En Tijuana, México, solo unas horas antes de subirse al cuadrilátero, Yosbany Veitía sabía que estaba en problemas. Los kilogramos de más no desaparecían como en tantas otras ocasiones, lo cual implicaba colocarse justo al borde del abismo.
“Salí de Cuba con tres kilos por encima del peso, quise bajarlos en un día y no pude. Normalmente nosotros llegamos a las competencias hasta con 48 horas de antelación, pero en este caso era aterrizar y en la siguiente fecha pelear. Yo perdí dos kilos ahí, pero ese último era imposible, no bajaba pa´nadie”, rememora Veitía.
Esta situación no es desconocida para los boxeadores, de hecho, es normal que recorten peso antes de sus combates, explica Rafa Lozano, doble medallista olímpico (Atlanta 1996 y Sydney 2000) y actual seleccionador español, pero hay que tener mucho cuidado con los volúmenes.
“Por lo general los dos o tres últimos días puedes bajar entre 1,8 y 1,5 kg. sin problemas. Es verdad que es un sacrificio enorme, pero bien llevado no hay problema. La mente ya está acostumbrada. Los que bajan de golpe si pueden luego sufrir”, explica Lozano en una entrevista con el diario Marca.
Y en efecto, Veitía sufrió, en grande, no solo por el sacrificio de luchar y perder contra la báscula, sino porque esa eliminación prematura en el Clasificatorio Centroamericano, en marzo pasado, lo privó de asistir a Barranquilla 2018 y lo colocó fuera de la selección nacional.
Veitía no es un boxeador cualquiera. Ha ganado tres medallas mundiales, y es el vigente monarca del orbe en los 52 kilogramos, tras vencer, en Hamburgo 2017, al uzbeco Jasurbek Latipov. No obstante, en el apartado mediático ha sido superado por los éxitos de Julio César La Cruz, Lázaro Álvarez, Roniel Iglesias y Erislandy Savón.
Quizás por eso no sonó tanto su castigo, que dejó a Cuba prácticamente huérfana en los pesos moscas para afrontar, por ejemplo, la final de la Serie Mundial, en la que Jorge Griñán fue uno de los perdedores en la final contra el Astaná Arlans.
Pero el golpe más duro para Veitía no fue la Serie Mundial, sino la ausencia en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, donde Cuba contaba con sus guantes para sumar otra presea dorada en la extenuante carrera por la cima regional.
“Fue un poco difícil. De un momento a otro pasé de estar en el equipo nacional a perderme todas las oportunidades de competir. Pero después de todo este tiempo estoy consciente de que no estar en Barranquilla fue mi culpa”, reconoce.
“Todo el mundo en la calle me decía que yo podía estar ahí en los Centroamericanos, y eso me dolió”, recuerda Veitía, quien a finales del 2018 ha recibido inesperadas oportunidades para ganarse otra vez un puesto en la escuadra nacional.
“Después de la sanción yo me fui a Sancti Spíritus y me puse a entrenar. No sabía cuándo volvería a pelear, pero solo por eso no podía tirarme al abandono. Trabajé con mis entrenadores espirituanos y recibí el llamado para participar en la Serie Nacional como refuerzo de Camagüey.
“Fui a competir con la mentalidad de ganar todas las peleas, de demostrar que estaba listo para volver y seguir pa´lante”, asegura, confiado.
Sin embargo, Alberto Puig de la Barca, presidente de la Federación Cubana de Boxeo develó en una entrevista a Tele Rebelde que el espirituano todavía no es elegible para integrar el equipo Cuba.
“Lo vimos en la Academia de Sancti Spíritus, entrenando bien. Peleó en la Serie Nacional, ganó sus tres peleas, hizo siempre el peso…pero le queda un caminito un poco más largo para demostrarnos a todos que se ha ganado el derecho de volver a la Escuela Nacional. El venidero Playa Girón va a ser un termómetro, pero no va a ser la prueba definitiva”, explicó el directivo.
Justo en el inminente certamen doméstico –comienza la semana próxima en Camagüey–, Veitía buscará su octava corona nacional. “Por las circunstancias, es como si fuera a buscar la primera. Veo todo esto como una oportunidad para empezar de cero.”
Y este puede ser el punto de giro en la carrera de Veitía, quien a sus 26 años tiene dos objetivos marcados: ganar por primera vez los Juegos Panamericanos y los Olímpicos.
El reto más próximo es el de Lima 2019, donde pudiera borrar de una vez los malos recuerdos de las finales perdidas en Guadalajara 2011 y en Toronto 2015.
En la urbe mexicana cayó frente al local Joselito Velázquez, ahora profesional, y en Canadá no pudo con el joven estadounidense Antonio Vargas. De origen boricua, el púgil de 19 años maniató a Veitía, y poco tiempo después también saltó al profesionalismo.
Todavía más lejos en el horizonte aparece la cumbre olímpica, hasta ahora esquiva por una especie de maldición china.
En Londres 2012 Veitía perdió con el monarca Zou Shiming, y en Río 2016 no le hizo sombra a Hu Jianguan, medallista de bronce. “Tokio 2020 es mi principal objetivo, a la tercera tiene que ser la vencida.”