Qatar 2022: El football no puede con el soccer

Inglaterra sigue sin ganarle a Estados Unidos en Copas del Mundo 72 años después de su primer enfrentamiento en 1950.

Mundial de Fútbol Qatar 2022. Foto: EFE/EPA/Ali Haider.

Antes de que comenzara el Mundial de Qatar, David Beckham y Peyton Manning, íconos anglosajones del deporte, se unieron para filmar un comercial de Lay’s, la marca de snacks que aparece desde hace bastante tiempo entre los principales patrocinadores de eventos futbolísticos. Aunque la esencia del corto es promocionar la filial de PepsiCo y la Copa del Mundo, también echa más leña al fuego a un debate casi ancestral entre ingleses y estadounidenses sobre cómo llamar al deporte más universal.

“¿Football or soccer?”, se plantean Beckahm y Manning, quienes no sorprenden con sus posturas. Beckham, todo un caballero londinense con décadas de servicio en el Manchester United, defiende el football, mientras Manning, un chico nacido y criado en New Orleans, defiende el soccer, porque football fue lo que él practicó como quarterback durante más de 20 años.

Aunque el comercial insiste en que da igual cómo le llamemos al deporte de las multitudes si disfrutamos el Mundial con Lay’s, Beckham sale perdedor cuando reconoce que tiene su propio equipo de soccer (Inter de Miami) en la liga más importante de Norteamérica, donde también jugó durante cinco años entre 2007 y 2012 con la camiseta de Los Angeles Galaxy.

No obstante, la denominación más común entre británicos, europeos y buena parte del mundo es la de football, o fútbol, como decimos los hispanos con determinado acento argentino, ese que Maradona les enseñó a los propios ingleses en el Mundial del 86. Hasta los estadounidense, que juegan casi en pleno en Europa, cada vez están más cerca del football que del soccer, un calificativo demasiado local para un deporte cosmopolita por naturaleza. El más universal, recuerden.

Así, con ese estilo moderno y vertiginoso, Tim Weah, Christian Pulisic, Yunus Musah, Anthonee Robinson, Tyler Adams, Winston McKennie, Sergiño Dest y compañía saben morder arriba, tocar rápido, correr al espacio, conectar con combinaciones electrizantes y disparar a puerta, todo bajo un ritmo frenético. Con esa fórmula, consiguieron bajarle los humos a los ingleses en Al Bayt, donde el choque entre football y soccer terminó en tablas y sin goles.

Al parecer, los chicos de Garret Southgate gastaron demasiada pólvora en su anterior duelo con Irán y este viernes no pudieron superar el cerco estadounidense. Pero no fue solo eso, si analizamos fríamente el partido, los norteños estuvieron más cerca de ganar y colgar otra sorpresa en alguno de los rascacielos de Doha, aunque con el empate lograron conservar un récord histórico.

Desde 1950, cuando se midieron por primera vez en Copas del Mundo, Inglaterra nunca ha podido derrotar a Estados Unidos en tres presentaciones. Durante la cita de Brasil, a mediados del siglo pasado, los norteños ganaron 1-0 a los ingleses con un equipo compuesto por estudiantes, lavaplatos, maestros y empleados de funerarias. El gol de aquel partido, perfectamente reconstruido en el filme The Game of their lives, lo marcó Joe Gaetjens, un muchacho de origen haitiano que nunca más jugó con la selección tras el Mundial.

Sesenta años después, en Rustenburg, Sudáfrica, se volvieron a encontrar, pero terminaron empatados con una diana para cada bando, obras de Clint Dempsey y Steven Gerrard. Vamos, que el football no la ha visto pasar frente al soccer en los Mundiales.

Luego de este resultado, Estados Unidos chocará con Irán en el cierre de la llave B, en lo que supondrá un duelo decisivo por avanzar a octavos de final. Dos naciones en habitual pulso político ahora pugnarán en la cancha, los estadounidenses, obligados a ganar, y los persas con la misión de puntuar, siempre y cuando Inglaterra cumpla su parte del trato y le gane a Gales.

Foto: EFE/EPA/Ali Haider.

Hace solo unos días era difícil imaginar que este sería el panorama del grupo, sobre todo después de la goleada de los ingleses a Irán. Pero el conjunto de Carlos Queiroz demostró que un equipo no es tan malo como cuando es arrollado sin piedad por el rival, y sacó a relucir su mejor cara este viernes.

Sin lujos, sin estridencias, pero con muchos deseos e ímpetu, los iraníes atormentaron a los galeses de Gareth Bale, quien se convirtió en el futbolista con más internacionalidades de su selección. Luego de cantar su himno casi como un murmullo, jugaron más sueltos, mandaron dos balones a los postes, corrieron frenéticamente y anotaron dos goles en el descuento. ¡Una locura!

Por cierto, mucho más calmado estuvo el ambiente en el Al Thumama, el estadio que fue diseñado con la forma de un “gahfiya” (gorro tejido tradicional para hombres y niños que se usa en la región). Allí, no sabemos si los qataríes jugaron football, fútbol, soccer o alguna otra cosa. Lo único evidente es que, antes de completarse la primera semana de su Mundial, los anfitriones ya están eliminados y cargan con la pesada losa del desamor de su afición, que no entendió nunca la magnitud de recibir el regalo de organizar la Copa. Quizás dentro de cuatro años, o dentro de un siglo, entiendan lo que se están perdiendo, porque a este nivel es poco probable que clasifiquen por méritos propios.

Muchos fanáticos se marcharon en el descanso del duelo contra Senegal, y dejaron claros en la grada, como mismo había sucedido en el Al Bayt durante el partido inaugural. Lo más llamativo es que todos esos aficionados se fueron a casa a pesar de que Qatar mostró una mejor versión que en el estreno de la Copa, con pinceladas de buen juego, sobre todo desde las botas de Ismaeel Mohammed y Akram Afif, quien hasta reclamó un penal clarísimo que el árbitro español Mateu Lahoz se tragó inexplicablemente.

Después de ver los penales forzados que le cayeron casi de regalo a Portugal o Argentina, nadie entendía cómo este iba a pasar por alto, hasta para el VAR. “¡Venga hombre!”, le gritaba desde la línea en perfecto castellano el técnico de Qatar, Félix Sánchez, quizás predispuesto como casi todos los catalanes con las decisiones de Lahoz, de tendencia madridista. El Clásico a veces se juega en los escenarios más impensados…

Antes y después de esa jugada, los Leones de Teranga se impusieron con más ganas que fútbol, aunque no es que necesitaran mucho para tumbar la resistencia qatarí en el Khalifa International Stadium. Sin pisar el acelerador, llegaron al área de Meshaal Barsham y le removieron las redes en tres oportunidades.

Como detalle anecdótico, Mohammed Muntari marcó el primer gol qatarí —y quizás el último— en la historia de los Mundiales.

La victoria de Senegal, combinada con el empate entre Países Bajos y Ecuador, deja la definición de los clasificados para la última jornada del Grupo A. Sudamericanos y africanos jugarán un duelo definitorio en el que los Leones tendrán más urgencia, mientras los holandeses deben certificar su pase a octavos contra Qatar.

Sin embargo, los naranjas de Louis van Gaal andan atorados en una profunda crisis creativa que los puede llevar al abismo en la siguiente ronda del Mundial. Frente a Ecuador, por ejemplo, solo incomodaron con las internadas del talentoso Cody Gakpo, quien marcó un golazo nada más empezar el duelo. Pero eso fue solo un espejismo, porque después los de la mitad del mundo arrasaron…

Ecuador ya no es una banda de fortachones que se tira mayormente a los costados para golpear a los rivales. Si bien conservan todavía esa capacidad gracias a la potencia de Pervis Estupiñán, Ángelo Preciado y Enner Valencia, su arsenal cuenta ahora con Moisés Caicedo, Jhegson Méndez y Gonzalo Plata, quienes aportan frescura e ideas claras en un mediocampo que sabe explotar el juego interior.

Esta nueva escuadra —una de las más jóvenes de la Copa—, dirigida por el argentino Gustavo Alfaro, enfila a octavos y promete ser una piedra en el zapato para cualquiera que se cruce en su camino. Por supuesto, mucho necesitarán que se recupere su goleador Enner Valencia, quien se retiró con molestias y malas señales por segundo partido seguido.

El atacante consiguió el gol del empate contra Países Bajos y se colocó como pichichi (tres tantos) del Mundial. Además, ha marcado las últimas seis dianas ecuatorianas en la Copa, algo que, según Mister Chip, solo habían hecho otros tres jugadores en la historia del torneo: Eusebio (Portugal-1966), Paolo Rossi (Italia-1982) y Oleg Salenko (Rusia-1994).

 

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