Hubo protestas por la libertad de Cuba en las afueras del estadio de West Palm Beach antes de que se escuchara la voz de ¡Play ball!; alguien se lanzó al terreno con la misma demanda y fue sacada pacíficamente; muchos vistieron pullovers con la frase Patria y Vida; muchos mostraron camisetas de equipos antillanos y de la Serie Nacional…
En medio de este escenario, que terminó con todos vitoreando y sufriendo en las gradas tras un duelo de infarto, se jugó béisbol en la Florida. Por desgracia, Cuba volvió a perder otro partido trascendental en la arena internacional, donde ganar se ha convertido en misión imposible, una especie de escalada al Everest con el camino repleto de trampas.
Las primeras piedras nos las ponemos nosotros mismos, no quienes llevan carteles en la grada ni los que protestan fuera del estadio. Cuba venía gestando su derrota desde hace un tiempo, primeramente por los eternos problemas tácticos de nuestro béisbol y las deficiencias en la gestión para llevar un equipo más competitivo, y luego –como hechos más recientes–por la escapada abrupta de César Prieto y las fallas en la concepción de un orden ofensivo funcional.
Muchos se empeñaron en decir que la novena dirigida por Armando Ferrer no perdía tanto con la salida de Prieto, pero el juego les ha dado un baño de realidad. Con el cienfueguero quién sabe a cuántos kilómetros, Cuba echó en falta su capacidad de contacto, su explosividad y disimiles registros para entrar en circulación y dinamizar una ofensiva bastante estática.
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Lo peor es que, ante la salida de Prieto, no se movieron las piezas correctamente. Dejar a Raico Santos en la banca califica como error notable si tenemos en cuenta su velocidad y sus habilidades para incordiar al contrario, sin obviar su dulce estado de forma y ganas de comerse el mundo, dos detalles que no son poca cosa en estos momentos.
Pues bien, Raico quedó en la banca, como Lisbán Correa, líder jonronero, empujador y MVP de la última Serie Nacional, además de ser uno de los pocos peloteros cubanos que se ha mantenido en juego durante el último mes gracias a su contrato con los Diablos Rojos en México.
Al desaprovechar estas dos piezas, y con toda la incertidumbre que generaba la presencia de Erisbel Arruebarrena como torpedero titular, el lineup antillano tuvo toda la pinta de un coladero antes de tirar la primera bola.
Y en efecto, desde el mismo episodio de apertura se vieron las deficiencias, al punto de que con un boleto y dos imparables Cuba no pudo anotar, condenada en gran medida por un corrido incomprensible de Yadil Mujica al plato. Con hombres en primera y segunda, Alfredo Despaigne conectó sencillo al izquierdo y el experimentado infielder yumurino vino a la goma con pocas opciones y fue puesto out por un disparo certero de Alexander Palma.
En ese momento, la transmisión televisiva era deficiente y no pudimos apreciar si el coach de tercera cometió algún error de decisión. Solo así puede explicarse que se tirara por la borda la posibilidad de tener las bases llenas con un solo out, perdiendo por tres carreras.
Por lo demás, florecieron las mismas fallas de siempre: muy pobre oportunidad con hombres en circulación. En el segundo capítulo, pegaron tres jits seguidos y Roel Santos bateó para doble play con la casa llena, lo mismo que Frederich Cepeda con dos corredores a bordo en el quinto episodio. En total, Cuba dejó ocho corredores en base, la mitad de ellos en posición anotadora.
Para colmo de males, el pitcheo falló. Lázaro Blanco salió errático y nunca tuvo control de la situación, mientras los relevistas Andy Rodríguez y Liván Moinelo, después de sacar outs importantes y salvadores, cometieron errores puntuales que costaron carreras.
The final out. 🇻🇪 Venezuela defeats Cuba 🇨🇺 6-5 in their opener #roadtotokyo #Tokyo2020 #Preolimpico @FEVEBEISBOL @TeamBeisbolVe @OfficialCOV pic.twitter.com/eBw7A3CSLZ
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Al margen de los despropósitos, no se puede negar que el plantel antillano mostró una mejor versión que en las últimas presentaciones de máxima exigencia. Sin ir muy lejos, lograron abrir la pizarra con un jonrón Arruebarrena, quien despejó dudas y aseguró su titularidad en el resto del Preolímpico, llueve, truene o relampaguee.
El torpedero cienfueguero, blanco de críticas en las últimas jornadas por su cuestionado estado de forma, le dio cuadrangular a Aníbal Sánchez, con quien comparte una coincidencia: están muy lejos de los big leaguers que en su momento fueron o aspiraron a ser.
El vuelacercas de Arruebarrena, además de condimentar el duelo, rompió una larguísima cadena cubana de más de 120 comparecencias al plato sin conectar extrabases en torneos internacionales oficiales. Desde el 3 de agosto del 2019 –cuando Stayler Hernández pegó un doble en el partido por el quinto puesto de los Panamericanos de Lima– hasta la fecha, todos los imparables de la selección nacional habían sido sencillos.
Lisbán Correa, de emergente en el noveno inning, también desapareció la pelota y, quizás, sea tomado en cuenta para abrir de titular en los próximos duelos, sobre todo después de que Alfredo Despaigne saliera lesionado por un gesto brusco con su swing.
Tras perder con Venezuela –un equipo inferior y sin tantas armas según varios especialistas del patio–, los caminos de Cuba rumbo a los Juegos Olímpicos parecen más angostos. En primer orden, tienen que superar a Canadá, escollo insalvable durante los últimos años, y después a Colombia, que ya nos ganó en los Panamericanos de Lima 2019.
Cuando el as del cuerpo de picheo falla, es muy difícil para un equipo descontar y sobreponerse al marcador adverso. El pictcheo, aparentemente mejor arma del conjunto, fue el agujero principal por donde le entró agua al barco. La ofensiva se comportó a la altura, aunque figuras claves como el 4to y 5to no estuvieron nada bien; ojo: no sólo fueron ellos… Mañana deberán introducirse cambios en el lineup, esperemos poder dar batalla como hoy a un paternal Canadá que, para colmo de males, deshizo con autoridad a su similar de Colombia. Más allá de todo, fue el mejor partido de Cuba en algún tiempo. Respecto a los pedidos de libertad, activismo cívico y apoyo deportivo…. una chapuza a tono con el tradicional despropósito político de la más baja clase cubanoamericana. Había dos frentes en ese estadio para los peloteros cubanos, eso sólo lo saben los deportistas y el cuerpo de seguridad.