Javier Jústiz: la furia del Gigante Verde

Javier Jústiz. Foto: Twitter.

Desde que el gran Lázaro Borrell encandiló durante nueve temporadas a los fanáticos de la Liga Nacional de Argentina, ningún jugador cubano había seducido a la exigente afición del país sudamericano.

A fin de cuentas, por allá están acostumbrados a la excelencia. Argentino es Manu Ginóbili, considerado ya el mejor basquetbolista latinoamericano de todos los tiempos, con un título olímpico en Atenas 2004 y cuatro anillos de campeón de la NBA. La estrella de San Antonio Spurs ha liderado una generación dorada –integrada, entre otros, por Luis Scola y Andrés Nocioni–, formada deportivamente en su país y heredera de los míticos ganadores del Mundial de 1950.

De manera que no resulta fácil destacar en la Liga Nacional. Al menos no al nivel conseguido por el villaclareño Borrell, ex jugador del Seattle SuperSonics en los Estados Unidos, e incluido entre los cinco mejores extranjeros que han prestigiado el baloncesto gaucho, luego de sus ocho años en el equipo Obras Sanitarias y de la corona lograda en la temporada 2006-2007 con Boca Juniors.

Sin embargo, a fuerza de talento y poderío Javier Jústiz anda tras los pasos de Borrell. El corpulento santiaguero ha sido un verdadero muro en la zona pintada del Estudiantes de Concordia, sublíder de la Conferencia Norte con 28 victorias y solo 13 derrotas.

El pívot de 24 años y 2,10 metros de estatura es ahora mismo segundo en promedio de tapones por partido (2,1) y séptimo en rebotes, con 8,3 por juego. Su peso dentro del “Estu” es incuestionable: ha participado en 40 de los 41 partidos de su equipo, con 13 puntos por salida y valoración de 16.7, la segunda mayor dentro del quinteto que hace de local en el coliseo conocido como El Gigante Verde.

Tras su debut en 2015, el nacido en Santiago de Cuba no ha hecho más que enriquecer su juego bajo los tableros, beneficiado por el alto nivel de la segunda liga más fuerte de América. El torneo es frecuentado por jugadores salidos del baloncesto universitario estadounidense y resulta una cantera de la NBA, hasta el punto de que muchos expertos no consideran necesario ningún escalón intermedio entre ambas competiciones. En ese exigente entorno, Jústiz comienza a sentirse cómodo con los focos sobre su peculiar cabellera.

Foto: Twitter.
Foto: Twitter.

El gigante acumula 11 dobles–dobles (puntos y rebotes) y se ubica entre los 10 primeros en promedio de canastas dobles por juego (5,0). Además, ha firmado actuaciones verdaderamente excepcionales, como los 17 rebotes bajados el 11 de enero en la victoria sobre Olímpico o los 25 cartones conseguidos el 18 de febrero en un triunfo sobre Peñarol.

Sus frecuentes exhibiciones lo convierten en la cara del baloncesto cubano por el mundo. De acuerdo con el ranking del sitio especializado Latinbasket.com, Jústiz ha sido por dos semanas consecutivas el mejor exponente del amplio contingente de jugadores de la Isla, repartidos por América y Europa.

El indómito supera a hombres como el ex jugador de Capitalinos, Reynaldo García, quien acumula 11,3 tantos por choque con San Martín de Corrientes, el único equipo que antecede en la Conferencia Norte al Estudiantes de Jústiz.

Detrás, por su rendimiento durante la semana anterior, aparecen los guantanameros Grismay Paumier, titular con el SO Maritime Boulogne, de la segunda división francesa; y Giorvis Elías, quien promedia esta temporada 9.9 cartones y 6.7 capturas con el Arcos Albacete, del tercer nivel del baloncesto español.

La lista incluye además al habanero Rangel Ramírez (AEC Collblanc), al avileño Georffri Silvestre (Náutico KIA Tenerife) y al también capitalino Taylor García (Globalcaja Quintanar), todos de la cuarta división de España.

El baloncesto masculino cubano, que desde el próximo día 21 encarará la semifinal de su deprimida Liga Superior, ha comenzado a abrirse al mundo, si bien avanza con lentitud exasperante y lo hace cuando el deporte de las canastas en la Isla vive sus horas más bajas de las últimas décadas.

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La presencia en varias ligas de Latinoamérica de jugadores representados por la Federación Cubana, además de las perspectivas de nuevas contrataciones en países como República Dominicana y la propia Argentina, configuran un futuro en el que quizás podría recuperarse una parte del poderío que llevó a Cuba a ganar tres torneos Centrobasket consecutivos entre 1995 y 1999.

La apertura gradual a otros torneos de calidad muy superior al local, podría hacer realidad el sueño de un tercer cubano en la NBA, tras las fugaces experiencias de Andrés Guibert con los Minnesota Timberwolves (1994-1995) y de Lázaro Borrell (1999-2000) con la ya desaparecida franquicia de Seattle.

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