Al oír el nombre de Freddy Asiel Álvarez los amantes del béisbol cubano pensamos inmediatamente en bolas, strikes, ponches, potencia por encima de las 93 millas por hora, talento en estado puro, sin embargo los que tenemos el privilegio de conocer al portentoso lanzador villaclareño sabemos que su pasión innata son los caballos.
La mayor parte de mi tiempo libre se lo dedico a mis caballos. En realidad después de mi familia y la pelota, los caballos ocupan el mayor espacio de mi tiempo, es una motivación única, un poco difícil de explicar, me reveló en una reciente entrevista el joven serpentinero de 22 años.
Mi pasión por los caballos nació desde bien pequeño. Recuerdo cuando tenía dos o tres años mi abuelo me llevaba con él a todas partes a caballo, y fui creando una dependencia y un amor por esos animales que hoy son imprescindibles en mi vida, abundó Álvarez, primer abridor del staff cubano en la Copa Mundial Panamá-2011.
Ahora mismo soy dueño de siete corceles, ninguno de buena raza. Ojalá pudiera tener algunos más, pero el dinerito que consigo no lo puedo invertir en eso porque tengo que liquidar otras necesidades. Me conformo con lo que tengo, sobre todo con mi yegua favorita: la Santiaguera, expresó el mulato del poblado Sierra Morena.
De carácter tímido, parco al hablar, ser humano sencillo, noble y humilde, Freddy Asiel es de esos lanzadores que se transforma en el montículo y, cual caballo salvaje, arrasa contra los adversarios que se antepongan en su objetivo cardinal en el béisbol: ganar todos los días y convertirse en alguien imprescindible en la selección nacional absoluta de Cuba.
Álvarez, admirador confeso del extraordinario pitcher santiaguero Norge Luis Vera, es dueño de un interesante repertorio de lanzamientos, que incluye una bola rápida de hasta 95 millas, una slider muy veloz -semejante a una recta cortada-, una curva enorme que produce grandes desequilibrios por el contraste de velocidad, además de un cambio y un sinker que están en fase de desarrollo.
Empero, todas esas herramientas están supeditadas a un factor imprescindible, el control, elemento que trata de perfeccionar cada día para emular con su ídolo Vera, un jerarca en el dominio de la zona de duda, capaz de dibujar strikes increíbles en cualquier escenario de competencia y bajo presiones inhumanas.
Sin duda, Álvarez será uno de los tres abridores cubanos en la tercera edición del Clásico Mundial de béisbol, en marzo de 2013, y llevará el peso del staff junto al fuera de serie derecho Yadier Pedroso.
Una de las metas que me he puesto es lanzar en el Clásico, creo que es un sueño realizable, para eso trabajo todos los días de mi vida, destacó el joven villaclareño, padre de dos hijos.
En este momento de la entrevista fue cuando llegó mi gran sorpresa, al lanzarle la pregunta clásica, un cliché que esperaba declaraciones simples y directas: ¿Cuál es el sueño más añorado por Freddy Asiel Álvarez? Siempre pensé que tocaría algún resultado espectacular de Cuba en el venidero Clásico o en su carrera deportiva, y confieso quedé impactado con la madurez y pulcritud de su respuesta.
Ser un buen padre, cuidar a mi familia, y tener la sabiduría para inculcarles cosas buenas a ellos para que sean personas de bien, me dijo sin titubear un segundo.
Estamos ante la presencia de una estrella en ciernes, un astro raro que parece destinado a dejar una impronta intachable en la historia del béisbol cubano, al menos talento, madurez, inteligencia y tiempo sobran en este excepcional pitcher.