Morbo, egos, millones sobre el campo y mucho fútbol: eso trae el más publicitado de los choques de octavos de final de la Champions League. De un lado el rey de copas, Real Madrid, con 12 trofeos de la competición en su abultadas vitrinas. Del otro, un equipo que quiere construir historia a golpes de talonario, sin ninguna Orejona en su poder: Paris Saint Germain.
Se verán las caras por séptima ocasión, con dos victorias y dos empates para cada uno, y por primera ocasión se enfrentarán en fase de eliminación directa de la Champions League. Pero PSG apeó al Real de competencias europeas en 1992-93 (Copa UEFA) y 1993-94 (Recopa de Europa).
Llegan con realidades distintas y a la vez muy similares. Madrid necesita la Copa para salvar su temporada, porque la Liga parece inalcanzable y la Copa del rey es historia. Zinedine Zidane tiene que ganar, pero aunque lo logre, parece que su puesto no está seguro. En un conjunto como el de Chamartín, la Champions es la guinda del pastel, la marca registrada con el sello de mejor equipo del contienente, pero no garantiza la permanencia al mando.
Los parisinos quieren ganar ya, después de años de gastar desenfrenadamente para armar un equipo competitivo, que asalte Europa. El torneo dómestico no es suficiente para justificar una inversión descomunal que provocó el fichaje más caro de la historia, Neymar, quien vino del Barcelona por 222 millones de euros.
El brasileño está ahí para triunfar en la Champions y cualquier otro resultado sería inaceptable: no se paga esa cantidad para quedar segundos, o peor, eliminados en octavos. Como con Zidane, parece que el entrenador Unay Emery está obligado a ganar, y también, parece que se irá aunque lo logre.
El PSG, el más goleador de la fase de grupos: 25 en 6 partidos. La base fue el tridente de Cavani, Neymar y Mbappé, con 16 de los 25 tantos. Su presencia en el campo es indiscutible.
En el Madrid no hay tantas certezas, porque su trío –otrora temible– de Benzemá, Cristiano y Bale no es el mismo de años anteriores. Pero Cristiano, menos efectivo en la Liga, es todavía una máquina de marcar en el continente y manda en la Champions con 9 goles.
Las dudas por el PSG es su desempeño como visitantes, porque perdió dos de sus últimas 4 visitas en la competición y ya se sabe que el Bernabéu es uno de los estadios más difíciles del Viejo Continente. Además, la lesión de Motta deja un hueco en el medio que ocuparía, supuestamente, un exmadridista llegado para reforzar a última hora: Lass Diarrà.
En el caso de los blancos, llevan 17 duelos sin perder en Champions League, desde su caída en marzo de 2015 contra el Schalke. Carvajal no está disponible por sanción, pero su sustituto ha sido siempre muy fiable: Nacho Fernández. Quizás la defensa sea uno de los puntos a tener en cuenta, por los habituales despistes defensivos de los últimos tiempos.
Desde el resultado del sorteo, en diciembre pasado, el mundo se frota las manos por ver, frente a frente, a Neymar contra Cristiano; al tridente del PSG contra el doble campeón consecutivo de Europa; el aspirante con dinero contra la aristocracia del fútbol. El momento ha llegado.