Así se ha vivido la primera edición de la Titan Tropic by Gaes: cientos de bicicletas rodando por la comunidad de Las Terrazas, el contacto de los protagonistas con los hermanos de Polo Montañez, el calor de la gente en los más remotos parajes, los ascensos por la cruenta Loma de Soroa, las decenas de kilómetros por angostos caminos con los mogotes de Viñales como testigos, cruces del río con el agua al pecho, rostros embarrados de lodo…
“¿Pasarán por aquí?”, nos preguntó Diómedes, un campesino de 82 años en el caserío Cinco Pesos, sitio en el que se presenció una compleja escalada en el inicio de la tercera etapa entre Soroa y Viñales, que dejó de líder absoluto de la carrera al colombiano Diego Alejandro Tamayo con 30 segundos de ventaja sobre el español Ibón Zugasti.
Diómedes, con un saco cargando hortalizas, machete enfundado y sombrero de guano, caminaba por el borde de la carretera, hasta que pasaron los pedalistas y detuvo la marcha para observar el inédito espectáculo, lo mismo que una docena de pobladores que se encontraban al pie del descenso.
“Van a millón, tienen que cuidarse, porque los caminos están muy malos, llenos de baches, piedras y ahora el fango les va a dar al pecho con las lluvias, ya mira como van todo embarrados”, nos señaló el campesino, tal vez un poco incrédulo sobre la filosofía del mountain bike, que se basa precisamente en rodar por senderos irregulares y llenos de dificultades.
Como Diómedes, decenas de personas se apostaron en los límites de las carreteras, muchos de ellos niños que salieron de sus escuelas para apoyar a los pedalistas. “Las escuelas están cerca, se puede salir un momento y esperar por la carrera. Esto pasa una vez cada mil años, hay que aprovechar y salir a saludar a los ciclistas, a apoyarlos, no importa de dónde sean”, dijo Yuneisi, estudiante de décimo grado quien aguantaba una bandera junto a otros muchachos en la entrada al último camino espinoso de la tercera etapa, antes de llegar a la Finca San Vicente, en Viñales.
Justo esa toma de contacto ha fascinado a los pedalistas, que tienen en la soledad uno de sus peores enemigos, sobre todo cuando se transita por rectas interminables o escaladas de mucho desnivel. Ver personas es un respiro, un aliento, mucho más en Cuba, donde la gente es tan entusiasta.
La tónica debe mantenerse e incluso incrementarse cuando la caravana de la Titan Tropic by Gaes ruede por el pueblo de Viñales, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1999. Un circuito interno con cruces, vadeos, escaladas y tramos de velocidad matizará la cuarta etapa de la lid, que concluirá el jueves en el paraíso de Cayo Jutías, en la costa norte.
Correr de nuevo al lado de los mogotes, subir hasta el mirador de Viñales y disfrutar de la flora y fauna endémica de la zona será todo un show como antesala del cierre.
“Pregunté por Cuba y los lugares donde correríamos, y me señalaron a Viñales como el más precioso, lo hemos podido ver a la entrada y esperamos disfrutar mucho más en el tiempo que nos queda aquí”, confesó el colombiano Diego Tamayo, quien además desea que la gente siga coreando y animando al pie de las pistas.