Habaneros U12, jonrón de 90 millas

Habaneros U12 es un documental sobre béisbol, sobre niños, cubanos, sobre desafíos, sentimientos, alegrías y tristezas; es un documental sobre promesas, sobre sueños.

Uno se percata pronto de la intención de los realizadores, que se enfrascaron hace más de un año en seguirle la pista a un grupo de muchachos, desconocidos, sin fama, que emergieron de la humildad habanera para colocarse en el epicentro beisbolero de Estados Unidos.

Esos niños de entre 10 y 12 años no descollaban como estrellas en la capital cubana, pues en su mayoría habían sido excluidos de la selección provincial de La Habana y entrenaban en el municipio Playa el deporte de sus amores. Allí, en los terrenos del Náutico, conocieron a Noel Tortoló, y las cosas cambiaron de la noche a la mañana.

Tortoló, un cubano que vivió mucho tiempo en Argentina y Panamá, regresó a su tierra natal y cumplió el sueño de formar una novena, la cual inscribió, para sorpresa de muchos, en el torneo Disney International Salute to Baseball, de Orlando, Florida.

Allí se presentó en julio del 2015 con su banda, los Habaneros, que contra viento y marea, aprendiendo, creciendo y disfrutando una aventura sin igual, lograron levantar el trofeo de tercer lugar y regresar a Cuba con brillantes medallas de bronce.

Ese es el argumento del documental dirigido por el realizador Alfredo Ureta, quien pintó de manera exquisita la historia del equipo de béisbol desde el interior, con sus sobresaltos, sus bromas, sus innumerables emociones, tanto dentro como fuera de los diamantes.

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“El documental responde al suceso en sí, queríamos recopilar todo, las interioridades, eso siempre lo defendimos en el proceso de realización. Es un tremendo orgullo haberlo logrado, y siento un profundo dolor porque de momento no se puede ver en las salas de cine de Cuba, a tres o cuatro personas no le ha gustado”, expresó Ureta durante el estreno del material este jueves.

Y de inmediato, añadió: “Por suerte nos queda el Paquete”, frase que desató las carcajadas entre todos los presentes en Fábrica de Arte, donde se encontraban personalidades del cine, la televisión, la música y el deporte, como el actor Jorge Perrugorría, el director Roly Peña, el compositor David Calzado, líder de la Charanga Habanera, y el pelotero Carlos Tabares, campeón olímpico y actual miembro de Industriales.

El video viaja alrededor de una hora por las historias de cada uno de los 11 niños que fueron a Estados Unidos, desde el tímido y portentoso Roberto Campos, hasta las constantes bromas y curvas demoledores de Julio César Pérez, líderes de un plantel que, además, tenía un argentino en la nómina.

Hablamos de Noel Tortoló hijo, de madre argentina, quien se ha asentado en la Isla durante los últimos años y poco a poco se ha metido dentro del complejo mundo de las bolas y los strikes.

Durante la presentación, expresó: “Ojalá toda la gente lo pudiera ver, a nosotros nos quedan los recuerdos, esos nunca se olvidan. Nosotros vamos a seguir adelante”, confesó deseoso de que el público cubano, consumidor nato de cualquier producto beisbolero, pueda acercarse a la narración de su aventura.

Aunque no se recoge en el documental, Roberto Campos, gigante, tercer bate, antesalista, lanzador, estaba en los planes de la Federación Cubana de Béisbol para representar a Cuba en un evento internacional, pero desafortunadamente lo colocaron en la posición de elegir entre participar con Habaneros en Orlando o vestir el traje de las cuatro letras.

Los certámenes no coincidían, y perfectamente podía intervenir en los dos, pero al forzarlo a decidir, Campos se inclinó por el proyecto de Tortoló. “Fue mi elección”, espetó el muchacho cuando lo inquirieron al respecto.

Y ciertamente vivieron al límite un capítulo inolvidable, como el caso del receptor Jack Delgado, niño diabético, que muchas veces le han cerrado las puertas de los terrenos por su enfermedad. Jack, además, no recibió visa en su primera solicitud, al igual que su entrenador Pedro González, conocido en el universo beisbolero como “Zapato”.

La historia del joven máscara es manejada a la perfección por los realizadores, que incluso dan a entender que Jack no podría ir a Estados Unidos, pues analizan en voz de los preparadores las opciones para suplir su ausencia. Pero en un giro inesperado, y con la dosis justa de emoción, desvelan cómo le otorgan su visa en un segundo intento.

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También se acercan a las dificultades que conlleva ser atleta en Cuba, desde las historias de los humildes sin ningún “padrino” beisbolero, hasta otros que conocían un poco más de cerca la cumbre del deporte por las experiencias de sus familiares, como el caso de Alexei Linares, nieto Eulalio “Yayo” Linares, gloria del béisbol cubano.

“Lo primero que hice fue enseñarle que no podía ser engreído por tener un familiar pelotero, y en el terreno ayudé a todos los muchachos por igual, es una lección que aprendí desde niño y se la transmito a todos los jóvenes”, nos confesó el “Yayo”.

Y todos los mensajes fueron captados a la perfección, tanto que el elenco se metió en el bolsillo al público de la Florida, en el que se encontraban muchos cubanos, cuyos hijos nacieron en Estados Unidos.

“Somos hermanos, somos un solo pueblo, y esta es una oportunidad de que nuestros hijos conozcan sus orígenes”, afirmó en el documental una de las madres de los niños “rivales”, quienes se convirtieron en amigos y principales fans de los Habaneros.

“Todos fueron muy educados, lucharon, pelearon, hicieron nuevos amigos, se sintieron estrellas, y estoy segura de que este suceso los comprometió y motivó a muchos otros a no abandonar sus sueños”, relató Estrella, encargada de ejercer como madre de los 11 muchachos en el periplo por Estados Unidos.

El documental refleja además el viaje del grupo hasta Chicago, donde los esperaba José Dariel Abreu, uno de los gestores del proyecto, quien los invitó a un partido en el mítico Wrigley Field entre los Cachorros de Chicago y las Medias Blancas de Chicago. Allí conocieron también a Jorge Soler y Alexei Ramírez, hombres que han logrado poner el nombre de Cuba en lo más alto.

“Ayudar es una bendición, lo hacemos de todo corazón, eso me han inculcado mis padres. Soy el mismo guajiro de Mal Tiempo, de Cruces, de Cienfuegos, y un día quiero regresar y pisar de nuevo el Latino, el 5 de Septiembre”, confiesa Abreu, consagrado como uno de los principales sluggers en las Grandes Ligas, quien además condujo a los muchachos por el US Cellular Field, sede de las Medias Blancas de Chicago.

El documental está aderezado también con declaraciones breves e impactantes de figuras de nuestra pelota como Yulieski Gurriel, Víctor Mesa, Juan Padilla, Alexander Malleta y Frank Camilo Morejón, quienes sueltan ideas tan claras como que se debe potenciar cada vez más el trabajo y la captación en los barrios, y que nunca los niños deben rendirse ante sus sueños.

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¿Quién es Noel Tortoló?

“Fui pitcher de Industriales en la Liga de Desarrollo, por los años 1995 y 1996”, relata Noel Tortoló, quien contó a OnCuba su pasión por el béisbol, su gran relación con José Dariel Abreu y algunas de sus ideas para rescatar el pasatiempo nacional en Cuba.

“Viví en Argentina con mi esposa, que nació allá, después nos mudamos a Panamá, donde desarrollamos buena parte de nuestros negocios en Real Estate y las finanzas.

“Mi hijo nació en Argentina, y tiene mucho de ellos. Le encanta el fútbol, de hecho, lo habían elegido para entrar en las escuelas de River Plate justo antes de irnos a Panamá. Ya con el cambio de aires, traté de acercarlo al béisbol, y me costó un poco de trabajo, pero finalmente lo he conseguido.

“Ahora no hay quien lo saque de la pelota, no hay quien lo saque del Latino, y quiero llevarlo al Guillermón en Santiago de Cuba, porque le encanta la conga.

“Mi relación con Abreu comienza en el Mundial de Panamá, en el 2011. Cuba jugaba con unos bates que se partían frecuentemente, entonces averigüé con cuáles se podía jugar en el torneo. Fui a una tienda y compré 50 bates Louisville que le regalé al equipo. Pito quedó encantado con esos maderos y desde entonces somos grandes amigos.

“Lo he apoyado en el Clásico Mundial del 2013, en Japón, estuve allá con mi hijo y nos hospedamos en el mismo piso del equipo. Fue grandioso. Es una lástima que muchos como él se hayan ido, pero su corazón sigue estando en Cuba, puedo dar fe de ello.

“El béisbol es un deporte caro y se vuelve muy difícil buscar fondos, para cualquiera. Mi negocio, por ejemplo, no tiene nada que ver con la pelota, pero me propuse ayudar a Cuba, a los niños, fundar mi propio proyecto, tener un equipo, y lo hemos logrado.

“Lo principal para mi es incentivar a los muchachos, conducirlos para que puedan cumplir sus sueños, y como yo hay muchas personas, probablemente con más recursos. Creo que permitir la entrada de esa personas, con la voluntad de ayudar económicamente, no le va a hacer daño a nadie, todo lo contrario, hará más fuerte nuestra pelota”.

Esos fueron los mensajes que Noel Tortoló no quiso dejar de transmitir a la afición cubana, y es justo el mensaje que nos deja Habaneros U12 y este grupo de intrépidos y amantes de la pelota. “Todos queremos que competir aquí y allá sea una cosa normal, sin barreras en ninguna orilla, a fin de cuentas, el béisbol es un gran y único idioma”.

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