Namibia Flores regresó de Estados Unidos hace unos días tras asistir a la muestra de un documental sobre su vida que resume la frustración de una joven por no poder representar a su país, Cuba, en la modalidad del boxeo femenino desestimada del programa del instituto estatal de deportes (INDER).
Algunos reportes habían indicado que Flores, que ya tiene 39 años, abandonó la isla en marzo de este año para hacer su debut como pugilista en rines norteamericanos antes de que la edad le pasara factura.
La mujer viajó a la ciudad de Austin, Texas, para estar presente en un festival de cine donde ganó premio la cinta de 16 minutos, “Boxeadora”, que narra sus peripecias dentro de un gimnasio de hombres en la Habana Vieja, realizado por una joven cineasta estadounidense, Megan Smaker, aficionada a este deporte, procedente de la Universidad de Stanford.
La joven, oriunda de Cárdenas, Matanzas, pero establecida en el reparto habanero de Santos Suárez hace dos décadas, aclara a OnCuba que además de Texas, visitó Oakland y California por las exhibiciones de su filme, y que no tuvo en mente empezar a competir en los Estados Unidos, a pesar de las restricciones en Cuba que propiciaron que “algunas personas me hablaran de la posibilidad de poder representar a Estados Unidos en unas Olimpiadas si me quedaba”.
“Siempre he querido realizar mi sueño aquí en Cuba y poder boxear en los Juegos Olímpicos o en una competencia internacional pero parece que no tendré la oportunidad”, dice la ex taekwondoca a un costado del ring de la arena “Rafael Trejo” adonde llegó hace siete años y a la que llama su “casa espiritual”.
Desde el día en que la bautizaron Namibia, un 15 de febrero de 1976, estaba llamada a ser una mujer aguerrida. “Empecé en el taekwondo cuando era una quinceañera y vivía entonces en Manzanillo; tuve una querella con un vecino, y un enamorado me dijo ven que te voy a llevar a un gimnasio para que sepan con quién se meten” revela la atleta con una sonrisa blanca en su jovial rostro donde no aflora una cicatriz.
Las autoridades cubanas han alentado en las últimas cinco décadas la incursión de la mujer en todas las disciplinas deportivas incluidas el judo, la halterofilia, el taekwondo, el karate, y la lucha, pero le han puesto un freno al reconocimiento del boxeo entre las damas por considerarlo dañino e inapropiado aunque no prohíben que sea practicado.
Ya el Comité Olímpico Internacional lo integró al programa de los Juegos Olímpicos, con su debut en Londres en tres categorías mientras la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA) ha realizado varios campeonatos del mundo y programado dos divisiones de exhibición dentro de la próxima Serie Mundial en 2016 para oficializarlas en 2017.
“Han pasado los años, no ha ocurrido nada con el boxeo de mujeres, y yo ya llego a la edad límite permitida. ¡Si pudiera ir a la Olimpiada o a esa Serie Mundial! Sería como pagar una deuda conmigo misma después de tanto tiempo de entrenamiento”.
A la opinión contra esa práctica se unió sorpresivamente en 2009 el entonces jefe de entrenadores de la selección cubana de boxeo, Pedro Roque, al declarar: “Pienso que el deporte va desarrollándose”, pero “las mujeres cubanas son para la belleza, no para que reciban golpes en su rostro”. En 2012 Roque abandonó Cuba y se estableció en Estados Unidos donde se hizo cargo de la dirección técnica de los equipos olímpicos norteamericanos incluido el de las mujeres.
Entrenadores cubanos de diferentes deportes de combates han considerado que en sus respectivas disciplinas las damas se enfrentan a impactos tan o más severos que en el mismo pugilismo.
Recientemente el experimentado profesor Alcides Sagarra subrayó “la imperiosa necesidad “de que se oficialice e implemente la práctica del boxeo femenino en el país, durante un encuentro de historiadores del deporte.
Además, el boxeo cubano se encuentra en desventaja de aportar más al medallero de la delegación nacional en juegos multidisciplinarios al tener vetadas tres opciones en el sector de las mujeres.
“No olvidar que además de pelear con cabeceras, ellas cuentan con la protección bucal y de los senos, muchas muestran su esbeltez sobre el ring, y en sus pleitos hay menos riesgos de heridas porque la potencia de sus golpes es menor que la de los hombres” afirma Nardo Mestre, entrenador de la Flores.
Algunos expertos admiten que en algunos gimnasios han aparecido mujeres con guantes. Sin embargo Namibia no las ha visto.
“Yo todavía no he podido encontrar a ninguna aunque he oído rumores. Me encuentro muchachas que me conocen y me dicen enséñame a boxear, unas por hobby, otras como arma de defensa, para conseguir un físico parecido al mío, o queriendo aprender para competir. Las he traído al gimnasio pero al final desisten y me dicen mira no estamos para perder el tiempo, la calle está dura, y esto al final no lo van a aprobar”
En sus siete años cruzando guantes con los chicos en la Arena Trejo (“ellos siempre me han tratado con mucho respeto y caballerosidad”) Namibia también ha tenido la ocasión de medirse en entrenamientos a mujeres con más experiencia de Indonesia, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Perú, que han acompañado a sus compatriotas varones a prepararse en el Centro de Alto Rendimiento “Giraldo Córdova Cardín” cercano al Estadio Panamericano, al este de la capital.
“Y siempre me decían que si se hubiera aprobado el boxeo femenil yo hubiese podido ser una campeona”, comenta.
Hace dos años se asomó a su “cuartel general” de La Habana Vieja una noruega que paseaba por La Habana y quería ejercitarse y pidió subir al encerado con la cubana de los 52 kilogramos. La escandinava llevaba 10 años en estos trajines y era campeona profesional de su peso (60 kg) y en los tres primeros rounds la europea pasó un susto. La confrontación llegó hasta ahí porque los técnicos sabían que la visitante estaba habituada a los 10 asaltos.
“Si lo aprobaran en momentos en que ya por la edad no puedo competir pues me conformaré en servir al menos de ejemplo a las muchachas que vienen detrás, y si no puedo acompañarlas como atleta, ojalá lo haga como entrenadora… ¡o hasta de cargaguantes!”
Representantes de la Federación cubana insisten en que “se sigue estudiando” lo del boxeo femenil. Su lenguaje es hoy más flexible y parece atemperarse a una realidad de cambios dentro de la isla y en consonancia con el contexto internacional. Los optimistas estiman que una puerta ha quedado abierta a un debate, al menos, entre los que se oponen y los que defienden su aceptación. El “efecto Namibia” está sobre la mesa.
Lastima lo de la muchacha, todos deseamos materializar los suenos pero no todos estamos dispuestos al sacrificio. Ella se ha sacrificado sin lograrlo, no estuvo sincronizada con el tiempo mas propicio. No creo que pueda echarse la culpa a nadie. Al menos le quedara la satisfaccion de no haberse rendido. Derrotada pero no vencida. Muchas otras muchachas la tendran como ejemplo a seguir, aparecera como precursora en los libros de la historia de esa modalidad. Saludos.
Es cierto q los tiempos cambian, es cierto q para mí es deleznable ver una mujer dándose golpes pero como feminista la apoyo. Nadie tiene derecho a frenarla aunque yo no lo comparta
Any news about Namibia and her fellow female Cuban boxers and their chance of getting recognized – perhaps in time to fight for Cuba at the Olympic Games in 2016?