La mística de los Industriales

Industriales, con su característico color azul, es el equipo insignia de la pelota cubana. Foto: Ricardo López Hevia.

Industriales, con su característico color azul, es el equipo insignia de la pelota cubana. Foto: Ricardo López Hevia.

Para entender por qué el equipo de la capital cubana se llama Industriales y a qué se debe su popularidad, hay que hacer un poco de historia acerca de las series nacionales.
Al terminar el año 1961, se acercaba el tiempo en que se celebraban los torneos de invierno de la liga cubana y no había peloteros profesionales. El sistema de béisbol organizado de Estados Unidos, que un año antes había prohibido a los jugadores norteamericanos participar en nuestros campeonatos, en 1961 también prohibió a los cubanos que jugaban profesionalmente allí participar en nuestra liga nacional.
Entonces, las autoridades deportivas cubanas organizaron un torneo nacional con jugadores aficionados para buscar campeones en cada provincia y que estos discutieran un campeonato nacional, pero alguien propuso la idea de que, junto con los campeones, se seleccionara otro equipo con los mejores jugadores de los equipos perdedores, así no quedaba fuera ningún buen jugador. Se realizó un campeonato nacional con 12 equipos que se dividieron en dos grupos, 6 equipos en cada zona: la oriental y la occidental.
Los equipos campeones jugaron con el nombre de su provincia y a las selecciones de perdedores se les dio el nombre que expresara las características más importantes de la provincia: Vegueros, Henequeneros, Azucareros, Granjeros y Mineros.
Al equipo habanero se le llamó Industriales por dos razones: La Habana era la provincia más industrializada del país, y según Eddy Martin, comentarista deportivo que participó en la reunión de los nombres, porque rimaba con Almendares, nombre del equipo capitalino que jugó en la liga profesional cubana desde 1878 hasta 1961. Algunos han atribuido el nombre de Industriales al Che Guevara, quien era el Ministro de Industrias en aquel entonces, pero eso es falso.

Industrialistas hasta el final


Este primer campeonato fue corto y los Industriales no llegaron a la serie nacional, fueron derrotados por el equipo Habana en la clasificatoria occidental y la serie fue ganada por el equipo Occidentales.
Pero, ya para la segunda serie, llega a la dirección de Industriales el hombre que los convirtió en el equipo insignia del béisbol cubano, amado por legiones de aficionados y odiado por otros muchos, que solo deseaban verlo perder, cosa que parecía casi imposible en aquellas primeras temporadas. Me refiero a Ramón Carneado, quien había sido jugador profesional, con una carrera muy corta y poco envidiable.
En el momento de hacerse cargo de la dirección de Industriales, Carneado trabajaba como profesor de la Universidad de La Habana. Era un hombre muy decente, de carácter afectuoso tanto con sus atletas como con los de los equipos contrarios. Jamás le alzó la voz a un pelotero, aunque con los árbitros era implacable porque sabía más reglas que ellos.
El equipo Industriales que le tocó dirigir a Carneado era un conglomerado de peloteros donde había estrellas de los equipos nacionales aficionados, y también jugadores indisciplinados, agresivos, con muy bajo nivel cultural. No podemos comparar aquellos equipos con los actuales, cuyos integrantes han recibido formación.
Entre los Industriales de Carneado estaban, entre otros: Pedro Chávez, Urbano González, Jorge Trigoura, Ricardo Lazo, Alfredo Sret, Eulogio Osorio, Guagüita López, Germán Águila, Manolo Hurtado y Walfrido Ruiz.


Carneado supo hacer con ellos un equipo combativo, disciplinado, que sabía jugar béisbol y que, por encima de todo, lo admiraba, lo quería, y se moría en el terreno para no hacerlo quedar mal. Con este equipo ganó la segunda, tercera, cuarta y quinta series nacionales y convirtió a los azules de la capital en ese símbolo de la pelota cubana que dura hasta nuestros días.
Por desgracia para nuestro béisbol, al finalizar la quinta serie nacional se acercaban los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico y todo el mundo pensaba que Carneado debía dirigir el equipo en ese evento, pero por intrigas en la dirección del Instituto Cubano de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), a la larga fue Gilberto Torres, quien dirigía Occidentales, el elegido para conducir el equipo.
Aunque Cuba ganó el campeonato, todo esto creó un malestar entre los jugadores, cuyo disgusto se manifestó en el campeonato provincial de La Habana. Para aplacar el asunto, el INDER tomó la decisión de sacar a Gilberto Torres y a Carneado de la dirección de sus respectivos equipos y designarlos como los responsables del béisbol en las provincias occidental y oriental, respectivamente. Ninguno de los dos supo jamás cuál era su responsabilidad y ahí terminó la carrera de Ramón Carneado, pero dejó a sus Industriales como legado.
Los Industriales volvieron a ser campeones en 1973 y en 1986, dirigidos por Pedro Chávez; en 1992, dirigidos por Jorge Trigoura; en 1996, dirigidos por Pedro Medina; en 2003, 2004 y 2006, dirigidos por Rey Vicente Anglada, quien se convirtió en el segundo manager más carismático del equipo, después de Ramón Carneado. En el 2010 fueron campeones, dirigidos por Germán Mesa.
En esos tiempos, Villa Clara, Pinar del Río y Santiago de Cuba se convirtieron en grandes potencias del béisbol cubano, pero ninguno de ellos pudo desplazar a los Azules como equipo insignia de nuestra pelota.
Foto: Ricardo López Hevia.
Foto: Ricardo López Hevia.

Dos momentos revolucionaron la capital cubana –muy pocas cosas han logrado un júbilo tan popular–: primero, cuando en 1986, Agustín Marquetti decidió el campeonato contra Pinar del Río con un jonrón que es historia del béisbol y la cultura cubana. Después, en 2010, cuando Industriales volvió a ganar el Campeonato, esta vez contra Villa Clara.
Podemos decir que –ganen o pierdan–, gracias a la mística creada por Ramón Carneado, Industriales sigue siendo el equipo insignia del béisbol cubano.
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