Una noticia se corrió como pólvora en las primeras horas del 2020: el santiaguero Oscar Luis Colás, a quien entonces muchos se empeñaban en llamar el “Ohtani cubano” por sus habilidades como lanzador y jugador de campo, había salido de la Isla para buscar el sueño de muchos peloteros antillanos.
Con su decisión, Colás tomaba el mismo camino que varios compañeros del equipo nacional que viajaron a la Copa del Mundo Sub-18 del 2015 en Osaka, Japón. De aquel evento, donde el indómito bateó .368 (siete jits en 19 turnos) y no permitió carreras en seis entradas como pitcher, también salieron de Cuba algunas figuras que hoy militan en diversas organizaciones de Grandes Ligas.
Tales son los casos de José Israel García (Cincinnati Reds), Luis Robert Moirán (Chicago White Sox), Miguel Vargas (Los Ángeles Dodgers), Yolbert Sánchez (Chicago White Sox) y Alexander Guerra (menos conocido pero actualmente torpedero en el sistema de Ligas Menores de los Yankees de Nueva York), quienes sirvieron de espejo para Colás al momento de tomar la decisión.
Cuando el tremendísimo jugador indómito salió de Cuba, había completado ya tres temporadas en tierras niponas, donde pasó la mayor parte del tiempo en las granjas de los Halcones de Fukuoka (123 partidos con 18 jonrones y .271 de promedio). Además, logró debutar en la Liga Profesional Japonesa (NPB por sus siglas en inglés) y generar enormes expectativas, porque en su primer turno la pelota se fue más allá de los límites.
No obstante, solo consumió 21 turnos con los Halcones en el máximo nivel, en los que pegó cinco imparables y se tomó seis ponches. Ese es el único recuerdo de Colás que les quedó a los fanáticos de Fukuoka, porque el santiaguero decidió salirse del contrato que tenía vigente con el conjunto japonés. Dicho movimiento destapó entonces una batalla legal que concluyó a finales del 2020 con la liberación de su compromiso en Japón y la consiguiente declaración por la Oficina del Comisionado de las Grandes Ligas como agente libre.
De cualquier manera, eso no le abrió las puertas para pactar inmediatamente con equipos en Estados Unidos, pues al momento de ser nombrado agente libre ya las organizaciones de MLB habían comprometido la mayor parte de sus bolsas en el período de firmas internacionales y no contaban con el dinero necesario para pagar a un jugador de su calibre.
De hecho, Colás no tuvo contrato alguno en sus manos hasta el pasado 15 de enero, cuando estableció vínculos formales con los White Sox luego de una larga espera. El santiaguero, desde su posición de quinto mejor prospecto internacional en el mercado del 2022, firmó con la franquicia del sur de Chicago por un bono de 2.7 millones de dólares, prácticamente la mitad de lo que disponía la organización para el período.
Clasificado como uno de los cuatro peloteros internacionales con indicadores de poder de 60 (los cubanos Christian Vaquero y Lázaro Montes también integran el exclusivo grupo), Colás no dudó en expresar su interés en concentrarse exclusivamente en desarrollar sus herramientas como bateador y jugador de posición desde que inició su periplo por el sistema de MLB.
Esa postura desechó por completo la idea de que Colás emulara al fenómeno japonés Shohei Ohtani, a pesar de que el cubano traía como credencial sus rectas de 95 millas. La gerencia de los White Sox, casa de numerosos cubanos, entendió su postura y lo ubicó en su filial de Clase A Avanzada, Winston-Salem Dash, para el arranque de la actual temporada. En su debut, el pasado 8 de abril, conectó un par de imparables en cuatro turnos y de esa manera arrancó el camino hacia las Grandes Ligas.
Oscar es visto como un bateador de poder desde el lado izquierdo del cajón de bateo. Su swing lleva una velocidad por encima de la media y es capaz de conectar suficientes pelotas en la zona de barrel (mezcla entre velocidad de salida y ángulo que maximiza el chance de éxito de los batazos).
A su mecánica de bateo ya le está imprimiendo cambios que rinden dividendos. Tras su salida de Japón, aún se veía cierta desconexión entre su tren superior e inferior con la lógica pérdida de poder, pero en su primera temporada en el béisbol norteño ha realizado ajustes muy efectivos. La prueba más clara de ello son sus 12 jonrones, 15 dobletes, tres triples y slugging de .527 en 68 partidos y más de 300 comparecencias al plato.
Una incógnita que ha sabido despejar está relacionada con cuánto le costaría adaptarse al juego diario tras dos años sin actividad profesional. En su primer mes, promedió.301 con un OPS de .842 y dos cuadrangulares, pero una leve lesión en mayo retrasó las cosas. Luego de 59 encuentros en la Clase A Avanzada, firmó una línea ofensiva (Average/Promedio de embasado/Slugging) de .312/.369/.475 en 268 turnos al bate.
La mesa estaba servida entonces para un cambio, y los White Sox, en su afán de hacerlo avanzar en su sistema, lo enviaron a la sucursal de Doble-A (Birmingham Barons), para muchos la más competitiva en el sistema de Ligas Menores, en la que ha comenzado con el pie derecho. En solo nueve partidos, ha conectado cinco jonrones, con 11 anotadas, igual cantidad de remolques y 15 imparables. En viaje al plato su OPS es de 1.328, el octavo más alto en el nivel Doble-A.
En comparación con el conocidísimo Yoennis Céspedes, Colás es un mejor bateador con igual poder y menor complexión atlética. Quizás la limitación más grande viene de su disciplina en el home. En su paso por las Menores en Japón registró una tasa de cuatro ponches por cada boleto recibido, aunque en su corta carrera en Estados Unidos ha recortado esa relación a 2.4.
Quizás esta mejora tenga que ver los 3.7 picheos que está viendo por turno al bate, valor cercano a la media. ¿Podemos imaginar de qué cosas sería capaz cuando vemos que su promedio de bateo sobre bolas en juego es de .379?
Defensivamente, su velocidad de desplazamiento es cercana a la media, pero su potente brazo le abre espacio para ser titular de cualquiera de las esquinas en el outfield y hacerse respetar por los corredores.
Los cubanos Yosver Zulueta (Blue Jays, Villa Clara), Miguel Vargas (Dodgers, La Habana) y Oscar Luis Colás (Medias Blancas, Santiago de Cuba) han sido seleccionados para participar en el juego de las Estrellas Futuras 2022!!!!! Superan en 1 al 2021 cuando participaron….
— Jesús Fernández 🇨🇺⚾️ (@jesusLCA2017) July 7, 2022
La reciente selección de Oscar Luis para el juego de las Futuras Estrellas sin dudas generará un mayor seguimiento a su desarrollo. El prospecto cubano se une a la larga lista de jugadores que han participado en este prestigioso evento desde que Jorge Luis Toca y Alex Sánchez lo hicieran en 1999 hasta Yoelqui Céspedes, Pedro León y José Barrero en el 2021.
El cubano ha mostrado en sus primeros meses de andar una progresión que hace honor a la previsión de llegada a las Mayores de todos los sitios especializados. El 2023 se marca como el punto en que su madurez deberá estar a punto para debutar en la Gran Carpa y sumar su nombre a otros tantos que hoy prestigian nuestro béisbol.
Si ese debut es en Chicago o no, es una pregunta para la que habrá que esperar respuesta. El jardinero puede también convertirse en moneda de cambio tentadora para muchos equipos que caminen por las vías de la reconstrucción y quieran apostar a un futuro en dos o tres temporadas. Lo que sí parece invariable es el hecho de que recibirá una oportunidad, porque ya tiene trayectoria en granjas de desarrollo y solo ha ido a más.
¿Seguirá creciendo la presencia cubana en Illinois? ¡Solo el tiempo dirá!