La historia de la Serie Mundial de Boxeo es efímera, de tan solo siete temporadas, y para los Domadores de Cuba es todavía más corta, pues han participado apenas en cuatro ocasiones. No obstante, en tan poco tiempo la armada caribeña ya tiene una bestia negra: los Astana Arlans, sus rivales en la final de la presente versión de la justa.
Ante la franquicia kazaja, los cubanos han perdido dos veces en la definición de la corona (2015 y 2017), y ahora, en la octava edición de la justa, se enfrentan a un tercer reto, una oportunidad de desquite.
En las lejanas tierras chinas, los pupilos de Rolando Acebal buscan espantar los fantasmas, y en la primera parada de la final en Xiamen, salieron con el pie derecho al facturar victorias en tres de los cinco combates, por lo que arrancarán con ventaja en la ventana decisiva de este viernes, a disputarse en Jinjiang.
Sin embargo, la diferencia mínima no es garantía, deja completamente abierto el espectro para una remontada de los kazajos, quienes dependerán en el cuadrilátero de varios exponentes sólidos que, además, ya han salido victoriosos contra sus oponentes de turno en otras confrontaciones.
Por ejemplo, Aslanbek Shymbergenov (69 kilogramos) ha superado en par de ocasiones al titular olímpico de Londres 2012, Roniel Iglesias, la última de ellas en julio del 2017, cuando lo liquidó por votación unánime de los jueces. El mismo veredicto se dio en junio del 2015, hace ya tres veranos.
Inspirado en su hermano mayor (también boxeador) y en la figura de Bakhityar Artayev, campeón olímpico y ganador del trofeo Val Barker en Atenas 2004, el welter de 24 años es una de las armas esenciales del Astaná para el asalto decisivo frente a los Domadores, apoyado en su resistencia, que le permite sostener un intenso tren de pelea.
Esa es justamente una de las cuestiones que más preocupan a Roniel, quien a sus 30 años ya no tiene la misma movilidad de temporadas anteriores. Apoyado ahora más en su experiencia competitiva, el pinareño debe protagonizar un duelo perfecto si desea puntuar para la causa cubana.
Un poco más parejo se ve el cotejo de los pesos ligeros (60 kg) entre Lázaro Álvarez y el doble monarca kazajo Zakir Safiullin, hombre de 31 años que a principios de este 2018 se catalogó como un boxeador joven y todavía en desarrollo, lo cual se pudo evidenciar, por ejemplo, en la pasada edición del certamen, cuando ganó seis peleas sin la sombra de la derrota.
Una de sus víctimas fue precisamente el triple titular mundial pinareño, quien lo había derrotado antes en el 2015. Recordemos que la derrota de Álvarez contra Safiullin llegó en la final de la VII Serie Mundial, en la cual Roniel también perdió la oportunidad de rematar a la franquicia kazaja y casi asegurar la corona de los Domadores, pues sucumbió en la velada decisiva frente al mismo rival con él que cruzará puños en Jinjiang.
La reedición de estos enfrentamientos reviste trascendental importancia para Cuba, digamos que son la clave del match, teniendo en cuenta que al ring subirán dos de los principales exponentes del boxeo antillano en la actualidad, quienes, de ganar, pondrían a punto de mate la final a falta del combate de Julio César La Cruz, claro favorito frente al joven Bek Nurmaganbet, subcampeón mundial juvenil hace dos años.
Más nivelado parece el duelo entre los moscas Jorge Griñán y Saken Bibossinov, dos púgiles menores de 22 años que encontrarán máxima motivación cuando los focos se concentren sobre sus figuras, pues este será un escenario ideal para demostrar credenciales en sus nacientes carreras.
Para el cierre está reservado el pleito de los superpesados José Ángel Larduet y Kamshybek Kunkabayev, subcampeón mundial de Hamburgo 2017, cita en la que el cubano no participó pese a tener el boleto garantizado. El kazajo de 26 años es una roca de 1.90 metros de estatura que lleva las de ganar, pero hay que recordar en este punto el aspecto motivacional que pesa sobre el santiaguero.
Larduet fue excluido increíblemente el pasado año de la final de la Serie Mundial, pese a que llevaba un paso arrollador en su regreso a la nómina de los Domadores. A la postre el cambio tuvo un desenlace fatal, porque su sustituto, Yoandry Toirac, cayó destrozado por Olzhas Bukayev. Ahora, con la oportunidad de competir en un pleito determinante para Cuba, el indómito puede reafirmar el gran error que se cometió en el 2017.
A favor de los cubanos en el cartel decisivo juega el factor de la experiencia, porque Lázaro, Roniel, La Cruz y Larduet acumulan decenas de peleas en todos los niveles del sistema boxístico amateur, arma de la cual no se podía presumir en el primer cotejo con Damián Arce (26 años), Osvel Caballero (23) y Osley Iglesias (20), todos muy inexpertos más allá de su edad.
Tomando todos estos criterios como referencia, es muy poco probable que los kazajos den una vuelta radical al pleito y se lleven la corona sin pasar por la pelea de desempate, la cual dirimirían Jorge Moirán y Bekdaulet Ibragimov en los 64 kilogramos.
El guantanamero de 29 años ha quedado a la sombra de Andy Cruz, probablemente el mejor boxeador cubano del momento, pero justo la competencia permanente con un compañero de tanto nivel lo coloca como un rival exigente y preparado para Ibragimov, quien, pese a su juventud (22 abriles) disputó el Mundial del 2017, en el que cayó frente al armenio Hovhannes Bachkov en segunda ronda.
Domadores vs. Astaná: las notas del primer duelo
49 kg/ Temirtas Zhussupov 3-0 (50-45, 49-46, 49-46) a Damián Arce
Combate abierto, de mucho intercambio, en el que Zhussupov supo aprovechar las brechas en la guardia del cubano, quien fue más agresivo a medida que avanzó el duelo. Crucial resultó la experiencia del kazajo (30 años), cuya carretera le permitió controlar las embestidas del contrario y buscar los momentos precisos para lanzar sus ataques. Con el triunfo Zhussupov mejoró su registro en Series Mundiales a 14 victorias (se incluyen dos sobre el cubano Johanys Argilagos) y seis fracasos.
56 kg/ Osvel Caballero 3-0 (48-47, 50-45, 49-46) a Ilyas Suleimenov
Caballero, en la noche de su debut, fue la gran revelación de los Domadores en el primer cartel final, no solo por su victoria, sino por la contundencia con que se llevó los honores. A pesar de que lleva solo un año en la preselección nacional, el mayabequense aprovechó la brecha que se abrió en la división tras la salida de Robeisy Ramírez y demostró plena seguridad entre las cuerdas y ganó como lo exige el guion: pegando sin cesar para no dar margen a las especulaciones en las votaciones de los jueces. Caballero cortó una racha de cinco victorias consecutivas en la Serie Mundial de Suleimenov, boxeador con experiencia olímpica y que el año pasado aguó la fiesta cubana al llevarse el duelo de desempate contra Javier Ibáñez.
64 kg/ Andy Cruz 2-1 (46-49, 50-45, 48-47) a Dilmurat Mizhitov
Catalogado como el mejor boxeador amateur de su división en el mundo, Andy Cruz afronta cada examen con suma confianza, y lo volvió a demostrar en China. Frente encontró a un púgil que luchó por escapar de sus embestidas, pero a la postre pesaron más las combinaciones del cubano, quien repitió el triunfo del pasado año sobre Mizhitov. Cruz extendió a 16 su cadena de peleas sin conocer la derrota en la Serie Mundial.
75 kg/ Abilkhan Amankul 3-0 (49-46, 49-46, 49-46) a Osley Iglesias
Tras el bajón del monarca olímpico Arlen López, la categoría mediana quedó en manos del joven Iglesias, para quien fue demasiado exigente el rival kazajo, plata en el pasado Mundial de Hamburgo. El cubano estuvo muy activo , pero Amankul trabajó siempre en su rango, sin perder la distancia, y sacó provecho de su superioridad técnica y experiencia competitiva para ganar su décima pelea seguida en la lid.
91 kg/ Erislandy Savón 3-0 (50-44, 50-44, 50-43) a Nurbol Altayev
Mayor alcance y velocidad en los movimientos fueron las claves de la victoria de Savón, quien demostró que no por gusto es campeón mundial. El antillano se movió como pez en el agua, peleó con suma comodidad y sacó tempranera ventaja que le permitió controlar después el combate sin mayores contratiempos, para darle ventaja definitiva a los Domadores.