La celebración de una cita estival siempre motivó fantasías excepcionales. Todos los fanáticos del deporte soñábamos con épicos triunfos que inyectaran en vena una pizca de orgullo nacional. Sin embargo hoy, a escasos días de la inauguración de los trigésimos Juegos Olímpicos de la modernidad, el escepticismo reina en el corazón de la mayoría de los ciudadanos de la tierra de José Martí.
Montreal, Moscú, Barcelona, Atlanta, Sydney, Atenas, todas ciudades fastuosas que fueron testigo de la soberana calidad de los deportistas cubanos. Allí se titularon monarcas olímpicos los Teófilo Stevenson, Javier Sotomayor, Omar Linares, Mireya Luis, Alberto Juantorena, Félix Savón, Orestes Kindelán, María Caridad Colón, y muchos otros que glorificaron la Edad de Oro del deporte patrio.
Pero aquello es historia, preciosa, irreverente, magnífica, pero historia. En este cálido 2012, Cuba asistirá a los Juegos de Londres con los dedos cruzados, añorando suerte, esa que un día la teníamos de fiel aliada y que en Beijing, cuatro años atrás, nos abandonó y propició el toque de sirena anunciando la llegada de la crisis de resultados.
En la capital británica, la Mayor de las Antillas pondrá en liza 110 competidores, de ellos 45 mujeres, con las esperanzas doradas puestas en contados frentes de batalla, léase el luchador Mijaín López, el vallista Dayron Robles, la discóbola Yarelis Barrios, los boxeadores Julio César La Cruz y Lázaro Álvarez, y el talentoso judoca Asley González.
Solo Mijaín -abanderado-, Dayron y Julio César ostentan el cartel irrevocable de favoritos aunque deberán esforzarse al máximo para lograr el cetro porque, señoras y señores, son unos Juegos Olímpicos, la competencia cumbre del deporte mundial, la que todos quieren en sus vitrinas.
Este levantamiento de presuntas medallas de oro es tan utópico como deprimente. Al escribir estas líneas recuerdo las delegaciones cubanas que acudían a estas citas cuatrienales plagadas de campeones del orbe, tanto a nivel individual como colectivo, con pronósticos de entre 8 y 15 títulos. Realmente inspiraba temor la comitiva nacional, líder absoluta -por mucho- de Latinoamérica y el Caribe.
Ahora se va a Londres con el objetivo de superar la actuación de Beijing. Irrisorio objetivo. En la capital china Cuba solo conquistó dos preseas áureas y concluyó en el sitio 28 del medallero general, una estruendosa caída en picada que en realidad pocos presagiaron para ese momento pero que todos sabíamos ocurría en el futuro a corto plazo.
¿Superar Beijing? Posible. ¿Igualar los 14 cetros de Barcelona-1992?… Solo resta esperar. La cita de Londres correrá sus cortinas el venidero 27 de julio y se extenderá hasta el 12 de agosto. Todos soñamos con la resurrección del deporte cubano en la cuna de Shakespeare, aunque todavía se debe cambiar todo lo cambiable, que no es poco, para no tener que buscar el oro con lupa.