El martes 12 de diciembre de 2023 fue un día especial para Roilan Robert Portuondo, no solo porque regresaba a lanzar a Cuba, sino también porque lo haría en unas condiciones distintas a cuando emigró, cinco años antes. Entonces partía hacia República Dominicana para tomar el camino por el que muchos peloteros jóvenes deben transitar para cumplir su sueño: lograr un acuerdo con una organización de Grandes Ligas.
Para el guantanamero, el camino no fue fácil. Pasó por diferentes showcases, incluso lo vieron varios equipos de la liga profesional de Japón y tampoco terminó convenciéndolos. En ese momento, su carrera estuvo en peligro debido a que la mayoría de los cubanos, cuando no logran una firma, si no regresan a Cuba para jugar en la Serie Nacional de Béisbol, se despiden del deporte.
A pesar de la incertidumbre, el destino le preparó algo inusual a Robert, quien salió de Dominicana a lanzar en una liga independiente de Japón. Después, llegó al béisbol invernal de Nicaragua y regresó a Cuba para jugar en la Liga Élite. En 2024, espera debutar con los Rieleros de Aguascalientes en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
“Soy de un pequeño campo en San Justo, uno de los barrios más pobres de Guantánamo. Si bien no he podido llegar a MLB, jugar en ligas profesionales ha sido una bendición”, comentó Roilan a OnCuba.
Un paso fundamental en su carrera fue participar en los torneos juveniles, aunque en dicha categoría no pudo llegar a una preselección del equipo Cuba. No obstante, pudo trabajar brevemente en la Serie Nacional de Béisbol con sus Indios del Guaso.
En dos temporadas con Guantánamo, sumó 8.1 entradas y permitió 9 carreras. A pesar de que la actuación del derecho no fue la mejor, vio como algo positivo su debut: “Fue una cosa impresionante, estaba comenzando prácticamente mi carrera, fueron momentos que disfruté y me aportaron mucho”.
No perdimos la oportunidad de preguntarle a Roilan por qué cree que Guántanamo no ha podido ganar una Serie Nacional y, sin pensarlo dos veces, respondió: “Realmente pienso que Guantánamo no ha podido obtener el título en la Serie Nacional porque no se ve la convivencia y la complicidad de un equipo. Existe mucha individualidad, al menos en mi tiempo allí, lo vi así; muchas discordias y desacuerdos, creo que hasta que eso no mejore, no podrán lograrlo”.
Cuando Roilan iba para su tercera temporada en la Serie Nacional decidió irse de Cuba y buscar una firma con algún equipo de MLB. Específicamente, el detonante de su salida de la isla fue su buena actuación en los juegos de entrenamiento de la categoría Sub-23, en los que lanzó una docena de innings sin permitir jits ni carreras. Sintió que merecía estar entre los abridores de su equipo y supuestamente estaba en esa lista, pero cuando se anunció el roster oficial, no fue así.
“Me incomodó la decisión, pero al final eso me ayudó a convencerme a salir del país. En 2018 llegué a República Dominicana con el objetivo de buscar un mejor futuro para mi carrera. Esos primeros años fueron difíciles, ya que era algo completamente nuevo. Allí me enseñaron muchísimo, sobre todo me hicieron un mejor lanzador. Con sacrificio todo comenzó a salir bien”, recordó el joven serpentinero.
Luego de un tiempo entrenando, el derecho participó en varios showcases, pero no pudo lograr una firma. “Es duro, específicamente porque te preparas a diario para conseguir el objetivo, pero, a pesar de no lograrlo, no me desesperé. Creo que tener un acercamiento a Dios me ayudó a tomar las cosas con calma; dividía mi tiempo entre la iglesia y el entrenamiento”, relató Roilan.
Robert no fue el primer —ni tampoco será el último— pelotero cubano que no logra una firma en Dominicana, y por ello transmite su consejo a otros jugadores jóvenes para que no les suceda lo mismo. “Aunque MLB es la mejor liga del mundo, en otros lados también hay béisbol de calidad, existen muchas ligas independientes que pueden abrir el camino hasta donde pretendas llegar”, expresó.
Lo que sucedió con Robert a continuación fue un milagro. El agente cubanoamericano Carlos Pérez lo arropó en su agencia y, gracias a la gestión que hizo, lo mandó a una liga empresarial en Japón. Durante el verano del pasado año, Robert sumó allí 42.1 innings en 10 juegos y en ellos dejó una efectividad de 3.10 con un WHIP de 1.50. En ese lapso sumó 62 ponches y otorgó solo 12 bases por bolas.
“Gracias a Dios fue un momento muy bueno para mi carrera. Al llegar a Asia me adapté bastante rápido y comencé a indagar cómo era la cultura y el comportamiento. Me fue muy bien con el proceso de adaptación”, aseguró.
La Liga Industrial de Japón ha ido ganando fuerza en los últimos años, solo tenemos que ver cómo algunos jugadores han salido de allí para jugar en el béisbol profesional nipón, en gran medida por el nivel de exigencia y disciplina que prima en ese país en cualquier circuito.
“La liga Industrial me convirtió en un mejor pícher, mejoraron mis lanzamientos y mi control. Sin embargo, lo que más me ayudó fue la disciplina, algo primordial en esa cultura [la japonesa]. Significó una experiencia única, en algún momento me gustaría volverlo a vivir”, afirmó el guantanamero.
Al concluir su temporada en Japón, el antillano se enteró que lanzaría en Nicaragua en el invierno, una oportunidad emocionante que lo tomó por sorpresa. “El tiempo de Dios es perfecto, llevaba años deseando ir a lanzar y conocer Nicaragua y se me dio la oportunidad”, precisó.
Para el derecho, trabajar en esa nación centroamericana fue un nuevo reto, porque lanzaría como abridor por primera vez. Se estuvo preparando y enfocado en esta nueva etapa de su carrera profesional, aunque no le fue como esperaba y lo despidieron tras realizar seis aperturas. Pese a eso, terminó contento con su desempeñó allí: “La prevención de carreras no fue buena, pero al final se reduce a dos o tres salidas que no fueron efectivas; mi velocidad estuvo bien, al igual que el movimiento de mis picheos”, puntualizó.
Cuando terminó la temporada de Nicaragua, el derecho regresó a Cuba para reunirse con su familia, algo muy necesario, porque no es igual conversar por llamadas de WhatsApp que sentir el calor de su madre y de sus seres más cercanos. Mientras estaba descansando en la isla se le ocurrió una idea: ¿Por qué no lanzar en la Liga Élite?
“Creo que la Liga Élite le permite a los jugadores que son despedidos rápidamente en sus ligas invernales que se mantengan en forma. Por suerte, el proceso para que me dieran alta en la Serie Nacional de Béisbol fue bastante rápido y en una semana me dieron el uniforme de Santiago”, explicó.
Su participación en la Liga Élite fue pequeña, pues le apareció la oportunidad de ir a Venezuela con los Navegantes de Magallanes y, por supuesto, aceptó. Con las Avispas apenas lanzó 8.1 entradas, en las que le conectaron 6 imparables y le fabricaron 4 carreras, dejando una efectividad de 3.24, un WHIP de 1.20, con 6 ponches y 4 bases por bolas.
En Venezuela, Robert solo lanzó en un juego, ni siquiera pudo completar una entrada, enfrentó a 4 bateadores y no consiguió ningún out, incluso, le conectaron un cuadrangular. Además, cargó con la derrota de su equipo y los de Magallanes no pudieron clasificar.
Roilan regresó a Cuba luego de su actuación en la Liga Venezolana y ahora se prepara de cara a la venidera temporada de la Liga Mexicana de Beisbol, donde jugará con los Rieleros de Aguascalientes. Sin embargo, uno de sus objetivos para 2024 es participar y representar a Cuba en algún evento internacional.
“Yo participaría por mi país, sería un orgullo para mí, para mi familia y amigos que están allí. Sería de las mejores cosas que podrían pasar en mi carrera. No me dieron la oportunidad cuando estaba allá, pero ahora no tengo orgullo, sino deseos de trabajar y de que Cuba salga adelante”, aseguró.
A pesar de que la época de buscar una firma en MLB terminó para Robert, no pierde la esperanza de algún día lanzar en el mejor béisbol del mundo. “Ese es mi sueño, y estoy trabajando muy duro para que se me abran esas puertas, es algo que quiero lograr, probarme en ese nivel; no perderé las esperanzas”.