Final Serie 59: Matanzas se mete en un laberinto

Los Toros de Camagüey no creyeron en las profecías del último día ni en estadio lleno y derrotaron a los Cocodrilos de Matanzas. La final sigue viva y el Cándido González promete ser un hervidero.

Los Toros dieron un salto inmenso y siguen soñando con la remontada. Foto: Gabriel García.

Si Matanzas quiere acabar con su maldición de 29 años sin títulos en la pelota cubana, tendrá que encontrar la manera de descubrir el tesoro en el laberinto que será la ciudad de Camagüey, adonde se muda la gran final entre Toros y Cocodrilos con ventaja de 3-2 para los yumurinos.

Los discípulos de Miguel Borroto dieron un golpe de autoridad este jueves en el Victoria de Girón, que enmudeció y desfiló rumbo a las puertas de salida en masa, aunque después regresó para un intento de remontada que no se concretó.

La tanda agramontina sacó los sables y puso números de espanto para la fanaticada roja, que ahora deberá moverse a la extensa llanura, dominio por excelencia de unos Toros que harán lo imposible quitarles la corona de las manos a los matanceros. OnCuba repasa los detalles más importantes del quinto partido final.

Lo mejor

Los Toros habían anotado cuatro carreras en los dos primeros desafíos en el Palacio de los Cocodrilos, pero guardaron todo para el pleito de vida o muerte, y contra uno de los mejores lanzadores del staff yumurino.

Leslie Anderson, Alexander Ayala, Yanmichel Flores, Loidel Chapellí, Leonel Segura y compañía se dieron banquete y salieron del ostracismo en que se habían sumido en la ciudad de los puentes, todo ello bajo una tremenda presión, lo cual habla muy bien de la preparación psicológica del plantel.

En la novena de los Toros, nadie bajó la cabeza después de los fracasos de jornadas anteriores. De hecho, luego de perder el miércoles todos salieron al terreno a hacer una larga sesión de bateo para corregir ciertas lagunas en el swing y ganar en confianza antes de las batallas decisivas.

Esa especie de terapia rindió sus frutos desde temprano, pues los Toros fabricaron la mitad de sus anotaciones en el primer tercio del duelo. Además, el despliegue ofensivo es un subidón emocional de cara a los partidos en el Cándido González.

Lo peor

El pitcheo matancero se desmoronó en toda la línea. Freddy Asiel Álvarez no pudo aguantar el vendaval de inicio, y luego el alto mando de los Cocodrilos prefirió no arriesgar a ninguno de sus brazos de puntería, hasta que despertaron ofensivamente y colocaron a Miguel Lahera.

El derecho artemiseño fue el único que en realidad dominó a los Toros, antes severos contra los pitcheos de los relevos Naykel Cruz, Irandi Castro y Haykel Parra. De todos ellos, solo Cruz pudo contener en alguna medida a la desaforada tanda rival, pero después de dos vueltas a la batería también le hicieron daño.

A pesar de la victoria inapelable, la parte camagüeyana también podría llevarse un señalamiento, específicamente su cuerpo de dirección, que fue demasiado conservador y ordenó par de sacrificios –uno de ellos fallido– con franca ventaja en el marcador.

Borroto traicionó un poco su discurso de béisbol moderno y mandó primero a tocar a Flores en el segundo capítulo, con dos carreras de ventaja y Freddy Asiel con la lengua afuera, más cerca de la explosión que del resurgimiento.

Más tarde, con cinco arriba, le puso la tapa al pomo al ordenar el sacrificio a Chapellí, hombre que ha bateado .500 en sus primeros diez turnos de postemporada.

Estas decisiones quedarán silenciadas en la historia, pero son una muestra de que nuestro béisbol, por mucho que se hable, no acaba de tomar los caminos de la modernidad y el desarrollo. Se sigue jugando la misma pelota arcaica y conservadora que saca de paso a miles de fanáticos.

El abuso del toque de bola, ya habitual en nuestras Series. Foto: Gabriel García.

La clave

Sin el relevo in extremis de Josimar Cousín, probablemente los Cocodrilos estuvieran festejando ya el campeonato. El joven derecho estaba en el dogout y salió a calentar durante unos diez minutos, cuando el pitcheo de relevo de los Toros se desmoronaba.

Pero ese calentamiento express le valió para salir con las bases llenas y un out, y ponchar consecutivamente a Yasiel Santoya y Erisbel Arruebarrena. Inmeso el veloz y espigado serpentino, un diamante en bruto que ya empieza a mostrar parte de su intenso brillo.

Por otra parte, vamos a destacar otro pasaje crucial que alumbró la senda del éxito para los agramontinos. De su despiadada ofensiva (13 jits y nueve carreras), sobresalió una conexión que abrió el juego y apagó por completo las tribunas del Palacio de los Cocodrilos.

En el tercer episodio, con las bases llenas, dos outs y la pizarra 3-0, Yanmichel Flores pegó un jit al jardín central, con el que remolcó dos anotaciones y dejó el marcador en un amplio 5-0.

Antes de ese batazo, el relevista Naykel Cruz había apagado la rebelión agramontina con ponche a Yoelkis Guibert y flojo elevado de Yendry Téllez, pero no pudo dominar a Flores, uno de los que, sin hacer ruido, ha aportado mucho a los Toros.

El héroe

Lázaro Blanco fue, durante seis entradas, el as que necesitaban los Toros para sacar a flote un partido tan importante. El diestro granmense se comportó a la altura de las circunstancias, sorteó múltiples los obstáculos y dominó a sus anchas a la inspirada artillería de los Cocodrilos.

Lázaro Blanco caminó el partido por cauces tranquilos. Foto: Gabriel García.

Blanco recetó tres ponches, dos contra Raico Santos y Yurisbel Gracial con par de corredores en circulación en el quinto episodio. Además, solo un hombre le llegó a la antesala en los dos tercios iniciales.

En el séptimo, tras 105 lanzamientos, no pudo contener un tardío ataque matancero, y en su auxilio vino Isbel Hernández, a quien sucedieron Yadián Martínez y Josimar Cousín para cerrar entre sobresaltos. De esta forma, Blanco se apunta su primera victoria de esta postemporada, y justo en el momento que más la necesitaban los Toros.

El villano

Freddy Asiel Álvarez quedó en deuda y no pudo regalarle el añorado título a los miles de fieles matanceros que repletaron el Victoria de Girón. El refuerzo villaclareño se presentó muy por debajo de sus reales posibilidades, sin mucha velocidad en sus envíos y sin el comando requerido para dominar cuando no tienes mucha potencia.

El diestro no mostró control sobre sus rompientes y quedó muy expuesto en reiteradas ocasiones, detalle que aprovecharon a la perfección los toleteros rivales para conectar con comodidad.

Freddy solo tiró dos innings, en los que permitió seis cohetes y cinco carreras, con par de boletos y un ponche. Con tan poco gasto, estará disponible para los siguientes duelos en Camagüey, donde podía, quién sabe, pasar de villano a héroe.

Las reacciones

Alexander Ayala: Ha sido un juego de tremenda tensión. Logramos sacar a Freddy rápido, obtuvimos una buena ventaja y ellos reaccionaron de forma espectacular al final. Creo esto es normal en una final, los equipos no se rinden ni entregan las armas hasta el último out.

Matanzas nos lo ha puesto difícil, pero salimos adelante y ahora vamos a seguir con la remontada en nuestro estadio, donde jugamos mejor que en la carretera. Esto es un rato para cada uno y todavía no se ha acabado.

Alexander Ayala, pura furia agramontina. Foto: Gabriel García.

Josimar Cousín: Soy abridor y necesito más o menos 30 minutos para calentar, pero el pitcheo no se comportó como esperábamos y se dio una situación compleja en el noveno inning. Entonces salí rápido a tirar, porque yo estaba mentalmente preparado para sacar uno o dos outs si el equipo lo necesitaba.

Había lanzadores en el bullpen, pero yo me puse los spikes, calenté y preparé mi brazo. Entonces me preguntaron si estaba listo y entré al juego.

Estoy listo para abrir en Camagüey. El juego más importante que teníamos por delante era este, que ya lo sacamos, y entonces el que es el más importante. Vamos a salir a darlo todo y hasta el séptimo partido no paramos.

Loidel Chapellí: Estoy contento, ganamos este juego vital para nosotros y ahora vamos a tratar de definir allá. Siempre he estado preparado para cualquier chance que me diera la dirección y creo que he respondido bastante bien, aunque siempre puede ser mejor.

La presión sigue arriba de nosotros, por eso tenemos que mantener la calma, estar concentrados en el partido y confiar en las habilidades individuales y colectivas que tenemos.

Segura saca un out por la mínima diferencia. Foto: Gabriel García.

Leonel Segura: Partido tenso, Freddy no estuvo en su tarde, aunque nosotros veníamos justamente con la idea de atacar temprano, de presionar y montarnos arriba para tener más libertad en el juego.

Igual, aunque sacamos buena ventaja nunca pensamos que Matanzas iba a entregar sus armas, menos en un estadio repleto por tantos fanáticos del equipo. Y así fue, lucharon hasta el final, pero nosotros sacamos la mejor parte.

Ahora vamos para nuestro estadio, y tenemos que aplicar la misma fórmula. Atacar desde el mismo primer lanzamiento, dar el máximo en cada turno al bate y mantener la cohesión. Esas son las claves para luchar por el campeonato y darle el alegrón que está esperando la afición camagüeyana.

Lo que viene

Los Cocodrilos de Matanzas no pudieron quitarse el viaje hasta Camagüey, pero al menos evitaron terminar hundidos el quinto partido. A pesar de la derrota, los yumurinos se van a la plaza de los Toros con el consuelo de haber levantado un duelo perdido en las profundidades del océano.

Esa reacción les da un aire para afrontar los retos durísimos que se les vienen. Josimar Cousín y Yariel Rodríguez, dos de los mejores talentos del pitcheo cubano en la actualidad e implacables en esta postemporada, son los potenciales tiradores camagüeyanos de cara al sexto desafío.

Sin dudas, contar con estas armas motiva a la fanaticada camagüeyana a soñar con una remontada que sería inédita y espectacular.

La misteriosa gallina de la ¿buena o mala suerte? que apareció en el quinto juego de la final de la Serie Nacional 59 entre los equipos de Matanzas y Camagüey. Foto: Gabriel García.
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