La selección masculina de balonmano, categoría Sub-24, sufrió un poco más de la cuenta, pero finalmente logró la clasificación al Mundial de Naciones Emergentes tras vencer este domingo a Estados Unidos en la final del Torneo de Norte, Centroamérica y el Caribe.
En Santo Domingo, sede de la lid premundialista, los pupilos de Luis Enrique Delisle desbancaron 37-36 a los norteños en un reñido duelo definido en tiempo extra, luego de un empate a 33 dianas en el tiempo reglamentario.
En la primera manga, los cubanos dominaron 21-17 al único plantel invicto en la competencia, desenlace con una pizca de sorpresa, pues los norteños habían dominado a sus oponentes de turno en la fase clasificatoria.
Con aporte crucial de Omar Toledano, Reinier Taboada y Hanser Rodríguez, los caribeños dieron la impresión de tener controlado el desafío, apoyados en gran medida por una mejor disciplina táctica, comparado con el anterior choque frente a Estados Unidos.
Los antillanos limitaron las suspensiones de dos minutos, mal que los había golpeado durante toda la lid, y así pudieron meter presión a los favoritos de la final. Sin embargo, en la segunda parte, los norteños tomaron las riendas y recuperaron la renta con parcial de 16-12 que dejó el escenario servido para el tiempo extra.
En dicha instancia, Estados Unidos arrancó con par de dianas fulminantes que hicieron pensar lo peor para Cuba, pero los chicos de Delisle se reagruparon y, sin perder la calma, descontaron y terminaron ganando 4-3, con tanto decisivo de Omar Toledano.
No obstante, la gran figura del duelo para los antillanos fue el portero Magnol Suárez, avileño con pasado como central en el voleibol. Ahora el chico se erigió en un verdadero muro, salvó innumerables ocasiones durante el partido y en el tiempo extra se creció con tres atajadas imponentes que dejaron con vida a su selección.
Probablemente, Cuba no debió llegar a los minutos extras, pues mostraron superioridad frente a Estados Unidos, pero sus propios errores hicieron un poco más complejo el camino hacia la victoria.
Las fallas en cuestiones tácticas elementales, los fallos en jugadas aparentemente sencillas en momentos cruciales del duelo y algunos errores puntuales de jugadores con marcado protagonismo pusieron en duda la victoria cubana. Trabajar y mejorar en esos aspectos será crucial para aspirar a los mejores resultados en los venideros retos internacionales.
Precisamente, la tercera edición del Mundial de Naciones Emergentes en Georgia aparece como el próximo espacio competitivo de envergadura para el balonmano cubano, antes de afrontar otra prueba dura en los Juegos Panamericanos de Lima.
El Mundial será del 8 al 16 de junio en Tbilisi, y allí Cuba se medirá a Azerbaiyán, Bulgaria, China, Colombia, Gran Bretaña, India, Irlanda, Nigeria, Malta, los anfitriones y un wild card de la Federación Internacional de Balonmano.
De dichas naciones, Colombia, India, Nigeria y los cubanos serán los únicos debutantes, pues el resto de los países han estado, al menos, en una de las dos ediciones anteriores de esta cita, que surgió en el 2015.
Islas Feroe ganó las pasadas citas en 2015 y 2017, con éxitos frente a Letonia y Turquía, respectivamente. En tanto, Kosovo se llevó dos veces el metal bronceado con triunfos sobre Uruguay y Chipre, por ese orden.
De cara al Mundial de Naciones Emergentes, Cuba podría presentar una nómina con todos sus efectivos contratados en Europa, teniendo en cuenta que los organizadores permiten la incursión en el certamen de jugadores entre 16 y 30 años.
Este rango habilita a un buen grupo de los mejores balonmanistas cubanos del momento, quienes seguramente integrarán la nómina rumbo a Lima 2019. Si las autoridades del deporte así lo determinan, este Mundial serviría de preparación rumbo a los Panamericanos.