Qatar 2022: Las generaciones que nos dejan

Qatar, casi seguro, marcará el fin de la era Messi-Cristiano y otras estrellas que vivirán su última experiencia de "la fiesta más grande del fútbol".

El fútbol no cree en Gardel. Jamás se movió a golpe de tango. Ni cuando Maradona ponía a bailar a los ingleses ni cuando Messi rompía caderas. Veinte años es mucho tiempo en una cancha de juego. Pregúntenle a Buffon, o a Joaquín, quizá las únicas dos figuras reconocidas que disputaron la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002 y todavía se mantienen en el alto nivel del balompié. Pero como Italia no clasificó y el andaluz no cabe en la Roja desde hace tiempo, para Qatar 2022 no habrá ningún jugador de la primera edición asiática. De los participantes en Alemania 2006 solo llegan cinco convocados en sus respectivas selecciones.

Dijo un poeta cubano que los sobrevivientes eran el óxido de los naufragios. Los que desprenderán herrumbre sobre los mares verdes de Doha, Rayán, Jor, Al Wakrah, Lusail serán Andrés Guardado y Memo Ochoa con México, Luka Modric (Croacia), Cristiano Ronaldo (Portugal) y Leo Messi (Argentina). Los capitanes de navío de una generación que zozobra en el tiempo, aunque algunos dejarán a flote marcas para la historia.

Cristiano, en Qatar, puede convertirse en el primer mortal que anota al menos un gol en cinco Mundiales. Su estreno fue en Frankfurt hace dieciséis años, el 17 de junio de 2006, con un tanto de penal que desató una celebración icónica, arrodillado en el suelo alemán, puños cerrados y grito ensordecedor. Después, Ciudad del Cabo, Brasilia, Sochi y Moscú lo vieron perforar redes en las ediciones de 2010, 2014 y 2018, por lo que está a las puertas de alcanzar a Eusebio, la leyenda portuguesa con más dianas (9) en las Copas.

Será el último Mundial de Cristiano, y probablemente de Messi, quien ha dicho, casi en tono de despedida, que quizá no juegue mucho más. Pero antes de irse, el 10 de la albiceleste puede pasar a los libros como el único mortal con asistencias en cinco Mundiales diferentes.

En 2006 dibujó su primer pase de gol con un centro desde la izquierda que se paseó por toda el área serbia hasta que encontró rematador en Hernán Crespo. Luego sirvió otras cuatro veces a sus compañeros entre Sudáfrica 2010 y Rusia 2018, y en Qatar podría superar a Maradona como el máximo asistente de todos los tiempos.

Pero nada le daría más satisfacción a Messi que jugar siete partidos en medio del desierto. Si eso sucede, Argentina estaría en la final, de nuevo a las puertas del cielo, y su estrella se convertiría en el jugador con más partidos en la historia de los Mundiales, por delante del actual líder, el alemán Lothar Matthaus.

“La Pulga” es uno de los dos sobrevivientes de la albiceleste campeona de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, junto a Ángel Di María, jugadores de otra época. Lo mismo sucede con Sergio Busquets, el único que queda de la España campeona del mundo en 2010. En Alemania, con la renuncia de Toni Kroos al conjunto, solo regresarán Manuel Neuer y Thomas Mueller, medallistas de bronce en Sudáfrica.

A Francia retorna Karim Benzema bañado en el oro de su balón. Tras perderse el título en el Luzhniki hace cuatro años por verse envuelto en conflictos legales, se metamorfosea de gato a gallo con tal de liderar el joven y favorito plantel.

Pese a las bajas de Pogba, Kanté, Kimpempe y Nkunku, Les Bleus vienen con talento desbordado, solo necesitan el apetito del felino que pone a vibrar al Santiago Bernabéu casi todas las semanas. Los arqueros Hugo Lloris y Stip Mandanda son los integrantes de la escuadra europea que arribaran a su cuarta Copa.

Hugo Lloris, capitán de Francia y campeón del Mundial del 2018, vivirá su cuarta experiencia en estas lides durante Qatar 2022. Foto: Shaun Botterill/Getty Images.

A los diablos rojos belgas se le caerán los cuernos luego del 11 de diciembre. Para el tridente demoniaco de Hazard, De Bruyne y Lukaku, esta será la última oportunidad de poner a su país en una final mundial. El aval del bronce en Rusia 2018 por un lado, y el exorcismo de las dos últimas Eurocopas por otro, hacen dudar a un team que llega sin el cartel de los dos Mundiales previos.

Quizá ocurra lo mismo para el Neymar de Brasil. Es ahora o nunca para una estrella que no ha tenido su carnaval en estas citas. Tite rescató del equipo de Dunga de 2010 al veterano Dani Alves (39 años y 6 meses, el cuarto más longevo de Qatar luego del canadiense Atiba Hutchinson, quien debutará en estas lides y es dos meses mayor que el lateral de la verdeamarela), el resto del equipo vivirá, en su mayoría, su segunda o primera cita. Los vecinos uruguayos apuestan a la experiencia de Luis Suárez, Edinson Cavani, Fernando Muslera y Diego Godín, únicos que pueden presumir de tres copas previas y quienes deben guiar un plantel renovado que extrañara al maestro Tabares y a Diego Forlán.

Sí, extrañar, a veces peor que perder un partido sin recibir disparos a puerta. Los dioses eligieron a Forlán como el más grande allá por 2010; los mortales, como siempre, no les hicieron caso. Quien no se enamoró de Cachavacha en esa época difícilmente amará a un jugador en su vida. Quien no simpatice con el maestro Oscar Washington Tabares difícilmente ama el fútbol. Y no es porque ahora lleve el bastón y la cadera rota del abuelo, las gafas y esa mirada de padre comprensivo; es porque ahora no está en el banquillo de la celeste —como no está en el terreno Cachavacha— y lo lloramos como se llora a un padre. Lo extrañamos como se extraña a un abuelo. Y nos olvidaremos hasta de los disparos a puerta.

Gardel nunca vio fútbol. Después de veinte años se sufre más que en un tango. Algo cambia.

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