París 2024: las arenas movedizas de la Torre Eiffel

Los cubanos Jorge Luis Alayo y Noslen Díaz, después de pasear la distancia en la clasificatoria del voleibol de playa, sucumbieron en la ronda de octavos de final.

La dupla cubana no pudo mantener el mismo nivel de juego de la fase clasificatoai y cayó eliminada en octavos de final. Foto: Ricardo López Hevia.

Semanas atrás, no había arena en las cercanías de la Torre Eiffel. Por algún milagro divino apareció entonces una cancha, una net y las pelotas volaron de un lado a otro igual que en cualquier paraíso de la Riviera Francesa en el Mediterráneo. Dentro de solo unos días, ese paisaje veraniego desaparecerá, no quedará rastro del sol, los sombreros, las gafas, las mujeres y hombres saltando tras un balón sobre las arenas movedizas en el corazón de París.

Allí cualquiera puede caer en la trampa. Incluso cuando parece que nadie te puede ganar, pisas en falso, quedas atrapado y desapareces. Algo así le sucedió a los cubanos Jorge Luis Alayo y Noslen Díaz, invencibles en la fase de grupos y hundidos ante los poderes de los suecos David Ahman y Jonatan Hellvig en la ronda de vida o muerte del voleibol de playa en los Juegos Olímpicos de París.

El boqueo de la dupla sueca tuvo mucha incidencia en el resultado final del partido. Foto: Ricardo López Hevia.

Los antillanos, en el foco de atención de fanáticos y especialistas en la Ciudad de la Luz por su impresionante despliegue en la clasificatoria, no pudieron en octavos de final frente al arsenal táctico de la dupla europea, que desplegó todos sus trucos y venció en tres parciales (21-11, 26-28 y 15-11), esquivando así el pasadizo mortal a los pies de la Torre Eiffel.

No se suponía que Alayo y Díaz se enfrentaran a un rival de semejante nivel en la ronda de los 16 mejores de la lid. Como quedaron punteros de su apartado, todos tenían esperanzas de que cayera un plantel más asequible que allanara el camino hasta la siguiente parada. Pero Ahman y Hellvig, dos chicos de 22 años que lideran el ranking mundial, tuvieron una pésima fase de grupos al caer contra Qatar e Italia y entonces aparecieron en el camino de los cubanos.

La noticia, en principio, no alteró las pulsaciones de los caribeños, a fin de cuentas, ya habían superado a dos parejas mejor ubicados que ellos en el escalafón global durante la primera fase. Sin embargo, en las arenas movedizas situadas en el corazón de París está todo abierto para un cambio radical de la suerte, basta con pisar en el lugar equivocado.

Los suecos insistieron en dirigir el servicio a Jorge Luis Alayo y les dio resultado. Foto: Ricardo López Hevia.

Justo eso fue lo que le sucedió a los cubanos, que naufragaron en el primer set del duelo con los suecos, inspirados y letales, al punto de que se llevaron la manga con abrumadora pizarra de 21-11. Su plan para lograr la victoria fue bastante sencillo: atacar sobre el segundo toque y dirigir su servicio a Alayo para limitar a Noslen al pase, neutralizando así su excelente defensa y su capacidad en ataque.

“No podíamos cometer la cantidad de errores que hicimos. Nuestra estrategia era atacar con el servicio para neutralizar su segundo toque, pero les salieron bien las cosas, jugaron un muy buen partido”, apuntó Noslen Díaz a la prensa acreditada tras la derrota.   

“Vienen con ese estilo desde hace rato, es una de sus claves de éxito. Nosotros cometimos muchos errores no forzados y a este nivel eso cuesta demasiado. Presionar de abajo cuesta trabajo, en ocasiones da resultado en otras no”, acotó Alayo, quien a pesar del adverso panorama no dejó nunca de coquetear con la grada.

La defensa cubana no pudo hacer el mismo trabajo que en sus primeros partidos. Foto: Ricardo López Hevia.

No son muchos los jugadores que reaccionan así cuando van perdiendo, pero el capitán cubano se dejó llevar y la gente respondió. Fue entonces cuando Ahman y Hellvig pisaron terreno inestable, engañoso y cedieron en un maratónico segundo set.

Alayo y Noslen son como el yin y el yang, dos fuerzas opuestas que forman un todo. Alayo es intensidad, poder y carácter, un voleibolista que juega al máximo de revoluciones, mientras Noslen es arte refinado, un chico de movimientos sutiles que da la impresión de multiplicarse y flotar por toda la cancha. En el parcial victorioso, justamente lograron sacar sus mejores versiones en los momentos decisivos.

Pero el desgaste de ese set y la riqueza táctica de la pareja sueca salieron nuevamente a relucir en la tercera manga. Rápido tomaron ventaja y nunca la perdieron, amparados sobre todo en un servicio muy bien dirigido que volvió a limitar las capacidades ofensivas de los antillanos.  

El bloqueo de Jorge Luis Alayo no fue tan determinante frente a la pareja sueca. Foto: Ricardo López Hevia.

“Cuando no armas una buena recepción es fatal. En el voleibol de playa eso condiciona el pase y el resto de la jugada, y no hay más refuerzos para solucionar el problema como en la sala. Si no recibes bien, el contrario se prepara mejor y tienes que disminuir la potencia”, explicó Alayo.

De cualquier manera, no hay nada que reprochar a los cubanos, quienes se agradecieron mutuamente por el trabajo realizado desde que comenzaron como dupla en 2022. Además, reflexionaron sobre la necesidad de perfeccionar su juego y pulir errores para competir en la élite mundial.

“Ha sido increíble, nuestros primeros Juegos Olímpicos con la grada a favor. Lo soñamos y lo vivimos”, afirmó Noslen, quien siempre se mantuvo activo junto a Alayo, pero sobre arenas movedizas mientras más te revuelves, más te hundes.  

Y ahí, a los pies de la Torre Eiffel, los cubanos cayeron en la trampa. No hay rastro de ellos y ya la escena quedó lista para la próxima víctima. Las cosas de la muerte súbita en el voleibol de playa de los Juegos Olímpicos.

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