Hay una nueva conexión cubana en Tampa. Los hermanos Randy y Raiko Arozarena están en el foco de atención de la ciudad, el primero a golpe de jonrones, y el segundo con su fichaje —pactado hace alrededor de un mes— en la USL Championship, donde todos esperan que se convierta en un muro en la portería de los Tampa Bay Rowdies.
“Muy feliz de estar cerca el uno del otro. Sé que ha trabajado y se ha sacrificado mucho para llegar a la posición en la que está, y estoy deseando verlo jugar en un nivel diferente”, dijo Randy al darse a conocer el traspaso de su hermano a los Rowdies, club fundado en el 2008 y miembro desde el 2017 de la segunda categoría del fútbol profesional en Estados Unidos.
Uno de los principales ejecutivos de los Rowdies es Stuart Sternberg, inversor de Wall Street y dueño de los Tampa Bay Rays, subcampeones de Major League Baseball (MLB) en el 2021. Como es de suponer, rápidamente muchos asociaron el fichaje de Raiko a una jugada de Sternberg para juntar a los hermanos y aprovechar la atención mediática que recibe Randy en función de potenciar la marca de los Rowdies, finalista de la USL en el 2020.
Brothers in the Bay 👬
The @TampaBayRowdies have signed goalkeeper @RaikoArozarena to complete the club’s 2021 roster ⤵️
— USL Championship (@USLChampionship) April 9, 2021
La estrategia, a priori, ha rendido frutos, porque los Rowdies se han mantenido en las portadas de los medios de Tampa y existe gran expectación por ver lo que puede aportar Raiko en el inicio de la temporada del 2021, que debe arrancar en un par de semanas.
Sin embargo, sería injusto reducir el salto de Raiko hasta el fútbol profesional de Estados Unidos a una estrategia de marketing por parte de Stuart Sternberg, porque los méritos del portero pinareño también respaldan su fichaje en la USL. Por ejemplo, en su más reciente experiencia con los Cafetaleros de Chiapas en la tercera liga más importante de México, atajó ocho penales y en más de 10 ocasiones dejó su meta en cero.
Justamente, ese fue el mensaje que quiso transmitir el técnico de los Rowdies, Neill Collins, cuando trascendió el traspaso del cubano a las filas del 11 floridano: “Es un portero fantástico con buena experiencia. Ha estado jugando a un buen nivel recientemente y logramos incorporarlo para mantener la competencia en una posición que ya es fuerte”.
De cualquiera manera, podría decirse que Randy sí le ha abierto o trazado el camino a Raiko. El mayor de los Arozarena estuvo primero en México, donde comenzó su andadura profesional tras salir de Cuba, y de ahí pudo dar el salto a Grandes Ligas, inicialmente con los Cardinals y luego en los Rays. Raiko, por su parte, también hizo carrera en suelo azteca cuando se fue de Cuba y ahora aterriza en Tampa, donde su hermano es un auténtico fenómeno.
La historia de los Arozarena es muy peculiar, con destinos invertidos en algún punto del camino. De niño, Randy quería ser futbolista, mientras Raiko concentraba sus esfuerzos en el béisbol. Pero, con el paso del tiempo, los roles cambiaron: el mayor de los hermanos terminó en los diamantes y el menor siguió los pasos de su padre en el más universal de los deportes.
“En el béisbol jugaba segunda base, shortstop y jardines. Mi favorita era segunda base. No tenía peloteros favoritos. Lo mío era darle para adelante. Pero si quieres le puedes preguntar a Randy: antes, yo era mejor que él en la pelota. Yo era de conectar muchos hits, no era muy jonronero. Soy rápido, habilidoso, pícaro. Si me ven jugando se van a quedar con la boca abierta. Nunca voy a dejar de jugarlo, aunque sí lo dejé de practicar”, dijo Raiko en el podcast de Corte 4.
“Es divertido, porque de pequeño mi hermano era mejor que yo en fútbol y yo era mejor que él en la pelota. Después se cambió de deporte y seguimos los dos juntos en el béisbol, hasta que decidí entrar en fútbol”, relató Raiko al periodista de ABC Kyler Burger, a quien también le comentó sobre la elección del dorsal 56 para jugar en los Rowdies.
“Escogí el 56 por mi hermano, que también lo lleva. Creo que será una bonita experiencia que dos hermanos, en dos deportes profesionales distintos, usen el mismo número en el uniforme”, añadió Raiko, quien de continuar su progresión y ascenso podría convertirse en el primer portero cubano en la Major League Soccer (MLS).
Lo curioso es que la llegada de Raiko al centro-este de la Florida le ha dado la posibilidad, por primera vez en su vida, de disfrutar en vivo un partido de béisbol de su hermano desde que debutó en MLB hace dos años.
“Feliz de verte triunfar y hacer lo que más te gusta, hermano”, escribió Raiko en las redes sociales este fin de semana, en el marco de la subserie entre los Rays y los Yankees en el Tropicana Field, que se convirtió en el feudo de los Arozarena, uno en la grada apoyando, otro en el diamante martillando.
Sí, porque Randy ha sido bautizado oficialmente como el verdugo de los Mulos del Bronx, que no encuentran la manera de congelar el bate del pinareño. La primera vez que lo enfrentaron fue el 31 de agosto del pasado año, y desde entonces, incluyendo la Serie Divisional del 2020, les promedia .357/.413/.929 en 11 partidos, de los cuales ha pegado jit en ocho.
En total, les ha conectado seis jonrones en 46 comparecencias al plato, con 12 anotadas, nueve remolques y par de bases robadas. Lo peor para los Yankees es que tendrán que medirse a Arozarena un montón de veces más en lo que queda de campaña, y quién sabe si se lo encuentren también en la postemporada, donde el cubano demostró hace unos meses todo lo que es capaz de hacer.
Pero en lo que llega otra vez la novena más exitosa de Nueva York, Randy seguirá enfocado en rendir al máximo y competir por el Novato del Año de la Liga Americana, premio al que todavía aspira a pesar de iniciar ya su tercera temporada en las Mayores. Curioso, ¿no?
Sin embargo, la explicación de esta situación es bastante sencilla: un jugador de posición puede ser considerado novato al inicio de una campaña siempre y cuando no supere los 130 turnos ofensivos o los 45 días de servicio en Grandes Ligas. En el caso de Randy, arrancó la contienda del 2021 con menos de 100 veces al bate y no más de 30 días de servicio en el Big Show.
Entonces, es un firme candidato al premio del debutante más destacado, sobre todo después de un inicio contundente, con ocho partidos seguidos pegando al menos un jit (la racha más larga de su carrera), cinco anotadas, una base robada, tres extrabases y línea ofensiva de .317/.378/.488, además de un buen rendimiento en la defensa del jardín derecho.
Todavía algunos piensan que Randy está en una burbuja, la cual, eventualmente, explotará y entonces sus números caerán, pero el pinareño ha demostrado que sus habilidades son genuinas, así que esperar un naufragio parece cosa de locos. Además, ahora el clan Arozarena se ha juntado en Tampa y Randy quiere probar, ante los ojos de su hermano, que él es el verdadero rey del béisbol en la familia.