Felicia Mesa trabajó en el campo desde muy joven, después de enero de 1959 también de la tierra sacó su sustento. Pero entre campo y campo dedicó varios años de su vida al deporte.
Ella fue la única mujer boxeadora profesional que tuvo Sagua la Grande. No es una leyenda, porque aún anda por las calles de la ciudad y comparte con otros ancianos en la Casa de Abuelos, ubicada en la calle Solís, de la mencionada urbe al norte de la provincia de Villa Clara.
Tiene 97 años y todos allí la conocen como “Fela Mesa”. Para los más viejos es “Fela la boxeadora”, y los avezados en las historias deportivas la recuerdan aún como “La pantera sagüera”. Con el mismo ímpetu que dicen que peleaba, conversa Fela. Es ágil, recuerda fácil los éxitos que tuvo, aunque la primera pelea no fue para nada alagüeña.
-Cuando pelié con Silvia Hernández perdí. Perdí nada más que una pelea con ella, y fue la primera, porque cuando eso no sabía; después aprendí y no perdí más ninguna. En la primera me tumbó una muela del tiro, ¡Claro la muela ya estaba enferma! .
Se ríe, y parece que recuerda bien el golpe porque hace una pausa en el relato.
– Lo que si te digo una cosa, llegó la revancha y contra ella después tuve siete peleas, y no perdí más ninguna. Pero Silvia no era fácil, su marido era boxeador profesional, el conocido Lino García, y la tenía bien entrená.
Silvia era más baja de estatura que Fela, aunque en peso ambas estaban en las 140 libras. A la hora de los mameyes Fela no solo usaba su tradicional jab, con el que ganó casi todas sus encuentros, sino la potente derecha que Dios le dio.
En una de las peleas con Silvia, mi entrevistada recuerda que las cosas se complicaron, la temperamental contrincante…
-…no era fácil, no le gustaba perder. Una vez me ofreció dinero para que perdiera, así ella seguía con su fama. Me daba 30 pesos si me tiraba al piso cuando ella me cerrara en la pelea y le dije que no. Le gané, y cuando salimos quiso seguir la bronca en la calle. Allí le tiré el jab, la derecha y la izquierda… y le volví a ganar.
Conversar con Felicia Mesa Zamá, que es su nombre completo, es volver a aquella etapa de cuando le apretó el zapato. Ella no había boxeado nunca.
–Entonces me enteré de una convocatoria del periódico “La América deportiva”, allí llamaban gente a boxear y yo fui la única mujer de aquí, de Sagua, que se presentó.
Tenía como 20 años y a partir de aquel momento se hizo cargo de su entrenamiento el sagüero Manolo Yánez. Ella recuerda a otros nombres como Pototo Ribalta, y aquel que le decían la Panterita, de donde heredó el sobrenombre de La Pantera sagüera.
Apelando a su memoria Fela recuerda los enfrentamientos con:
-“La Diosa de ébano”, con Eladia Tondike, con Gilda Meli, con “La tarzana Chilena”, y con un pichón de jamaiquina por allá por Oriente. Todas estas eran de más peso y tamaño que yo, por eso no entraba en la pelea, solo tiraba jab desde afuera, y les ganaba.
Pero con la que más se enfrentó fue con Silvia. Disputó 7 peleas, de las que solo perdió una, aunque las biografías que circulan de la Hernández digan lo contrario.
Fela nació en Cienfuegos, en Santa Isabel de las Lajas. Con solo 6 meses su familia vino a vivir para Sagua y aquí también ella desarrolló su prole. Dos hijas, varios nietos y 8 bisnietos engrosan la descendencia de esta mujer que menciona con mucho orgullo a su primo hermano Víctor Mesa, reconocido pelotero cubano.
Felicia tuvo cerca de 15 peleas, pero todo terminó con el triunfo de la Revolución.
–Fidel acabó con el boxeo en las mujeres porque decía que era un peligro, que podía salir en el seno algo malo. Y tuve que dejar de boxear. Luego me mandó a buscar Felipe Guerra Matos, que era el Jefe de deporte, pa que me metiera a luchadora… Y cuando hay juventud no hay experiencia, y cuando hay experiencia ya no hay juventud, porque yo tenía que haber ido, lo que pasa es que yo fallé, porque ahora via estao enseñando, via ido a los países fuera, porque dije que no , y no fui, y me quedé bará.
Allí acabó su carrera deportiva, entonces se dedicó al campo, como lo había hecho en sus años más jóvenes, antes del boxeo. Fue el deporte como un pestañazo en la vida de esta mujer que nació el 24 de febrero de 1918. La vida no le sonrió como debía a Felicia, por lo que como deportista representó para la historia de Sagua la Grande y de Cuba, pero ella anda contenta con los recuerdos de cuando en el ring decían su nombre y ella salía dispuesta a pelear y ganar con las garras de lo que realmente era: “La pantera sagüera”.
Foto: Nelson Martín Alonso