Son más de cien años de recorrido. Son cientos de hazañas y récords. Son miles de peloteros… La riqueza del béisbol cubano va más allá de nuestra imaginación; su historia y la de sus protagonistas, trasciende fronteras, épocas, razas, ideologías…
Por ello resulta tan complicado sentarse frente a una hoja en blanco y darle forma a una lista de diez nombres, diez héroes de los diamantes en la Isla, diez figuras representativas del deporte de las bolas y los strikes, el cual, con frecuencia, ha sido víctima del fraccionamiento.
Sí, cuando se habla de béisbol cubano y de la selección de sus mejores jugadores, muchos hacen referencia solo a los participantes en Series Nacionales, mientras otros se inclinan exclusivamente por figuras profesionales, como si en cada caso se quisiera negar lo que se ha logrado en la otra orilla.
Ese mal nos ha perseguido durante décadas, y ha llegado a estar tan arraigado que un fanático de Braudilio Vinent o de Rogelio García, quizás no mencione a Camilo Pascual o a Luis Tiant en la discusión de los mejores lanzadores cubanos de la historia, y viceversa.
Entonces, ¿cómo escoger a los diez mejores jugadores de la historia sin desatar la polémica?
¿Cómo desestimar en una selección los tres títulos de bateo de Tony Oliva con los Mellizos de Minnesota, la figura precursora de Esteban Bellán, las 600 bases robadas y los tres anillos en fila de Bert Campaneris, los 2000 ponches y la curva eléctrica de Changa Mederos, o la “inmortalidad” de José de la Caridad Méndez y Cristóbal Torriente?
¿Cómo explicar la ausencia de Enrique Díaz y su extensa hoja de récords, o de Willy Miranda, de Conrado Marrero, de Félix Isasi, de Wilfredo Sánchez? ¿Cómo explicar que no estén Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz, Víctor Mesa, Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras…?
Es imposible. No hay una fórmula que trace el camino para una selección perfecta, básicamente porque las listas son demasiado personales, mediadas casi siempre por gustos, filias, pasiones…
Justamente esos son los detalles que inciden en la presente lista*, cuyo principal rasgo es que no entiende de líneas divisorias, ni de distinciones entre los que se fueron y los que se quedaron, entre lanzadores y bateadores, entre amateurs y profesionales, entre blancos y negros. Pero les aviso, selección al fin, está marcada por mi visión personal. No me odien.
1-Martín Magdaleno Dihigo Llanos (Martín Dihigo “El Inmortal”) / 25 de mayo de 1905 (Cidra, Matanzas)-20 de mayo de 1971 (Cruces, Cienfuegos)
Al tiempo que arrasaba desde el rectángulo ofensivo, colgaba ceros desde la lomita. Podía aparecer en cualquier posición del campo, tenía fuerza, ganaba títulos de bateo, su brazo –dicen– era superior al de Roberto Clemente…
“Dihigo fue el jugador más completo que vi. Una superestrella en la posición que jugara”, decía James “Cool Papa” Bell, testigo en primera fila de la grandeza del cubano.
Su exaltación al Salón de la Fama de Cooperstown llegó tarde, en 1977, aunque se convirtió en el primer cubano inscrito en el sagrado recinto. Además, fue el primer hombre elevado al templo de los inmortales en Cuba, México y Estados Unidos.
Nunca sabremos qué hubiera logrado en las Mayores, pues no pudo jugar debido al color de su piel. No obstante, por su despliegue en las Ligas Negras y su historial en el Caribe, algunos lo colocan a la altura de Babe Ruth. Otros, como Buck Leonard, aseguran que fue “el mejor jugador de todos los tiempos, blanco o negro”.
– Ganó más de 100 partidos en los circuitos profesionales de Cuba y México, y fue tres veces campeón de jonrones en las Ligas Negras.
– En la campaña cubana de 1935-36, dirigió a los Leopardos de Santa Clara, con quienes ganó el campeonato. Además, se llevó los títulos de bateo (358) y pitcheo (11-2).
– Dio el primer no hit-no run en la historia del circuito profesional mexicano el 16 de septiembre de 1937.
– Fue líder de los bateadores (387) y de los lanzadores (18-2 y efectividad de 0.90) en la temporada mexicana de 1938, con las Águilas de Veracruz.
2-Adolfo Domingo de Guzmán Luque (Adolfo Luque) / 4 de agosto de 1890 (La Habana)-3 de julio de 1957 (La Habana)
Su curva hacía un arco inmenso que sacaba de circulación a los rivales y sabía perfectamente cuándo utilizarla. Aunque no impresionaba por su físico –ni siquiera medía seis pies–, tenía un carácter fuerte, temperamental, y su sola presencia en el montículo intimidaba.
Adolfo Luque combinaba su energía con una inteligencia superior, que le permitió convertirse en el primer lanzador latino en ganar dos títulos de efectividad (1923 y 1925) en las Mayores, circuito en el que logró 194 victorias, segunda mayor cantidad para un serpentinero de la Isla.
Además, fue el primer cubano y latinoamericano en actuar y triunfar en una Serie Mundial, durante la versión 1919, recordada por la victoria de los Rojos de Cincinnati y el escándalo de las Medias Negras. Después, en 1933, repitió su corona con los Gigantes de Nueva York.
De ojos azules y piel blanca, Luque tuvo la oportunidad de probar la calidad de los cubanos en las Mayores, pero nunca dio la espalda a la realidad que vivían sus compañeros negros y se integró con ellos en múltiples equipos.
– Ganó 27 partidos con los Rojos de Cincinnati en 1923, récord de más victorias para un lanzador cubano en las Mayores.
– Durante nueve temporadas consecutivas lanzó al menos 200 innings, y en 14 campañas al hilo superó el centenar de entradas trabajadas.
– En 1933, con 43 años, se convirtió en el pitcher latino más longevo que participaba en una Serie Mundial. El récord absoluto de las Mayores lo había implantado Jack Quinn (47), en 1930.
– Su brillante carrera en los montículos se combinó con los éxitos como mánager, pues fue campeón en múltiples ocasiones con Almendares y Cienfuegos.
3-Saturnino Orestes Armas Minoso (“Minnie” Miñoso) / 29 de noviembre de 1925 (La Habana)-1 de marzo de 2015 (Chicago, Illinois)
“¿Lo más importante en mi vida? Los aficionados. El darles una sonrisa. A veces, ellos dirán algo malo, ¿y si no te gusta, dejarás que eso te afecte? No, simplemente sonríes. Es lo que solía hacer cuando jugaba”.
Esas son palabras de Minnie Miñoso, unos meses antes de fallecer. Prueban la entrega y compromiso de un jugador que se ganó el cariño y la admiración de millones de entusiastas, sobre todo por su dinamismo en el bosque izquierdo y su impacto con el madero.
Miñoso murió esperando una exaltación a Cooperstown que nunca llegó, aunque siempre supo del apoyo incondicional de sus fanáticos, entre ellos Barack Obama: “Minnie puede haber sido obviado por el Salón de la Fama durante su vida, pero para mí y para las jóvenes generaciones de afroamericanos y latinos, Minnie encarna por excelencia la historia americana mucho más que lo que una placa jamás podría representar”.
– Fue el primer latinoamericano negro en debutar en MLB, y el noveno jugador de color en atravesar la ya quebrada barrera racial. Además, fue el primer jugador de color en la organización de los Medias Blancas de Chicago.
– Participó en nueve Juegos de Estrellas y ganó tres Guantes de Oro.
– Registró promedio de 298 en 17 campañas, con 1 963 hits, 336 dobles, 83 triples, 186 cuadrangulares, 1 023 carreras impulsadas y 1 136 anotadas.
– Después de colgar los spikes en 1964, reapareció en 1976 y 1980 para tomar turnos como bateador designado, por lo que jugó en cinco décadas diferentes (40, 50, 60, 70 y 80), hazaña solo conseguida por Nick Altrock.
4-Atanasio Pérez Rigal (“Tany” Pérez) / 14 de mayo de 1942 (Camagüey)-76 años
Del antiguo Central Violeta, en algún punto perdido de la geografía entre Ciego de Ávila y Camagüey, salió el hombre que más carreras empujó en las Mayores desde 1964 hasta 1983, y el segundo con más remolques en toda la década del 70, superado únicamente por el estelar receptor Johnny Bench.
“Cuando hay corredores en posición de anotar, no puedo pensar en una mejor opción en el plato que Tany Pérez”, decía Sparky Anderson sobre aquel chico del Central Violeta, quien, para martirio de los rivales, se unió con Bench en la misma alineación: la temida Maquinaria Roja de Cincinnati.
Los Reds fueron uno de los dominadores más notables de las Mayores en los 70, con cuatro Series Mundiales disputadas y dos victorias, de manera consecutiva en 1975 y 1976. En ese lapso, Tany fue un puntal con su bate, un ídolo indiscutible.
No es de extrañar entonces que en el Crosley Terrace del Great American Ball Park, feudo de los Rojos, haya una enorme estatua de bronce de Tany, cuyo dorsal 24 también fue retirado por el club.
– Es uno de los cuatro cubanos en Cooperstown, pero el único que ha sido exaltado –en el 2000– por sus méritos en las Mayores. Además, está en el Salón de la Fama del Caribe desde 1998, cuando también Cincinnati lo incluyó en el Templo de Inmortales del club.
– Impulsó 90 o más carreras por once campañas consecutivas y en siete remolcó más de 100, incluidas las 129 de 1970. Eso le valió para un total de 1 652, segunda mayor cantidad de un cubano, solo superado por Rafael Palmeiro (1 835).
– Participó en siete Juegos de Estrellas, y fue el MVP en la edición de 1967, cuando decidió con un jonrón el duelo en extrainnings.
– Sus 379 jonrones constituyen la tercera mejor marca de un cubano, aunque quienes lo superan son Rafael Palmeiro (569) y José Canseco (462), ambos vinculados a escándalos de dopaje y consumo de esteroides.
5-Luis Clemente Tiant Vega (“El Tiante”) / 23 de noviembre de 1940 (Marianao, La Habana)-78 años
“Cuando las fichas están en la línea, Luis Tiant es el más grandioso competidor que he visto”, decía Jim Palmer, uno de los más dominantes lanzadores de las Mayores entre la década del 60 y el 70 del siglo pasado.
Palmer, miembro de los Orioles de Baltimore, vivió en primera línea la rivalidad con Tiant, cuyos años de gloria llegaron con las Medias Rojas de Boston, equipo en el que volvió a la estelaridad cuando ya muchos lo daban por enterrado tras su declive con Indios de Cleveland y los Mellizos de Minnesota.
De 1972, cuando ganó el premio de Regreso del Año en la Liga Americana, hasta 1979, Tiant fue uno de los lanzadores más dominantes de las Mayores, pues logró 134 victorias (con 82 derrotas), 27 lechadas, 117 juegos completos, 1 120 ponches y efectividad de 3.36. Sin embargo, de 1980 a 1982 alargó demasiado su trayectoria y solo empañó su historial (12 victorias, 16 derrotas y efectividad de 4.76, sin blanqueadas en esos tres años). Este detalle retrasó su entrada en las boletas de selección para Cooperstown y limitó sus opciones de ser elegido al Templo de Inmortales.
– Es el cubano con más victorias en las Mayores (229) y el cuarto latinoamericano con más triunfos, superado por Bartolo Colón (247), Denis Martínez (245) y Juan Marichal (243).
– Fue dos veces líder en efectividad, en 1968 (1.60) y en 1972 (1.91). Además, puntero de lechadas (en tres ocasiones) y terminó su carrera con 49, puesto 24 de las Mayores.
– Tuvo una campaña de lujo en 1968 (21 triunfos, nueve lechadas, 264 ponches). No obstante, ese año fue opacado por la efectividad (1.12) de Bob Gibson y las 31 victorias de Denny McLain.
– En 1975 estuvo cerca de romper “la maldición de El Bambino” en Boston, pues ganó dos juegos en la Serie Mundial, pero a la postre los Rojos de Cincinnati se impusieron en siete encuentros.
6-Tony Pedro Oliva (Tony Oliva) / 20 de julio de 1938 (Pinar del Río)-80 años
Ocho cirugías de rodilla le impidieron brillar durante la recta final de su carrera, pero a nadie se le ocurría cuestionar su talento cuando se paraba en home.
“Tony Oliva era tan bueno como cualquier bateador de su tiempo… mejor”, decía Lou Piniella sobre el toletero más imponente de los Mellizos de Minnesota entre 1964 y 1971.
Llegó a Estados Unidos a principios de los sesenta, de la mano del scout Joe Cambria. No sabía hablar inglés, pero pronto comenzó a comunicarse mediante su bate. En las Menores, vistiendo la franela de Wytheville Twins, dejó average de 410, con 10 jonrones y 81 empujadas en los primeros 64 partidos que disputó; los Mellizos tenían un diamante en bruto.
Poco tiempo después lo confirmaron, porque en sus primeras ocho temporadas, Oliva participó siempre en el Juego de las Estrellas, ganó un Guante de Oro (1966), obtuvo cinco lideratos de hits y cuatro de dobles, y fue segundo en la carrera por el Jugador Más Valioso en 1965 y 1970.
– Durante su temporada de novato lideró la Liga Americana en hits (217), anotadas (109), dobles (43) y promedio de bateo (323). Pegó 32 jonrones, impulsó 94 carreras y fue el Novato del Año.
– Llegó a los mil hits en menos de seis temporadas completas. En total, conectó 1 917 sencillos, y en 11 de sus 15 campañas superó el centenar de inatrapables.
– Fue el primer bateador de la historia en ganar dos títulos de bateo (1964: 323-1965: 321) durante sus dos temporadas iniciales en las Mayores. En 1971 sumó una tercera corona ofensiva (337).
– Los Mellizos retiraron su número 6 y fue elegido al Salón de la Fama del Béisbol Latino en 2012.
7-Miguel Ángel Cuéllar (Mike Cuéllar) / 8 de mayo de 1937 (Las Villas)-2 de abril de 2010 (Orlando, Florida)
Si querías ganar un título entre finales de la década del 50 y del 70, solo tenías que levantar el teléfono y pedirle a Mike Cuéllar que viniera al rescate; entonces el zurdo villaclareño llegaría con su extraña y desquiciante screwball, listo para sumar una corona.
Desde la lomita, Miguel Ángel era una especie de talismán, al punto que se proclamó campeón en Nicaragua, México, Puerto Rico, República Dominicana, en la Liga Profesional de Cuba, las Menores y en las Grandes Ligas, así como en la Serie del Caribe.
“La bola rápida de Cuéllar se puede cachar con la mano descubierta; además de que no oculta a los ojos de nadie sus lanzamientos a un metro de distancia, entonces no veo por qué nosotros no lo podamos vencer”, decía Alvin Dark, mánager de Cleveland en 1971.
En realidad, el misterio estaba en su “bola de tornillo”, que lo encumbró y le permitió participar en cuatro Juegos de Estrellas, liderar la Liga Americana en victorias (24) durante 1970 y quedar en el Top 10 de los candidatos a MVP en las campañas de 1969 y 1974.
– Será recordado como el primer latinoamericano ganador del Cy Young, en 1969, con los Orioles de Baltimore, equipo que lo incluyó en su Salón de la Fama en 1982.
– Jugó con los desaparecidos Cuban Sugar Kings y es líder histórico del equipo en efectividad (2,86) y lechadas (10).
– Ganó más de 20 juegos en cuatro temporadas, tres de ellas consecutivas. Integró junto a Jim Palmer, Dave McNally y Pat Dobson, la rotación de los Orioles que logró 81 victorias (cada uno con más de 20) en 1971.
– Tiene la mejor efectividad (3.14) entre todos los grandes lanzadores cubanos que hicieron carrera en las Mayores durante más de una década.
8-Antonio Pacheco Massó (Capitán de Capitanes) / 4 de junio de 1964 (Palma Soriano, Santiago de Cuba)-54 años
“Mi concepto era batear y batear. No pensaba en que iba a estar cansado; pensaba que, mientras más swines hacía, más cómodo y confiado me sentiría”. Así se define Antonio Pacheco, uno de los más recios toleteros del béisbol cubano, quien después también tuvo una destacada trayectoria como mentor.
Su figura es sinónimo de liderazgo y éxito, amparado en unas condiciones físicas excepcionales. Era un defensor seguro, un buen corredor y muy eficaz con el bate en momentos cumbres.
Nunca desaparecía en los clásicos de la pelota cubana y en lides foráneas, lo cual le valió el mote de Capitán de Capitanes, que mantiene, incluso, después de emigrar a Estados Unidos y convertirse en un respetado entrenador defensivo de los Yankees de Nueva York.
“Es uno de los tres hombres más completos en la historia del béisbol cubano. Ha sido siempre un pelotero respetado, no solo por su calidad como jugador, sino también por su calidad humana fuera de campo. Pacheco es un gran ser humano”, dijo sobre él Danilo Valiente, coach en torneos cubanos durante casi dos décadas, y ahora coach de los Yankees.
– Es, junto a Pedro Chávez, Jorge Trigoura y Alfonso Urquiola, uno de los hombres que ganó más de un título como jugador (cuatro) y como mánager (tres).
– Fue durante muchos años líder en hits (2 356 en 1 853 juegos) de la pelota cubana, hasta que Enrique Díaz (2 378) lo sobrepasó.
– Es uno de los tres jugadores cubanos que logró más de 1 300 empujadas, y uno de los seis (Orestes Kindelán, Omar Linares, Antonio Muñoz, Lázaro Junco y Frederich Cepeda) con más de 700 extrabases.
– Entre sus múltiples lauros internacionales figuran dos títulos olímpicos, varias coronas mundiales y cinco cetros panamericanos, mayor cifra para un jugador cubano. Además, es el único que ha conseguido medallas estivales como jugador y como mánager.
9-Omar Linares Izquierdo (“El Niño” Linares) / 23 de octubre de 1967 (San Juan y Martínez, Pinar del Río)-51 años
Era inconcebible que todas las miradas de un estadio se enfocaran solo en un muchacho de 15 años, pero sucedió. En 1982, ya Omar Linares acaparaba los focos desde que salía de la cueva.
Todavía no había explotado como una estrella, pero su postura poco ortodoxa en el plato, su velocidad, poder de brazo y la fuerza de sus batazos lo hacían resaltar. Estábamos frente a un jugador diferente, y no demoró mucho en demostrarlo.
Sin cumplir 20 años, se convirtió en el primer pelotero de Series Nacionales que lograba el título de bateo con promedio superior a 400 (409). Eso fue solo un avance, después literalmente descoció la pelota entre los certámenes domésticos y lides internacionales, en las cuales ganó todos los títulos posibles.
“Ningún antesalista sobresale tanto como yo en Grandes Ligas, pero no me considero el mejor del mundo. El mejor es Omar Linares, que batea, fildea y corre más que yo. Si lo duda, le sugiero que viaje a Cuba para que lo compruebe”, llegó a decir Robin Ventura, estelar antesalista en MLB que había enfrentado a Linares en torneos amateurs.
– Es el único jugador cubano con más de 400 jonrones, 200 bases robadas, 300 dobles, 1 500 anotadas y 1 200 impulsadas.
– Se embasó en 3 628 oportunidades por hits (2 195), boletos (1 327) y pelotazos (106), casi la mitad de las 7 454 comparecencias que tuvo, para un irreal OBP de 487.
– Promedió siete veces sobre los 400 (1984-1985, 85-86, 87-88, 89-90, Selectiva 1990, 92-93 y 95-96) y fue líder de los bateadores en seis ocasiones. Terminó su carrera con el más alto average de la historia (368).
– Es uno de los tres jugadores –junto a Leonel Moa y Alberto Díaz– que han conectado cuatro jonrones en un partido.
10-Orestes Kindelán Olivares (“El Tambor Mayor”) / 1 de noviembre de 1964 (Palma Soriano, Santiago de Cuba)-54 años
“Si tengo miedo no puedo batear…”, decía Orestes Kindelán, a quien le importaba poco que los lanzadores contrarios fueran a pegarle un bolazo tras uno de sus cuadrangulares. Por su mente no pasaba cerrar el festival jonronero para cuidar su anatomía, a fin de cuentas, era un portento físico.
“El Tambor Mayor” o “El León de la Montaña”, como también se le conocía, es el Babe Ruth del béisbol cubano, o el Hank Aaron, o el Barry Bonds… Un jonronero nato que, a fuerza de muñecas, ponía la pelota a volar por cualquier sector del campo, y con frecuencia lo hacía en situaciones límites, para enfriar cualquier pensamiento de victoria del rival.
Así encumbró a Santiago de Cuba en múltiples ocasiones, y a la selección nacional, de la cual fue un baluarte imprescindible desde los años 80 hasta el inicio del siglo xxi, cuando fue conducido a un retiro forzoso que todavía no tiene explicación.
Varios son los tríos ofensivos que han marcado pautas en el béisbol cubano, pero difícilmente alguno se acerque al nivel excepcional del que formó Kindelán, como eje central, junto a Omar Linares y Antonio Pacheco.
– Líder jonronero de las Series Nacionales (487) y único jugador cubano que sobrepasó la barrera de las 1 500 impulsadas.
– De sus 2 030 hits, el 42 % (853) fueron extrabases. Es el único jugador cubano que ha bateado más de 800 extrabases (330 dobles, 36 triples y 487 jonrones).
– Es el último jugador que ha ganado la Triple Corona en Series Nacionales, en 1989, con promedio ofensivo de 402, 24 jonrones y 58 remolques.
– Pegó más de 100 jonrones en eventos internacionales y remolcó más de 330 carreras, números que demuestran cómo su poder impactó más allá de Cuba.
BONUS HIT
Orlando Hernández Pedroso (“El Duque” Hernández) / 11 de octubre de 1965 (Villa Clara)-53 años
Hubo un momento de la historia en que Orlando Hernández Pedroso “El Duque”, pensó que jamás volvería a encaramarse en un montículo, pero la mística, el destino o el halo mágico que siempre lo rondó, le permitieron regresar a la escena.
El Duque fue uno de los mejores lanzadores de Cuba en los años 80 y 90. Ganaba con mucha facilidad, era figura en la selección nacional, con la cual se tituló en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Su carisma, el enredado wind-up levantando la rodilla izquierda a la altura de la gorra, sus múltiples ángulos de salida, lo convirtieron en un ídolo, un modelo a seguir.
Tan grande era su influencia, que ni siquiera cuando lo suspendieron en 1996 tras la salida a Estados Unidos de Liván, su medio hermano, pudieron borrarlo del imaginario popular, donde permaneció vivo como si lanzara todas las semanas.
Por eso, cuando demostró su valía en Norteamérica, cuando se erigió en rey de la Gran Manzana, creció exponencialmente en Cuba el seguimiento al béisbol de las Mayores. Siempre hubo afición en la Isla por las historias fantásticas que llegaban a cuentagotas desde Estados Unidos, pero jamás se vio una explosión tan grande como cuando “El Duque” se subió a la loma del Yankee Stadium y dio varias cátedras de pitcheo.
“Siempre creí que podría lanzar otra vez, pero no pensé llegar a las Mayores tan rápido. Lo soñé, pero no soy adivino. Por cierto, también soñé que sería presidente”, dijo en una ocasión.
– Es el líder indiscutible de promedio de ganados y perdidos (728) en Series Nacionales, fruto de 126 victorias y 47 derrotas. En los campeonatos cubanos registró efectividad de 3.05, con 1 211 ponches en la era del aluminio.
– Es el cubano con más títulos de Serie Mundial. Ganó tres consecutivos con los Yankees (1998-2000) y uno con las Medias Blancas de Chicago (2005).
– Disputó 18 series de postemporada y solo perdió tres entre 1998 y el 2005, siempre con protagonismo. Fue el MVP de la Serie de Campeonato de 1999 entre Yankees y Boston.
– Fue el primer jugador cubano campeón en Series Nacionales (dos veces con Industriales) y en MLB. Después lo han secundado José Ariel Contreras y Kendrys Morales.
* Nota: En esta lista no se tuvieron en cuenta a jugadores activos ni a los vinculados con escándalos de consumo de sustancias prohibidas.
Colega: Orestes Miñoso nació en Perico, Matanzas. No en La Habana como usted refiere. Para más precisión Central España Republicana, Perico, Matanzas. También revise año de naciemiento no es el correcto.