Robertlandy Simón: el equipo Cuba necesita tiempo

El voleibol masculino en Cuba apunta a un claro renacer. Con la inserción de una nueva y talentosa generación en varios circuitos profesionales, hay esperanzas de regresar a la élite a mediano plazo, aunque todo este proceso sería mucho más dilatado sin una estrella en el plantel como Robertlandy Simón.

El voleibolista cubano Robertlandy Simón en una acción de juego. Foto: Ricardo López Hevia / Archivo.

El voleibolista cubano Robertlandy Simón en una acción de juego. Foto: Ricardo López Hevia / Archivo.

La tranquilidad reina en Civitanova Marche, una pequeña comuna con cerca de 50.000 habitantes a orillas del Mar Adriático, al sur de Ancona. Tradicionalmente, la paz allí es inquebrantable, salvo en los veranos, cuando se alteran los ritmos habituales y el poblado se convierte en un retiro vacacional.

Pero últimamente, la calma puede romperse cualquier semana en esta localidad de la provincia Macerata, convertida en la capital mundial del voleibol a nivel de clubes. La Lube, el equipo de moda en el deporte de la malla alta, es responsable de semejante “alboroto” y la base de sus triunfos tiene un imponente sabor cubano.

Robertlandy Simón, Osmany Juantorena y Yoandy Leal son los tres ases antillanos del plantel, flamante monarca de Italia, de Europa y del orbe. Ellos se han convertido en auténticos ídolos para los fanáticos de Civitanova Marche, quienes, incluso, le “perdonan” las fiestas un poco subidas de tono que a veces organizan.

Simón, Juantorena y Leal, el trío cubano del Civitanova. Foto: Tomada de Twitter.
Simón, Juantorena y Leal, el trio cubano del Civitanova. Foto: Tomada de Twitter.

“Nos gusta reunirnos en casa de vez en cuando y hacer cosas juntos. Casi siempre ponemos música alta. Nosotros no nos damos cuenta, pero eso molesta, aunque los vecinos, como nos conocen, a veces nos aceptan y nos dejan pasar”, asegura Simón, un auténtico fenómeno mediático por su calidad en la cancha, su profesionalidad y su carácter desenfadado.

El portentoso central ha establecido su nicho en Civitanova, donde juega desde el 2018, pero esta es solo una parada más en su extensa hoja de ruta, que incluye también pasajes por Asia y América del Sur. El título de trotamundos no le queda grande, como tampoco el de conquistador, pues donde quiera que ha llegado sus remates han retumbado bien duro.

Campeón en Corea del Sur con el OK Saving Banks, rey indiscutible de América y del orbe con la camiseta del Sada Cruzeiro, y multilaureado en Italia con el Piacenza y la Lube, el antillano es ya una leyenda del voleibol moderno.

Pero más allá de sus aventuras, títulos y premios individuales con el traje de forastero, Robertlandy Simón se empeña en regresar a Cuba una y otra vez, casi siempre a tiempo para celebrar su cumpleaños el 11 de junio.

Este 2020 no va a ser la excepción.

Hace solo unas semanas aterrizó en la Isla, su Isla, dejando atrás un largo período de cuarentena en Italia. Ya en suelo caribeño, abraza a su familia, luego de pasar por un centro de aislamiento. “Allí nos trataron bastante bien, dentro de lo que cabe, a lo cubano, tú sabes”, afirma en exclusiva con OnCuba el astro del voleibol nacional.

¿Qué tal ha sido el regreso a la tierra?

Llegué en un momento difícil, como han sido los últimos tiempos desde que comenzó todo esto de la pandemia. Yo estuve 14 días aislado en una especie de motel. Fue elegante la atención, nos dedicaron bastante tiempo, conocí nuevas personas, hice nuevas amistades…

Creo que de eso se trata este momento. Hay que ser más humanos, hacer más amigos y dar una mano, seas quien seas. Ahora la humanidad tiene la oportunidad de demostrar que todos podemos ayudar, da igual si tienes dinero o no.

Roberlandy Simón: “Sigo siendo cubano”

Estabas en Italia durante la etapa de mayores afectaciones en Europa, ¿qué enseñanzas te dejaron esos días tan oscuros?

Allá fue bastante complicado. Los hospitales colapsaron por la cantidad de gente que llegaba diariamente. El mensaje de quédate en casa era y es muy importante, porque disminuyendo la cantidad de personas en los centros de salud podemos ayudar a los médicos a curar a las demás personas.

Aunque aquí en Cuba la situación no es tan crítica, hace falta que la gente entienda, que tenga medida de lo que significada mantener la distancia, y que se queden en casa por respeto a las personas mayores, por respeto a sus familiares y a quienes se arriesgan día a día para acabar con el coronavirus.

Cuando regrese el deporte, ¿qué cambios crees que supondrá para un atleta de primer nivel todos los protocolos de seguridad impuestos a raíz del coronavirus?

El deporte lo vamos a seguir practicando de la misma manera, lo que cambiará un poco es la forma de verlo. Por ejemplo, en Italia van a hacer todo a puerta cerrada, empezando por los entrenamientos, que eran bastante divertidos y la gente iba a verlos. Ahora no será así, y lógicamente en los partidos tampoco habrá público, solo se podrán ver los juegos por televisión.

Eso cambia la motivación del atleta. Ahora debes tener más concentración, apelar a la psicología. Es complicado, porque al final uno juega para los fanáticos, para que te vean. La esencia de nuestro juego es complacer a tus seguidores y los de tu equipo. Habrá que ser muy fuertes mentalmente para adaptarse a las nuevas condiciones.

La fortaleza mental de los jugadores será clave en el retorno a las competencias tras el coronavirus. Foto: Ricardo López Hevia.

¿Crees de alguna manera pueda revertirse el factor cancha en competencias a gradas vacías?

El factor cancha siempre incide en los partidos, y la diferencia entre local y visitante la marca el público. Un ejemplo clásico en Italia: Perugia y Módena tienen dos de las mejores aficiones de la Liga, ir a jugar allí es bien complicado. Ahora seguirán siendo fuertes como equipos, pero los visitantes van a jugarles con mayor confianza porque no habrá presión de los fanáticos.

Hablando de fanáticos, tú has vivido experiencias disímiles en Brasil, Italia, Corea y Qatar. ¿Con cuál has disfrutado más?

Todas las experiencias las viví al máximo y me costaría quedarme con una en específico. Por ejemplo, en Brasil me divertí mucho, porque fuera del volley es muy parecido a Cuba. Ellos son muy amigables, muy sociables. El nivel de juego también es bueno, pero en ese sentido nada como Italia.

Europa es en general una plaza muy fuerte, e Italia la más difícil de todas, el más alto nivel del volley hoy. Es un campeonato súper, en el que tienes que esforzarte siempre al 100 %, no importa que te enfrentes al primero o al último. Eso lo aprendí desde mi primera etapa en el Piacenza y ahora lo he reafirmado en la Lube.

Y de Corea… es un campeonato con sus dificultades. Yo estuve dos años ahí y fue muy difícil. Ellos entrenan mucho, hacen mucho físico y son complicados por esa parte. Al final terminé divirtiéndome bastante, porque ellos se vuelven como tu familia. Yo era el único extranjero y todo rodaba alrededor de mí.

Ellos te hacen parte del grupo, uno más. Fue bonito, allí aprendí a jugar otra posición, de opuesto. Te digo, al principio fue difícil, pero es una experiencia muy bonita, porque si salíamos, salíamos todos, si sufríamos, sufríamos todos, si llorábamos, llorábamos todos, y si éramos felices, éramos felices todos.

Todos bajo la sombra de Robertlandy Simón

¿Cuáles son los Ídolos de Robertlandy Simón?

Pavel Pimienta siempre fue uno de mis referentes. Me ayudó mucho cuando llegué al equipo nacional y es uno de los mejores centrales que ha pasado por Cuba, al menos de los que yo he conocido. Internacionalmente me quedo con Gustavo Endres. No lo llegué a ver mucho, pero jugamos alguna vez en contra y era bastante difícil como jugador. Súper técnico, muy rápido y con buenos movimientos.

Ya se cumplió un año del inicio del proceso para tu reinserción en la selección nacional. ¿Qué balance haces de esta nueva etapa?

Me gustó mucho volver. Al principio no sabía muy bien cómo iba a encajar, porque este equipo está lleno de muchachos de otra generación, a los que prácticamente no conocía. Traté de insertarme en ese grupo con nuevos pensamientos, con otras ideas. Pero al final, todos somos jugadores de volley con objetivos comunes y la cosa fluyó, ellos me aceptaron y yo me incorporé bien.

He estado poco tiempo, pero el proceso ha sido muy natural. Me he enfocado sobre todo en ayudar lo más posible, y es lo que quiero continuar haciendo en el futuro: contribuir al crecimiento de los muchachos, contribuir a que se conviertan en grandes jugadores, porque tienen potencial para eso.

La posibilidad de jugar en ligas profesionales también va a ser fundamental en ese crecimiento…

Lógicamente, uno de los puntos fuertes de muchos de estos jugadores es que podrán desarrollarse de manera individual en clubes. Algunos han mostrado su calidad en Argentina y ahora van a dar el salto a Europa, y López se va a Brasil, que es una liga brava. Ese fogueo, enfrentarse a otros métodos de entrenamiento, conocer a nuevos compañeros y entrenadores, y mantenerse jugando durante buena parte del año serán aspectos clave para su crecimiento.

El atacador central cubano Robertlandy Simón en una acción de juego frenta a Estados Unidos, en la final del Campeonato de Norceca de voleibol masculino, el 7 de septiembre de 2019 en Winnipeg, Canadá. Foto: @Norceca_Info / Twitter.
Robertlandy Simón es ahora el líder por excelencia de un grupo de jugadores cubanos con mucho talento. Foto: @Norceca_Info / Twitter.

Mi generación no tuvo ninguna de esas oportunidades, aunque podíamos jugar en la Liga Mundial juntos, lo cual nos hizo crecer como equipo. Eso también es importante, y creo que es uno de los objetivos del actual grupo, que se podrá lograr cuando se inserten en VLN (Liga de las Naciones).

Entonces, ¿qué le falta al equipo para entrar en la élite?

Le falta tiempo, fundamentalmente. Tiempo juntos, tiempo trabajando, tiempo de competencia en el máximo nivel. Al equipo le falta tiempo en todos los sentidos posibles. Por ejemplo, ahora tenemos un nuevo estadístico y él necesita tiempo para aprender; (Nicolás) Vives necesita tiempo para desarrollarse, interiorizar y aprender de todas las experiencias que está viviendo.

Lo otro importante es mantenerse juntos. Si eso sucede, creo que hay una gran oportunidad de pelear por títulos en el futuro.

Mirando al presente y a Italia, ¿cuánta importancia tiene jugar y triunfar en la Lube junto a otros voleibolistas cubanos?

Es grato jugar al lado de personas que conoces bien, con las que tienes las mejores relaciones y que siempre están dispuestos a ayudar. Juantorena y Leal son vitales en ese trabajo diario, apoyan al máximo, empujan…

Los cubanos tenemos nuestro poquito de salsa. Somos alegres, somos divertidos y eso se lo inculcamos al equipo. Siempre nos estamos riendo, haciendo bromas, pero cuando hay que ponerse serios trabajamos a full. Eso es lo mejor de trabajar junto a otros cubanos de mucha calidad. Ahora Marlon Yant se va a sumar y, aunque es muy joven, nos va a ayudar mucho a seguir siendo grandes.

¿Te preocupa el hecho de que la Lube tendrá que adaptarse a un nuevo armador la próxima temporada tras la salida de Bruno y la llegada de Luciano De Cecco?

Está claro que no es sencillo sustituir a un gran levantador como Bruno, no por gusto lo ha ganado todo. Por ello el club se enfocó en buscar a otro pasador de máxima calidad y lograron contratar a Luciano, gran amigo mío y de tremenda calidad en la cancha.

Sin Bruno (14), la Lube de Simón y compañía tendrá que adaptarse a las manos de un nuevo acomodador. Foto: Getty Images.

Jugué con él dos años en Piacenza hace ya seis temporadas y sé que viene con la misma hambre que tenemos en el equipo. Ahora somos un poco más viejos que cuando coincidimos, no tenemos la misma fuerza ni la misma potencia, pero espero encontrarme con él como lo hicimos en el pasado y luchar por ganar títulos, que es lo más importante.

¿Cómo logras mantener esa ambición después de haberlo ganado prácticamente todo?

Precisamente, continuar ganando es una de las cosas que te motivan y te mantienen vivo, con deseos de lograr algo más. También hay una cosa, es cierto que estoy en la élite, pero nosotros también perdemos, y cuando eso sucede te duele tanto que quieres volver a triunfar.

Las derrotas te incitan a trabajar, a esforzarte al máximo. En esa dinámica es muy importante tener compañeros que no aflojen en los entrenamientos, que nunca vayan para atrás. Si te rodeas de personas que nunca se rinden, pues entonces tú tampoco decaes y haces lo imposible en función de ganar.

¿Qué le faltaría a tu carrera?

Las Olimpiadas, pero ya va a ser difícil que lleguen.

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