Jimmy Butler está “quemao”. 116-118 Milwaukee vence a Miami en la postemporada de la NBA. 2.1 segundos por jugar. Los Bucks, dueños del mejor récord en la temporada regular, están a punto de protagonizar un acto de supervivencia y prolongar la serie contra el quinteto floridano, que se encuentra a solo un paso de las semifinales de la Conferencia Este y de convertirse en el sexto equipo en la historia de la liga que elimina al primer lugar en playoffs. Nadie lo ha logrado en más de una década.
Erick Spolstra, timonel de los Heats, usa el último tiempo muerto para sacar algo de vida. Su base, Gabe Vincent, pondrá el balón en juego desde la banda izquierda. Butler se mueve inquieto por la línea de fondo, casi abajo del aro. Jrue Holliday lo persigue por todo el borde del perímetro. Una corrida. Max Strus le pone un muro a Pat Connaughton y abre la puerta a Jimmy, que se escapa.
Mientras Butler improvisaba un rodeo en medio del bosque, Vincent llenaba de helio la naranja. Con el balón por los cielos, el escolta de Miami tiene un pie en el centro de la zona pintada. Connaughton se estira lo más que puede, pero han lanzado un globo teledirigido al brazo derecho de “El Toro”, que cae en el precipicio verde y desde el aire levanta todo el calor de Miami, todo el rojo de incredulidad del Fiserv Forum en Milwaukee, del coach Budenholzer.
“¡Dioses griegos!”, gritaba el helénico Giannis Antetokounmpo, la estrella renqueante de los Bucks, pero en el Monte Olimpo solo hay sitio para el que arde 48 minutos como una pira. “El fuego camina conmigo”, le suelta Butler a Holiday, su perseguidor. Es que Butler está “quemao”. No hay otra forma de decirlo. O quizá sí: Jimmy, el mayordomo, le sirvió cabeza de venado, como plato principal, a todos los aficionados del sur de la Florida, que enloquecieron con el empate sobre la bocina y la posterior victoria en tiempo extra.
Butler se ha transformado en el nuevo Mister Playoff: según el análisis del periodista estadounidense Mica Adams en Sporting News, es el único jugador, luego de Michael Jordan, que, en postemporada, mejora sus números en 6 parámetros de juego (puntos, rebotes, asistencias, robos, tapones y efectividad en tiros) respecto a la temporada regular.
En el cuarto encuentro de esta primera ronda anotó 56 puntos, la cuarta mejor marca de la historia de playoffs, y la más alta de la franquicia en estas instancias. Siete de los 15 juegos de más de 40 puntos en la carrera de Butler ocurrieron en este territorio de definiciones, ya terminada la campaña regular. El único jugador con estas cifras (regular y postemporada combinados) que tiene un mayor porcentaje de juegos en los playoffs es Jamal Murray.
Todo esto ha servido para que, como ya apuntábamos, el octavo clasificado (Heats) derrotara por sexta vez al número uno (Bucks) de la campaña. Los últimos en lograrlo fueron los Sixers, en 2012, y antes solo lo hicieron los Nuggets (1994), los Knicks (1999), los Warriors (2007) y los Grizzlies (2011). Miami, además, es el primer equipo clasificado por la vía del play-in que avanza de ronda.
Este quinto partido, los Bucks ganaban por 16, pero ante la intensidad del rival no tuvieron cabeza fría para cerrar la victoria: un caos con más de 8 cambios de liderazgo. Un duelo que se le fue a la desbandada también desde la línea de libres. Para el griego Antetokounmpo, Tetis regó agua de la laguna de Estigia por toda la cancha, pero olvidó qué hay un punto que se eleva de la superficie y se convierte de pronto en la colina de los martirios para Giannis: menos del 50 % de efectividad en tiros libres condenó a Milwaukee, la ciudad de Estados Unidos que más muertes registrará en 2023 por olas del calor. La prórroga solo provocó que la estadística se agrandara.
El culpable es Butler, la selección de primera ronda de Chicago Bulls en 2011. El jugador, que en su primera final de NBA con los Heats (2020 vs. Lakers), registró el primer triple doble de su carrera en playoffs con 40 puntos, 13 asistencias y 11 rebotes, algo que solo habían logrado LeBron James y Jerry West a esas alturas. El hombre, que fue expulsado de su casa con 12 años, por el que pocos daban un peso por cuando registraba 3.5 puntos con el equipo de la Universidad de Marquette. El jugador que no cree en nada, solo absurdamente en sí mismo, como un pedazo de madera, que se aferra, hasta el final, al fuego.