Si uno revisa su historial, pudiera pensar que Dave Van Horn no ha sido un hombre exitoso en el béisbol. Jugó apenas tres años en las Ligas Menores de Estados Unidos con sucursales de los Bravos de Atlanta, moviéndose siempre en las diferentes escalas de Clase A.
Allí bateó muy poco en un paso efímero, casi fugaz, y luego de tres campañas sin penas ni glorias se enfocó en los estudios. Completó una maestría en la Universidad del Este de Texas en 1992, y dio los primeros pasos en su carrera como director a nivel colegial.
Nada impresionante esta hoja de servicios si la comparamos con las míticas figuras del béisbol profesional norteño: los fabulosos jonroneros, los indescifrables lanzadores, los managers ganadores de Series Mundiales.
Sin embargo, este hombre, natural de Stanton, California, ha labrado un camino brillante en la formación de peloteros y muchos coinciden en calificarlo como uno de los mentores más prestigiosos de la nación en su categoría.
Para tener una idea, en 24 temporadas ha cosechado más de mil victorias y no llega a los 600 fracasos, con varias incursiones en la Serie Mundial de la Asociación Nacional Atlética Colegial (NCCA por sus siglas en inglés) al mando de Nebraska Cornhuskers y Arkansas Razorbacks, novena que dirige desde el 2003.
Sereno, observador, perspicaz, hombre de pocas palabras, Dave Van Horn visitó Cuba al frente de la selección nacional universitaria de Estados Unidos que perdió cinco desafíos ante el plantel de Alfonso Urquiola, y en ningún momento ocultó su beneplácito por la estancia en la Isla y jugar contra los peloteros antillanos, pues considera que tenemos muy bien ganado el prestigio internacional en el deporte de las bolas y los strikes.
“El béisbol de Cuba está repleto de buenos peloteros, fuertes, grandes, creo que tienen muy bien ganada su fama, reforzada por los hombres que juegan en las Ligas Mayores. José Abreu, Yoennis Céspedes, Yasiel Puig, a todos los veo mucho por la televisión y sin dudas han revolucionado las Grandes Ligas con su estilo y su fortaleza”, afirmó el preparador en exclusiva para OnCuba.
¿Pudo constatar ese poder del béisbol cubano al que se refiere en los partidos del tope?
De forma general, los cubanos enseñaron varias armas, no tan solo ese poderío que los ha distinguido a lo largo de la historia. Ahora mostraron también velocidad, inteligencia, con un pitcheo lleno de brazos fuertes y jóvenes, además de una defensa excelente, siempre con los jugadores muy bien posicionados y conscientes de lo que debían hacer con la bola en cada circunstancia.
Para ustedes fue todo al revés, ¿puede decirse que llegaron agotados a Cuba?
Es cierto que realizamos un intenso periplo competitivo, de más de 20 partidos, en el cual enfrentamos cambios de clima, de escenarios, al punto de estar en diez hoteles diferentes en 12 noches, por ejemplo. Fue mucho tiempo lejos de casa para los muchachos, algunos de los cuales enfrentaron su primer viaje al otro lado del Atlántico para la Semana Beisbolera de Haarlem. Pese a todo eso, nuestros jugadores respondieron muy bien, es válido reconocerlos por su profesionalidad y dedicación en esta gran experiencia.
Aquí no tuvimos buenos días, fallamos mucho a la defensa, dejamos escapar oportunidades de doble play y outs claros que complicaron mucho a nuestros lanzadores, cuya labor considero fue notable. Pero no se puede buscar justificaciones, Cuba tiene sus propios méritos y ganó por utilizar a la perfección sus armas.
Desde su punto de vista, ¿qué le puede aportar este tope a los peloteros cubanos?
Vi muchos jugadores jóvenes, no las habituales estrellas que han representado al país en los Clásicos Mundiales o en los Juegos Olímpicos. Ese detalle creo que es muy favorable, porque significa desarrollo, desde todo punto de vista. Además, tuvieron la oportunidad de enfrentar a nuestros lanzadores, que son poderosos y eventualmente alcanzarán las Grandes Ligas, no solo por su talento, sino también por las condiciones físicas y capacidad de evolución en el futuro cercano. Enfrentar a este tipo de hombres ayudará mucho al crecimiento de los cubanos.