Cuba se sacudió del pasado reciente y se agenció la victoria en el primer partido del tope bilateral de béisbol frente a la escuadra de universitarios de los Estados Unidos. Han pegado primero para asegurar al menos una rayita en el arranque, una marca que hace un año ni siquiera pudieron raspar en su visita al norte. El resultado final de este primer choque no puede ser más descriptivo: 4 x 3. Un éxito por la mínima que desde ya nos anticipa lo duros que serán estos cinco encuentros.
El juego no fue aburrido, todo lo contrario, nunca rotuló esa curva descendente que hace pestañar cuando no hay un trofeo o una medalla de por medio. Tampoco puso los pelos de punta, ni hubo un momento climático que hiciera llevarse los dedos a la boca y taparse la cara. Pero esa línea recta sin sobresaltos ni relevancias hizo que se disfrutara de un béisbol ameno y grato, fácil de digerir.
Los primeros capítulos del encuentro estuvieron a merced de los serpentineros de uno y otro bando. Por los de casa, Norge Luis Ruiz desde su primer lanzamiento hacia el plato fue un cinchete, una cabal máquina de mandar hombres cabizbajos hacia el dugout. Por los visitantes, Justin Garza, amén de que en un inicio los break rompieron a su favor, nunca se vio dominante sobre el box y desde su apertura pareció que no soportaría demasiado tiempo trepado en la lomita.
Esta última idea se confirmó cuando en la tercera entrada los cubanos rompieron el celofán gracias al descontrol de Garza. El jovenzuelo perdió la ruta, se distanció por completo de la zona de strike y comenzó a regalar boletos. Su desapegó con el home fue tal que no paró hasta llenar las almohadillas por bases por bola y él mismo terminó por abrirle el plato de caballito a Roel Santos. Después soportó una conexión rastrera hacia la banda derecha del inicialista criollo Ramón Lunar que traería la segunda anotación del inning.
El inquieto mentor de los norteños, Dave VanHorn, comenzó a mover sus fichas para contrarrestar la ofensiva del lineup cubano. Desde el bullpen trajo al espigado Thomas Eshelman para socavar el incendio e intentar venir al remolque. Con ventaja en la pizarra, el camagüeyano Ruiz siguió inmaculado, sin permitirles libertades a sus adversarios, manteniendo su recta sostenida sobre las 91 mph (con picos de 93 mph) al punto de retirar a cuatro bateadores de manera consecutiva en rolatas al box que él mismo se encargó de recoger y matar en la inicial.
Cuando el primer tercio del juego se fue al olvido, los estadounidenses empezaron a carburar ayudados por una ampolla en la mano de lanzar de Ruiz que le hizo perder velocidad y el comando de sus envíos. El shortstop Alex Bregman sopló una soberana línea entre center y left que se convirtió en doblete para traer a un corredor que se encontraba en posición anotadora.
El partido se mantuvo 2 x 1 hasta la parte baja del séptimo capítulo. En ese instante la alineación cubana volvió a exacerbarse con el madero y produjeron dos carreras más que subieron al marcador del “Victoria de Girón”. Combinaron imparable de Yordan Manduley, sacrificio de Frank Camilo, hit remolcador de Santos al derecho, error del right field en tiro y cañonazo de Luis Yander La O al central. En esa misma entrada explotó Eshelman y vino en su rescate el siniestro Minter.
Alfonso Urquiola desde la cabaña ordenó el reemplazo del eficiente Norge L. Ruiz que completó su faena tras los dos primeros tercios de encuentro. En su lugar, entró el zurdo Pedro Durán de Industriales, quien debutó con la casaca nacional. Su recibimiento fue nefasto, el primer bateador que enfrentó, el emergente Chris Okey, le desapareció la pelota más allá de los límites. Titubeante pudo salir de aquel embrollo, pero al inning siguiente volvió a enredarse por su descontrol.
Nuevamente desde el dugout Urquiola dio la orden de sustituir al pitcher, el apaga fuegos esta vez sería el veloz holguinero Yaisel Sierra que no pudo impedir que el verdugo Bregman volviera a producir con oportunidad y que pusiera el pizarrón de vuelta a la diferencia por la mínima.
En el final de la octava entrada, Cuba amagó ante las rectas de humo lanzadas desde el montículo por Ryan Burn. El relevista concedió par de boletos pero a la postre, después de una visita de consejo por parte de su entrenador de pitcheo, se reencontró con la ruta y liquidó la operación, dejando la escena lista para la última oportunidad ofensiva de los norteños.
El cierre le fue encomendado al tunero Carlos J. Viera, que sin mostrarse dominante ni portentoso, logró preservar la carrera del gane para Cuba.
Son solo universitarios.Si bien son los prospectos de las Major.Ellos lo que hacen es ganar experiencias con Cuba.El béisbol que está estancado es el cubano no el de ellos.