Desde niño, Leonides Planas comenzó a correr hacia atrás. Lo hizo por afición, como un juego, pero con rigor. No sabía entonces que aquel tipo de carrera, que no había visto en ninguna parte, llegaría a convertirse en una disciplina deportiva: el retrorunning.
Un día de 2017 vio en su televisor, en el poblado santiaguero de La Maya, un reporte sobre una competencia internacional de esta modalidad donde corría un cubano. Aquel descubrimiento cambió su vida.
Pocos meses después, pudo asistir a una Copa Internacional en Artemisa, en el occidente cubano, invitado por Wilfredo Díaz, multimedallista mundial y líder del Proyecto Retrorunning Cuba. Allí ganó tres medallas.
En el evento, celebrado en abril de 2018, Planas compartió con dos de las figuras más importantes de este deporte en Latinoamérica: el cubano Díaz y el dominicano Fleury Contreras, doble recordista del orbe, a quien incluso escoltó en la vuelta al óvalo.
Pero a pesar de estos prometedores resultados, no ha vuelto a competir oficialmente. Sin vínculo sistemático con el alto rendimiento, solo sus deseos lo hicieron mantenerse entrenando. Recientemente, Jorge Luis Sierra, un entrenador de atletismo local, supo de sus potencialidades y decidió guiarlo.
El retrorunning surgió en China hace más de un siglo y hoy en día su popularidad va en aumento. Los expertos le atribuyen beneficios para el funcionamiento cardiovascular, el equilibrio y la fuerza muscular, en particular de las piernas, la espalda y el abdomen.
Desde 2006 se realizan campeonatos mundiales como el de Essen, Alemania, donde Wilfredo Díaz obtuvo cuatro medallas e integró la cuarteta de 4×400 que impuso un récord universal.
Leonides Planas lo practica casi de manera intuitiva, aunque de niño entrenó atletismo en el estadio “José Maceo” de La Maya. Correr de espaldas entonces era solo una diversión, mientras haciéndolo hacia delante logró algunos resultados a nivel provincial. Su táctica, sin embargo, no era la mejor.
“Tenía problemas con la velocidad que aún me salen –cuenta a OnCuba–. Arrancaba y terminaba a la misma velocidad. No remataba”.
Al terminar el preuniversitario, ingresó en la Academia Naval, donde corría los 60 metros. Después, confiesa, lo dejó todo y volvió a su pueblo, “a correr en el estadio José Maceo”.
A sus 42 años, Planas se mantiene en excelente forma física. No obstante, además de correr de reverso, también ha tenido que hacerlo cuesta arriba.
Descubrió por sí mismo la pasión del retrorunning, pero entre incomprensiones y el hecho de vivir alejado de las grandes ciudades, sin teléfono ni internet, se mantiene desconectado de cuánto sucede en su disciplina.
Llegó a su primera y única competencia oficial gracias a la ayuda de gente cercana.
“Un amigo que tenía facebook le hizo una solicitud de amistad a Wilfredo Díaz. Le enviamos un mensaje y él me avisó de la copa de retrorunning en Artemisa”.
Para ir hasta allá, el atleta de La Maya viajó a La Habana sin conocer con certeza su destino. Trepó a un camión que por 12 pesos convertibles (CUC), que lo llevó hasta la capital cubana. Llegó un viernes, descansó un día y el domingo ya tenía sus medallas en las manos.
El retrorunning no es una disciplina mediática en Cuba. Wilfredo Díaz, con el aval de sus resultados internacionales, se empeña en visibilizarlo, pero no resulta fácil. Más difícil aún es para atletas como Planas, que entrenan en la Cuba profunda, alejados de los micrófonos y los flashes.
Por eso lo alienta, que tras la publicación en redes sociales de un reporte televisivo sobre el santiaguero, Díaz comentara que era “un privilegio contar con atletas como él” y confirmara una invitación a la segunda edición del evento internacional, que se realizará en La Habana en abril.
“Estoy seguro podrá demostrar su valía y sus progresos”, aseguró del santiaguero el campeón cubano.
Los tiempos actuales de Planas son impresionantes, según su entrenador. En un terreno de béisbol, luego de una pesada carga de entrenamientos hizo 150 metros en 26,6 segundos. Su meta, dice, es bajar de los 30 segundos en los 200 metros, con lo que rompería los récords vigentes.
Para eso se prepara cada día de su vida, aun sin la certeza de si podrá estar en una próxima competencia. Aunque espera poder hacerlo. Su voluntad es su divisa principal. Con los años se ha ido acostumbrando a correr de espaldas y, lo principal, a llegar a la meta.
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