Rigondeaux gana por KO, genera polémica

El boxeador cubano Guillermo Rigondeaux. Foto: Boxing HD.

El boxeador cubano Guillermo Rigondeaux. Foto: Boxing HD.

El campeón mundial profesional de las 122 libras, el cubano Guillermo Rigondeaux, defendió con éxito su faja ante el tailandés Sod Kokietgym, al ganar por knock-out a los 1.44 minutos del primer round, en el Venetian Macao, en China.

En su primera pelea fuera del territorio norteamericano desde el 2011 cuando combatió en Irlanda, el doble campeón olímpico derrotó convincentemente al asiático, que mostraba un impresionante record de 63 vitorias, 3 derrotas y un empate (28 KOs), y le cortó una racha de 37 victorias consecutivas este sábado

Ahora el cubano muestra balance de 14 victorias, 9 por la vía rápida, desde su salto al profesionalismo, pero esta victoria quizás no le reporte las simpatías de los fanáticos, y menos aún de la cadena HBO, al parecer renuente a televisar al criollo por su marcada incapacidad de generar espectáculo, a pesar de ser el mejor boxeador del mundo en su división en la opinión de muchos.

A mitad del primer asalto, un encontronazo accidental de cabezas envió a la lona al tailandés, quien se incorporo a duras penas. Al indicarles el referee que tocasen guantes, el boxeador asiático, al parecer aun aturdido, olvidó subir con prontitud los guantes, y Rigondeaux aprovechó para meter una combinación fulminante que decretó el fin de la pelea.

La acción, aunque legal, recordó a todos algo similar ocurrido hace tres años en el cuarto asalto de la pelea entre Floyd Mayweather Jr y Víctor Ortiz, cuando los límites del “defenderse en todo momento” y un golpe traicionero quedaron en evidencia. Ortiz había golpeado a Maywather con la cabeza, y mientras pedía disculpas fue atacado sin piedad por su contrario, decretándose el fuera de combate en ese instante.

En el caso de la pelea de Rigondeaux ya comenzó una oleada de críticas en las redes sociales, e incluso en medios de prensa oficiales, que califican el golpe decisivo como poco caballeresco. El cubano, dicen, se abalanzó sin miramientos contra un rival indefenso, a pesar de estar dentro de las reglas, pues ya habían tocado los guantes.

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