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Al mediodía del 18 de abril de 1960, Camilo Pascual estaba dándole vueltas a la oportunidad de conocer a Dwight Eisenhower, presidente de Estados Unidos. El lanzador cubano sabía que el mandatario estaría en el Griffith Stadium, en Washington, para presenciar el primer partido de la temporada entre los Senators y los Red Sox, en el que trabajaría como abridor de la novena capitalina.
Sin embargo, Pascual desistió de su idea porque su inglés no era contundente y temía no estar a la altura. Entonces, puso toda su energía en impresionar a Eisenhower desde el centro del diamante. Arsenal tenía de sobra: su recta “caminaba” con potencia y su curva, identificada por su imponente “arco de barril”, era una amenaza latente para los bateadores rivales.
Con esas armas, alrededor de la 1:30 de la tarde en Washington, se encaramó en la lomita y realizó el primer picheo de la temporada para los Senators. Abrió aquel choque ante el camarero de Boston, Pumpsie Green, quien fue retirado por la vía de los strikes en lo que sería el inicio de un recital memorable que todavía hoy, 65 años después, es récord absoluto en Grandes Ligas.
Aquella jornada Pascual estaba indescifrable, tenía la curva como un cuchillo y con ella liquidó a los rivales hasta totalizar la imponente cifra de 15 ponches. En total, dejó a 9 hombres con la carabina al hombro, entre los cuales Frank Malzone y Gene Stephens se tomaron 3 “chocolates” cada uno, mientras Pumpsie Green se iba con 2.
Para Pascual fue un día redondo, pues su equipo ganó 10-1 y él contribuyó también con el madero, pues pegó un doble y remolcó una carrera.

“Nadie en esta liga puede compararse con ese pitcher”, dijo Ted Williams, estrella de los Red Sox y uno de los que escapó de la racha ponchadora de Pascual. De hecho, el bateador zurdo le fabricó la única anotación de Boston-Yankees con un jonrón.
Aquel batazo de Williams fue histórico, no solo por la distancia que recorrió, también porque le permitió igualar a Lou Gehrig en el cuarto puesto de todos los tiempos. Además, se convirtió en el primer jugador con al menos un cuadrangular en cuatro décadas diferentes.
Más allá del récord, el historial de Camilo Pascual en el Opening Day no es nada del otro mundo. El habanero trabajó seis veces como abridor en el partido inaugural de la temporada y perdió cuatro de esos duelos, con elevado promedio de carreras limpias de 5.80. Además, permitió 13 jonrones, la mayor cantidad para cualquier lanzador en la historia de Grandes Ligas en estos duelos de apertura.
Eso sí, su marca de 15 estrucados se mantiene en el tope de la mayor cantidad de ponches de un lanzador en el Opening Day. Los que más se han acercado —con 14 retirados por la vía de los strikes— al récord son Shane Bieber (Cleveland vs. Kansas en 2020), Don Drysdale (Dodgers vs. Cubs en 1960) y en par de oportunidades Randy Johnson (Seattle vs. Toronto en 1993 y Seattle vs. White Sox en 1997), estos dos últimos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.
Este año, MacKenzie Gore, otro zurdo con la camiseta de Washington, se acercó al récord de Pascual, pero se quedó corto. En total, propinó 13 ponches a los Phillies y se convirtió en el segundo lanzador de la historia (tras el estelar Bob Gibson) con dobles dígitos de estrucados, sin bases y ni carreras permitidas en el Opening Day.
¿Quién era Camilo Pascual?
“Yo considero a Camilo Pascual el mejor pitcher de Grandes Ligas”. Así de contundente fue Gabe Paul, vicepresidente de los Cincinnati Reds, cuando intentó firmar al lanzador cubano. El ejecutivo, convencido de la calidad del derecho, le ofreció medio millón de dólares a Calvin Griffith, dueño de los Washington Senators, donde el habanero trabajaba desde 1954, pero se encontró con una negativa rotunda.
La gerencia de los Senators estaba enamorada de Pascual, sobre todo después de su rendimiento en la campaña de 1959, la cual terminó como líder de la Liga Americana en juegos completos (17) y lechadas (6), además de ganar 17 partidos con una gran efectividad de 2.64. Ese año, el antillano lanzó 238.2 innings, propinó 185 ponches, dejó un WHIP (promedio de corredores embasados por entrada) de 1.135 y recibió el primero de sus 7 llamados al Juego de las Estrellas.

Sumando su actuación de MLB en 1959 a lo hecho en la Liga Profesional cubana y la Serie del Caribe de 1960 con los Elefantes de Cienfuegos, Pascual devoró 410.1 episodios con 363 estrucados y un récord de 34 victorias y 15 derrotas. Definitivamente, estaba en su prime y listo para hacer valer los elogios de Gabe Paul y la confianza de Calvin Griffith.
Entre 1960 y 1968, Pascual fue uno de los 6 serpentineros que lograron al menos 125 victorias, 1800 innings de labor y 1350 ponches con efectividad inferior a 3.25. Su nombre aparece en esa selecta lista junto a Sandy Koufax, Don Drysdale, Jim Bunning, Bob Gibson y Juan Marichal, todos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.
En ese lapso, el caribeño fue tres veces consecutivas líder de la Liga Americana en ponches (1961-1963), en dos ocasiones comandó su circuitos en juegos completos (1962-1963) y también en par de oportunidades reinó en todas las Grandes Ligas en lechadas propinadas (8 en 1961 y 5 en 1962). Con ese rendimiento, mereció estar seis veces en el Juego de las Estrellas.
Historia de los abridores cubanos en el Opening Day
Desde hace más de un siglo tenemos registros de serpentineros de la isla que tomaron la bola para los duelos inaugurales de sus respectivos equipos.
Adolfo Luque, el 13 de abril de 1921, fue el primer tirador cubano que abrió en el Opening Day. El incombustible derecho lanzó para los Cincinnati Reds, que ese día ganaron 5-3 con faena completa del habanero, quien logró la victoria pese a permitir una docena de imparables.
Treinta años después, el 17 de abril de 1951, Conrado Marrero se convirtió en el segundo cubano con una apertura en el partido inaugural de MLB. “El Guajiro de Laberinto”, que militaba en las filas del Washington, devoró los nueve episodios frente a Philadelphia Athletics con una sola carrera y seis ponches en su cuenta. Marrero estaba a punto de cumplir 40 primaveras y desde esa jornada su nombre quedó inscrito como el del abridor cubano más longevo (39 años y 357 días) en la historia del Opening Day.
Contra Reloj: historia cubana en el Opening Day de MLB al detalle
Tras Luque y Marrero, la lista de serpentineros nacidos en Cuba con aperturas en choques inaugurales no es tan larga como podemos pensar, de hecho, solo 13 de pichers han logrado sumar su nombre al selecto club: Camilo Pascual, Pedro Ramos, Diego Seguí, Orlando Peña, Mike Cuéllar, Luis Tiant, Ariel Prieto, Liván Hernández, Orlando “El Duque” Hernández, José Ariel Contreras, José Fernández, Raisel Iglesias y Néstor Cortés Jr.
De todos ellos, Liván Hernández es quien más juegos inició con 9, la tercera mayor cantidad para un latino, únicamente superado por el venezolano Félix Hernández (11), el nicaragüense Dennis Martínez (11) y el dominicano Juan Marichal (10).
Recordado como un clásico caballo de batallas por su capacidad para sumar innings, Liván tuvo buenos resultados en el Opening Day de manera general, con 4 triunfos, igual cantidad de derrotas y efectividad de 4.45 en 56.2 entradas. En total, sumó 6 aperturas con 3 o menos carreras permitidas y 6 episodios de labor.
Otro nombre destacado en estos escenarios es el de Pedro Ramos. En 1958, 1959 y 1961, el derecho tiró sendos juegos completos para abrir la temporada y en cada uno de los duelos se apuntó la victoria. Su primera víctima en estos partidos fue Boston, que solo le pegó 5 imparables y le anotó 2 carreras el 14 de abril de 1958, cuando Ramos los derrotó con pizarra de 5-2. En ambos casos, vestía la camiseta de Washington.
Al año siguiente repitió la fórmula contra Baltimore, aunque el marcador fue más abultado (9-2).
Pedro Ramos: “Nunca he dejado de desayunar, almorzar y comer béisbol”
Su mejor actuación en el Opening Day llegó el 11 de abril de 1961 frente a los Yankees de Yogi Berra, Mickey Mantle, Lou Gehrig y compañía, a quienes les recetó 9 ceros con 3 jits, un boleto y 5 ponches en su cuenta. Esa es tan solo una de las 3 lechadas que han recibido los Bombarderos del Bronx en partidos inaugurales en los últimos 64 años.
La historia de Pedro Ramos en el Opening Day es algo curiosa, pues su primer choque de este tipo no fue como lanzador, sino de corredor sustituto en un duelo entre Washington y Baltimore. Ocurrió el 11 de abril de 1955, cuando lo sacaron en el sexto episodio por Jesse Levan, que había bateado de emergente. Desde ese día, ostenta el récord del cubano más joven (19 años y 348 días) en participar en el primer partido de la temporada.
Pero el cuento no termina ahí. La segunda vez que Ramos participó en el Opening Day también lo hizo como corredor emergente. El cubano entró en escena por Neil Chrisley en el onceno capítulo de otro duelo entre los Senators y los Orioles celebrado el 15 de abril de 1957. Después de estas primeras vivencias, entonces llegaron sus triunfos desde la lomita en la apertura de las campañas.
Los Gehrig con los Yankees de 1961? A no ser que haya sido su fantasma!!!