Fue una noche especial para Peter Goldsmith. Cuando la Regata de Velas “República de la Concha” se suspendió en 2003, él y su esposa Michele Geslin (fallecida hace unos años) fueron acusados por violar “el acta de negocios con el enemigo”. Se enfrentaron a un juicio con la amenaza de 10 años de prisión y 250,000 dólares de multa, solo por organizar esa carrera. Por suerte, su defensa tuvo éxito y ahora ha vuelto a navegar hacia la Isla…con todas las de la ley.
“Lo que ha hecho Obama es muy positivo”, dice Goldsmith a OnCuba, mientras exhala el humo de un buen habano y sujeta en su otra mano un mojito. Minutos antes había entregado la Copa simbólica de esta regata al comodoro del club náutico Marina Hemingway, José Miguel Díaz Escrich durante la fiesta de bienvenida a los más de 400 participantes.
Los fundadores de la Copa, con 55 embarcaciones de numerosos estados norteamericanos, consideran que es “un intercambio cultural a través del deporte”. Un evento posible gracias al cambio de política de Washington hacia Cuba y por una de las 12 categorías aprobadas para flexibilizar los viajes a la Isla.
La resucitada Copa República de la Concha se programó por una semana en un circuito que incluyó tres ciudades en Cuba y Estados Unidos: Key West, Varadero y La Habana, con premiación a cinco modalidades de veleros, uno de ellos el catamarán “Sueño Imposible” con tripulantes en sillas de ruedas.
Enterados de la cercanía de un nuevo frente frío, los marineros en su mayoría decidieron postergar la noche de premiaciones tras el tramo final del circuito triangular frente al malecón capitalino. La carrera “Castillo del Morro” se completó al dar la última vuelta a la boya de la bahía habanera y las embarcaciones tomaron rumbo al sur de La Florida.
Uno de los barcos, el Pretty Vegas, trajo consigo a estadounidenses y argentinos. Marcel Lescano vive en Andorra y dirige un club de velas. Vegas relató el mal tiempo que enfrentaron cuando trasladaron su bote de Miami a Key West para alistarse en la arrancada hacia el Estrecho de La Florida: “Hubo que demorar un día la salida por las condiciones adversas, pero tras la largada las condiciones fueron ideales”.
Hubo, no obstante, una víctima de aquellas olas de tres metros. En el único accidente, registrado la víspera de iniciarse la carrera, su compatriota Diego Abud fue llevado con urgencia al quirófano de un hospital de Key West por un fuerte golpe en la cabeza propinado por una vela. Al parecer solo le costó 18 puntos de sutura.
“Es que un colega no era ducho de timonel y cuando empezó la tormenta tuve que salir en su auxilio y fue entonces que recibí el mazazo. Mis compañeros a bordo me socorrieron bien rápido y con eficacia…así que por eso, estoy ahora haciéndole el cuento”, dice a OnCuba el propio Abud, fácil de identificar entre los centenares de marineros en el Club Hemingway por su vendaje en la frente.
Él, y sus coterráneos, con amplia experiencia en competencias en las aguas de Sudamérica y el Mediterráneo, elogian el “potencial de Cuba” de cara al futuro, celebran virtudes en su gente “con la ventaja de no padecer todavía la contaminación que uno ve en otras partes”.
“La premiación la haremos el año que viene”, advirtió Díaz-Escrich al auditorio. ”Pero los que deseen pasar el frente frío con nosotros…bienvenidos a bordo!”, les añadió el anfitrión.
Uno de los “lobos de mar”, oriundo de Tampa, bromeó sobre un candidato republicano a la presidencia y el futuro de estas competencias. “Esperemos que (Donald) Trump no pueda cambiar estos vientos a favor”, respondió el Comodoro durante la tradicional reunión de capitanes mientras otros curiosos seguían por un canal de televisión estadounidense, especializado en meteorología, los pronósticos de los próximos días.
Esta vez un drone también filmó el capítulo habanero de la regata que por primera vez encontró a su paso, del otro lado del vetusto muro capitalino, al conocido edificio de la misión diplomática estadounidense convertido en embajada desde el 14 de agosto.
Uno de sus funcionarios, el capitán de corbeta Derek Cromwell, encargado del enlace con el servicio de guardacostas, estuvo presente en la ceremonia del club Hemingway en representación del Encargado de Negocios, Jeffrey DeLaurentis, junto a otros directivos del Ministerio de Turismo cubano y de la náutica en la Isla.
“Vamos a mejorar la infraestructura de la Marina, con nuevas torretas, su sistema de iluminación, sus redes hidráulicas, con la automatización…va a cobrar nueva vida”, aseguró Domingo Cisneros, presidente del Grupo Empresarial de Marinas y Náuticas Marlin S.A.en torno a esta instalación con capacidad para 414 atraques y que se enfrenta cada día, junto a otros recintos cubanos, a desafíos inéditos por el interés de moda de los estadounidenses.
A diferencia de todas estas décadas, y gracias al proceso de restablecimiento de las relaciones bilaterales, los diplomáticos norteamericanos ya son invitados normalmente a actividades socio-culturales. Dos semanas atrás, por ejemplo, DeLaurentis, como parte del cuerpo diplomático acreditado en Cuba, estuvo en su primera actividad deportiva internacional en La Habana: el Grand Prix de Judo en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, donde en breves declaraciones a periodistas ponderó el papel del deporte como expresión cultural de tender puentes entre los dos países, mientras presenciaba la faena de atletas de la selección de las barras y las estrellas.
“Trece años después de suspendida se ha logrado revivir la Copa República de La Concha, para convertirse en la mayor regata realizada hasta ahora entre Cayo Hueso y La Habana”, afirmó Díaz-Escrich, también fundador, hace 24 años, del Club Hemingway y anhela que esta competencia se convierta en un clásico importante en los circuitos del sur floridano.
A pesar de las inclemencias del tiempo, que provocó dificultades en el programa pero que a nadie debió sorprender debido a la fecha invernal, los organizadores no ocultan su entusiasmo por la nutrida concurrencia de los deportistas de Estados Unidos, cuyo país es responsable del 70 por ciento de las actividades de la náutica a nivel mundial. Esta carrera abrió el calendario cubano de la Marina habanera que prevé para 2016 una veintena de competencias, la próxima, dentro de unos días y por primera vez: la regata Miami-La Habana organizada también en la Florida, por el Coral Reef Yacht Club y la Sothern Ocean Racing Conference.