Pichardo se instala en la fama
Al Estadio Olímpico de La Habana, de Olímpico no le queda ni el nombre, indistinguible en los interiores de un recinto gris. Las gradas, un paraje desierto sin un solitario asiento, son un mosaico de moho golpeado quién sabe por cuántas horas de sereno, salitre, lluvia y sol; y en la pista, aquellas tonalidades de … Sigue leyendo Pichardo se instala en la fama
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