Yadiel Torres salió de Cuba en el año 2009. Él integra un extenso grupo de peloteros que buscaban firmar con alguna organización de Grandes Ligas y no lo logró. Atrapado entre las encrucijadas de mala representación, lesiones, altibajos de ánimo y la desesperanza del sueño perdido, Torres lleva su tristeza con austera tranquilidad. Sabe que estuvo cerca del objetivo. Otras cosas fallaron.
Durante su estancia de casi seis años en República Dominicana asistió a cinco showcases (presentaciones ante scouts) y a más de 15 academias de organizaciones de MLB. Inobjetablemente siempre ocurría algo. En ocasiones su brazo no le respondió, pero cuando lo hizo, las negociaciones nunca se materializaron.
Los scouts de Tampa Bay Rays lo tuvieron en la mira, pero –como ya es sabido– los agentes y el equipo involucrado de las ganancias, lo estancaron como un lanzamiento en cambio, frenado, con tal de conseguir algunos miles de más.
El apodado “Pipe” tiró seis temporadas en Cuba, a razón de cuatro campañas con Metropolitanos y dos con Industriales. No pasó por escuelas que lo enseñaran a lanzar, como la EIDE o la ESPA, fue aprendiendo sobre la marcha y acumuló marca de 11-27, con 5.20 de efectividad.
En los seis años que residió en Dominicana, el cubano atravesó por diferentes estados. Llegó a lanzar 94 millas. Integró dos veces la nómina de equipos de la liga invernal quisqueyana: en 2010 militó en los Toros del Este, donde estuvo cerca de Charlie Morton, Brandon McCarthy y Andy Dirks; y en 2012 se uniformó con los Tigres del Licey.
Entre tiempo y tiempo se decepcionaba al no conseguir un acuerdo con los equipos de MLB. Se frustraba, al pelotero lo recorría el cansancio mental de entrenar cada día y no ver el final. Tuvo un par de lesiones que lo separaron del béisbol por temporadas de hasta un año. Entrenaba niños en una academia, le pedían consejos.
Viajó a Nicaragua y aceptó el reto con los Gigantes de Rivas en 2014. Allá se reencontró con Germán Mesa. Torres se sintió mal del brazo y decidió regresar a Dominicana luego de dos aperturas. Fue a la oficina del equipo y pidió su salida.
Hace poco, el zurdo accedió a conversar con OnCuba. Estas fueron algunas de sus palabras:
¿Qué es lo que más extrañas del béisbol?
No poder seguir pitcheando.
¿Cuántas veces al día piensas en lo que pudiste hacer y no fue?
Muchas. A veces en mi casa cuando estoy solo me pongo a realizar las mecánicas del lanzador. Lo único del deporte que me gustaría volver a hacer si fuera a Cuba sería pitchear en el Latino.
¿Entre los dos equipos de la capital (Metros-Industriales) en cual te sentiste mejor?
En los dos.
¿Qué bateador se te hizo más difícil de dominar en la Serie Nacional?
Yordanis Samón le daba a todos mis pitcheos.
¿Y el que te era más fácil sacarle out?
No lo conocía bien, pero a uno que siempre dominaba era Joan Carlos Pedroso. Recuerdo un juego que lo ponché tres veces.
¿Te sientes incompleto al no poder cubrir todo el camino que habías trazado?
Lo único que me dejó incompleto fue no haber firmado y no jugar profesional en los Estados Unidos. Por lo demás no me siento mal. Jugué en la Liga Dominicana con muchos Grandes Ligas, también en Nicaragua. Recorrí parte del camino, pero me faltó el empuje final.
***
Días antes de marcharse de Dominicana, Torres visitó una de las academias en las que alguna vez se presentó ante scouts y escuchas de Grandes Ligas. Un amigo que lo conocía le dijo: “Cuba, tu pudiste haber firmado. Lástima que el hombre que te tenía no aceptó la oferta que le hizo Tampa”.
Yadiel miró con nostalgia hacia el horizonte. Su agente lo hizo a un lado cuando Torres no logró darle la suma que pedía, hasta que el pelotero lo abandonó. Una lucha constante entre dinero y futuro. No existe la solidaridad humana y la avaricia se interpone en tiempos donde reinan otros parámetros.
“Me decepcioné. Me sentí estancado”.
Entre los ejemplos de peloteros cubanos que emigraron buscando un sueño, Torres se halla en un terreno privilegiado. Muchos ni siquiera pudieron jugar en Ligas Invernales, no sintieron lo que significaba treparse a un box o ir al bate, aunque fuera por un breve lapso. Torres lo hizo. Hubo momentos en los que sintió esperanza.