, las antillanas cometieron un sinfín de errores no forzados y acusaron falta de compenetración, algo previsible si tenemos en cuenta que esta pareja se formó hace menos de un mes por la disparatada combinación (desintegración) de las dos duplas originales del país.
Tras ganar el boleto olímpico con aporte decisivo de los dos conjuntos (Leila Martínez-Maylen Delís/Lidiany Echevarría-Yanisleydi Sánchez), los directivos y técnicos del deporte decidieron que era mejor quebrar la dinámica de las dos parejas y juntar a los dos principales jugadores de cada uno de los duetos.
El resultado ha sido una dupla de mucha intensidad pero con muy poca coordinación sobre la arena, un aspecto vital en el voleibol de playa y que no se logra ni en un día ni en un mes. Hace falta mucho tiempo de trabajo, entrenamiento y fogueo para lograr la compenetración total, detalle que a la postre permite competir al más alto nivel en escenarios exigentes como unos Juegos Olímpicos.
Arlenis Sierra cerró la actuación dominical cubana con el puesto 34 en el ciclismo de ruta, resultado que no encandila la vista y que está por debajo del conseguido en Río 2016 (lugar 28).
Como ya se sabía, Arlenis corrió sola entre equipos muy poderosos y en un escenario nada favorable para ella, que nunca ha sido fuerte en circuitos de ascensos como el trazado en Tokio. Casi 2700 metros de desnivel, la faena fue particularmente incómoda para la cubana, que entró a siete minutos de las punteras.
Cubanos por el mundo
Solo uno de los 24 atletas cubanos (y cubanoamericanos) presentes en Tokio con otras naciones compitió este domingo. Hablamos del esgrimista guantanamero Yeisser Ramírez (Estados Unidos), quien cayó en la ronda de 32 frente al ruso Sergey Bida, subcampeón del mundo hace dos años en Budapest.
El espadista oriental superó al suizo Michele Niggeler en su primera presentación, pero después fue arrollado por Bida, quien lo desbancó 15 toques por dos.
Ramírez es uno de los tres cubanos que desfilaron con Estados Unidos en los Juegos de Tokio, donde también están la boxeadora Yariel Ramírez y el karateca Ariel Torres. La delegación norteña tiene también al pelotero cubanoamericano Eddy Álvarez, quien fue el abanderado de la delegación.