La mesa ya está servida. Estados Unidos será el rival de Cuba en la primera semifinal del V Clásico Mundial de Béisbol, luego de derrotar 9-7 a Venezuela en un partido vibrante que se decidió en el octavo episodio por un descomunal jonrón con bases llenas del torpedero norteño Trea Turner.
El chico, que recientemente firmó un contrato de 300 millones con los Philadelphia Phillies, fue el héroe indiscutible de una noche de locura en el loanDepot park de Miami, donde Estados Unidos no transitó por un camino de rosas.
El partido, más bien, fue un constante intercambio de golpes en el que los norteños salieron delante con tres carreras en el mismo episodio de apertura, cuando combinaron cinco imparables con un error de Venezuela. Sin embargo, los morochos, lejos de amedrentarse, respondieron rápido con un jonrón de dos anotaciones de Luis Arraez.
La película volvió a inclinarse a los anfitriones por un elevado de sacrificio de Mookie Betts en la cuarta entrada y un vuelacercas solitario de Kyle Tucker en el quinto, conexiones que pusieron el marcador 5-2. Con esa ventaja, Estados Unidos dio entrada a su bullpen y todo se torció.
Daniel Bard, apagafuegos de los Colorado Rockies, regaló 2 boletos, golpeó a 1 bateador, cometió 2 wild pitch y permitió 1 imparable y 4 carreras como primer relevista. Por si fuera poco, el diestro sacó del juego a José Altuve con un pelotazo a 96 millas que, según diversos reportes, le rompió un dedo de su mano derecha.
Bard dejó el rancho ardiendo y su lugar lo ocupó Jason Adam, quien intentó sofocar la rebelión de la vinotinto sin mucho éxito, porque Salvador Pérez le pegó un doble para remolcar dos carreras y darle la vuelta a la pizarra 6-5.
La situación empeoró todavía más en el séptimo, cuando Luis Arraez pegó su segundo vuelacercas del duelo, algo que no había conseguido jamás en 389 partidos de MLB.
En ese punto del duelo, el alto mando venezolano no estuvo fino en el manejo de su picheo de relevo, algo que se paga muy caro frente a una artillería de calibre mundial. Los morochos no pudieron defender una ventaja de 2 carreras cuando solo le faltaban 6 outs para completar su segundo viaje a semifinales en la historia de los Clásicos.
En el octavo, el mentor Omar López decidió abrir con José Quijada, quien ya había retirado el séptimo. El zurdo regaló boleto a Tim Anderson, permitió el primer sencillo de Pete Alonso en el Clásico y propinó pelotazo a J.T. Realmuto para llenar las bases. Solo en esa situación de emergencia la dirección venezolana apostó por mover su bullpen y colocaron a Silvino Bracho frente a Trea Turner.
Demasiado exigido, Bracho se vio incómodo, al punto de que en conteo de 2 strikes sin bolas le sirvió un cambio de velocidad manso (85.5 millas) a Turner, quien le despachó un panorámico jonrón por el bosque izquierdo a 407 pies. Cuatro carreras de un golpe borraban la renta de los latinos y hundían las esperanzas de los miles de fanáticos que llenaron el loanDepot con banderas venezolanas.
El impacto fue demasiado fuerte y la tanda de Omar López no pudo reaccionar. Los relevistas Devin Williams y Ryan Pressly se encargaron de retirar octavo y noveno sin mayores complicaciones, sellando así el segundo viaje consecutivo de los norteños a las semifinales del Clásico Mundial, instancia en la que chocarán contra Cuba por primera vez en la historia del evento.
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