Mientras la carrera por los puestos de wild card se pone al rojo vivo, ya contamos con el primer clasificado de la temporada de Grandes Ligas. También, cuando las miradas observaban las nuevas reglas que modificarán un tanto el curso del juego para la próxima campaña, los peloteros de Ligas Menores dieron un paso histórico, y sobre tal acontecimiento estaremos analizando en la columna de hoy.
¿Cuál es la fórmula para que los Tampa Bay Rays consigan el éxito? Pues esa solo la conocen Kevin Cash y Erik Neander. Lo único que podemos afirmar sobre ella es que el dúo Yandy & Randy es una de sus partes fundamentales. Por eso, estamos listos para indagar sobre algunas hazañas que los dos cubanos están consiguiendo. Sin más, cantemos el primer strike.
Primer Strike
En el transcurso de la actual temporada hemos analizado sobre la importancia que ha tenido Randy Arozarena y Yandy Díaz para la ofensiva de los Rays. Pero el objetivo de este análisis es observar el rendimiento de ambos en la segunda parte de la campaña, en la cual Tampa ha mostrado su mejor versión y, junto a los Marineros, Blue Jays y Orioles, luchan por un puesto del comodín rumbo a la postemporada.
Desde que comenzó la segunda mitad, los Rays juegan para (29-22), y solo los Astros, Phillies, Mets, Guardians y los Dodgers han ganado más juegos hasta el amanecer del pasado viernes. Por ende, en ese lapso, ellos han sido el conjunto que mejor han jugado de su división.
Durante ese tramo, Randy (152) y Yandy (157) han sido los mejores bateadores de Tampa según wRC+, métrica muy utilizada en la actualidad, que cuantifica la creación de carreras ajustada para tener en cuenta importantes factores externos como los estadios o la era en la que el jugador se desempeña.
Por si fuera poco, el villaclareño y el vueltabajero son los que más carreras han remolcado y más jonrones han conectado para la franquicia floridana, por lo que podemos catalogar de asombroso lo que estamos viendo de nuestros coterráneos.
Arozarena, ya nos tiene acostumbrados a tener segundas mitades de competencia espectaculares ¿Recuerdan por qué fue elegido Novato del Año en la contienda pasada? Pues sí, gracias a una segunda parte histórica. En esta temporada, no ha sido la excepción, su versión ha mejorado desde el Juego de las Estrellas, tal cual lo evidencia su línea ofensiva (Average/Promedio de embasado/Slugging/OPS).
Año 2021
Primera mitad: .251/.333/.400/.733
Segunda mitad: .308 /.389/.547/.935
Año 2022
Primera mitad .254/.314/.431/.744
Segunda mitad .295/.365/.495/.860
Por cierto, Arozarena es el primer antillano desde 1988 que logra empujar al menos 75 carreras y roba como mínimo 30 bases. Hace 34 años, lo logró José Canseco, en la que fue su campaña del 40-40. El otro cubano en conseguirlo fue Minnie Miñoso en 1951.
Por otro lado, tenemos a Yandy, quien está teniendo su mejor año, además, se sigue consolidando como uno de los bateadores más disciplinados del negocio. Tampoco olvidemos su versatilidad, la cual permite que defienda en cualquiera de las esquinas del infield.
El villaclareño, en este momento, tiene el séptimo porcentaje más bajo de swines a lanzamientos fuera de la zona (22.9 %) y, al mismo tiempo, obtuvo la sexta tasa más baja de fallas de swing (5.0 %). Todo esto se traduce en una excelente correlación entre boletos y ponches. Por ejemplo, Yandy ha sido retirado por la vía de los strikes en el 10.1 % de sus comparecencias, la segunda tasa más baja entre todos los bateadores calificados de Grandes Ligas, pero también ha logrado negociar pasaportes gratis en el 14.7 % de sus turnos, séptimo de MLB.
Yandy también quiere hacer historia: se puede convertir en el cuarto cubano que registra en una temporada con average sobre .290, OBP de al menos .400 y 70 boletos. Esos parámetros, con 130 choques disputados como mínimo, solo los han logrado . Anteriormente, lo han hecho Miñoso (cinco veces), Rafael Palmeiro y Tony Pérez.
Los Rays van camino a otra postemporada y su fórmula, guste o no, sigue generándoles buenos resultados. Pero, entre sus puntos positivos, está el dúo Yandy & Randy. Ellos se encargan de respaldar una ofensiva que, en ocasiones, sufre la falta de liderazgo.
Strike Dos
Esta vez no hubo sorpresas como ocurrió hace un año, cuando los Gigantes ganaron 107 juegos (uno más que los Dodgers) para quedarse con el título divisional y romper una racha de ocho banderines impuesta por el conjunto angelino en el Oeste de la Liga Nacional. Este año, simplemente, el mejor equipo del negocio demostró su superioridad.
En las oficinas del Dodger Stadium se dio un golpe de autoridad ocho días después que se levantará el segundo paro patronal más largo de la historia. El presidente de Operaciones, Andrew Friedman, contrataba por seis temporadas y 162 millones de dólares a Freddie Freeman, uno de los más sólidos bateadores de la actualidad. Con esa jugada, la franquicia puso en el terreno a un Dream Team que cuenta en sus filas con el mejor un-dos-tres que podamos imaginar para un lineup: Mookie Betts, Trea Turner y Freddie.
Pero esa es solo una parte de la perfección que muestra este conjunto, dado que en cada departamento obtuvieron grandes dividendos. Por ejemplo, ofensivamente los Dodgers amanecieron el pasado viernes liderando el Big Show en carreras anotadas, OPS y OBP. Al mismo tiempo, eran el equipo con la mejor efectividad y promedio de corredores embasados por entrada (WHIP) de sus lanzadores abridores.
Eso no es todo, su bullpen registró el tercer promedio de carreras limpias más bajo y fue el segundo que menos bases por bolas otorgó por cada nueve episodios. Por último, mostraron sus habilidades en el corrido de las bases y su defensa se ubicada entre las mejores de MLB.
Después de ver los anteriores datos, podemos entender porque en la pasada semana, en el juego 141 de la campaña, se convirtieron en el club que más rápido ganaba la división desde que la franquicia se mudó de Brooklyn. Una noche antes, ya habían asegurado un puesto en los play off.
Ahora, vamos a ver la otra cara de la moneda. Esta solo es una parte del plan que se trazó el manager Dave Roberts. La otra comenzará en octubre y es donde tendrá que coronar todo lo que consiguieron a lo largo de seis meses. Recordemos que, en los últimos 10 años, el club del Chavez Ravine ha ganado la división en nueve, pero en una sola ocasión terminaron abriendo el champagne en el Clásico de Otoño. En ese lapo, jugaron tres veces la Serie Mundial.
Es por eso que no se han convertido en una dinastía, a pesar, de que tienen lo necesario para serlo. Ahora, excluyendo ese punto, quizás no habíamos visto un equipo de Los Dodgers tan bueno como este.
Podemos argumentar la anterior afirmación de muchas maneras, pero la base de datos de Baseball Reference (Stathead) nos muestra una simple ¿Qué equipo de los Dodgers ha logrado batear como mínimo .260, con un OPS de .790 y, al mismo tiempo, ha lanzado por debajo de 2.85 con un WHIP inferior a 1.10 en los primeros 142 choques de la campaña? La respuesta solo arroja dos resultados: los Dodgers de 1913, año que se hizo oficial las carreras limpias, y los Dodgers de este 2022.
Veremos que sucede en las próximas semanas, pero, al menos ya tienen parte de la batalla ganada. La otra comenzará a partir del 7 de octubre en el inicio de la postemporada, instancia en la que los niños se separan de los adultos y la historia cae por su propio peso.
Strike Tres: ¡Strikeout!
Desde que las Ligas Menores (MiLB) fueron creadas en 1901, la voz de los jugadores jamás había tenido tanto peso como en los últimos días. La repercusión ha sido tanta, que a MLB no le ha quedado otra opción que aceptar la asociación con el Sindicato de peloteros de las Grandes Ligas (MLBPA).
Hay que entender algo, lo primero, es que todo tiene un límite y el de los empleados de las Ligas Menores se agotó desde hace tiempo. Viajes extensos por carreteras, bajos salarios y paupérrimas condiciones de vida son algunos de los problemas que los peloteros han tenido que afrontar a lo largo de los años mientras se integran al sistema de granjas de cada franquicia.
Hay un dicho popular que encaja perfectamente con esta situación: “Todo no es color de rosa”. Para que un jugador logre debutar en MLB, tiene que pasar por eso, y, a veces, están destinados a no triunfar, por lo que, en el mejor de los casos, pasan toda su carrera en MiLB.
La noticia buena es que las cosas están cambiando, aunque, debemos entender que, para cumplir con los objetivos, viviremos un largo proceso. Desde el año 2020, a consecuencia de la pandemia y las situaciones mencionadas anteriormente, se creó una organización sin fines de lucros para respaldar a los jugadores de MiLB (Advocates for Minor Leaguers).
En tan poco tiempo, dicha organización ha logrado dar pasos importantes. Primero, obligó a que MLB pagara 160 millones de dólares a los jugadores de MiLB por tal de no ir a un juicio, debido a los bajos salarios, aunque sigue otra demanda en pie por el mismo problema.
También, lograron que los equipos le pusieran viviendas a cada pelotero. En el pasado, tenían que dormir cuatro o cinco personas en una habitación para poder pagar el alquiler. Por último, los pagos subieron, aunque todavía son bajos respecto a la media.
El pasado 29 de agosto la MLBPA le envió una carta a cada jugador de MiLB para que la firmaran si estaban de acuerdo con ser representados por ellos. Tal hecho, ha marcado un antes y un después en la historia del béisbol.
Según el propio sindicato, la gran mayoría de las cartas ha sido firmadas y eso le da la potestad a la Asociación de representar a los peloteros de MiLB. El otro procedimiento también lo inició Tony Clark (director ejecutivo de MLBPA) cuando le preguntó a MLB si aceptaba la nueva sindicalización.
En caso de que el comisionado de MLB, Rob Manfred, la hubiese rechazado, entonces no quedaba otra alternativa que dirigirse a la Junta de Relaciones Nacionales de Empleo para obligar una votación. De esa forma, si el 50 % de los peloteros estaba de acuerdo, entonces, la junta obligaría a reconocer el proceso. Pero, la respuesta fue positiva y MLB reconoció tal paso a pesar de que tienen que contar las firmas de las cartas (Con más del 33% se puede sindicalizar).
Es importante comprender que el jugador no mejorará sus condiciones por unirse a la MLBPA, pero, gracias a eso, podrá sentarse en la mesa para negociar un Acuerdo Colectivo (CBA) con la MLB, como mismo lo hicieron los jugadores que integran el roster de 40 hace unos meses.
Así comenzará una nueva era y, para los jugadores latinos, especialmente los cubanos, será muy positivo. Con un CBA bien negociado, pasarán menos trabajo. Aunque, lo mejor que puede suceder dentro del mismo, es un draft internacional. De tal forma, se minimiza la corrupción y termina el proceso más oscuro de las Grandes Ligas: el período de firmas internacionales.